domingo, 25 de septiembre de 2016

Encaje en blanco: la zanahoria silvestre.

A finales de Agosto la sufrida zanahoria silvestre (Daucus carota), llena los prados de Asturias de copos blancos que mirados de cerca, tienen la estructura de los encajes más sutiles. Es fácil de reconocer y a estas alturas del año se adueña casi en exclusiva de terrenos baldíos, pastizales e incluso los bordes de los caminos.
 
Quizás algunos no saben que esta humilde planta ha dado lugar, tras siglos de hibridación y mejoras, a nuestra zanahoria común, la segunda hortaliza más consumida del mundo. Esta planta umbelífera de la misma familia que el perejil o el hinojo tiene una gruesa y potente raíz donde almacena los azucares que darán lugar a los nuevos tallos y flores. Es una planta extremadamente resistente y versátil que se adapta a las situaciones más variadas y que se distribuye por casi todo el hemisferio norte. Parece que ya  se empezó a cultivar en la zona de Afganistán hace casi 4000 años. Los romanos la cultivaron con profusión y los árabes la introdujeran en la península ibérica donde se cultivaron diversas variedades originarias del norte de África, pero no sería hasta el siglo XVIII cuando los holandeses consiguen la hortaliza rosada y fresca que hoy en día conocemos y que se cultiva en todo el mundo. Además, sus hojas, raíces y semillas, se utilizaron en infusiones por sus propiedades medicinales e incluso para la elaboración de aceites y perfumes.
 
 
La umbela tiene en su centro una flor estéril de color rojizo o pardo que, los expertos dicen, sirve para atraer a las moscas, que son su principal polinizador. Una vez polinizado la umbela se cierra para guardar las semillas que serán más tarde distribuidas por los pájaros y el viento por todas partes.
 

Dos umbelas, una ya polinizada a punto de cerrarse.

Mosca en plena faena polinizadora.
Un prado totalmente cubierto de Daucus carota.




Esta planta crece con la misma facilidad en terrenos pedregosos.


Esta planta florece con profusión durante un par de meses y conviven en la misma planta umbelas ya polinizadas y otras en plena floración.




 
 

viernes, 23 de septiembre de 2016

Con la sombra a cuestas: Plantas


Phyllitis scolopendrium y Hakonechloa macra aureovariegata.
Ningún jardín permanece estable. Eso es un hecho, y aquél que piense que, una vez diseñado y plantado, el trabajo ya está hecho, se equivoca y está muy lejos de la realidad. Uno de los problemas más importantes que uno tiene que hacer frente, según el jardín madura, es el incremento de los espacios en sombra. Todo tiene que ver con aquellos arbolillos de pequeño tamaño que plantamos un día y que, sin que nos demos cuenta, se han convertido en gigantes. No todos los árboles se pueden podar, o aguantan podas drásticas. Además, gran parte del encanto de un jardín está en esos árboles maduros que aportan estructura durante el invierno y sombra y frescor durante el verano. El problema es que aquellos arbustos y plantas que habíamos plantado al lado ó debajo de los arbolillos dejan de florecer o ya no tienen un aspecto saludable. Es el exceso de sombra, sin duda, además de la falta de humedad, ya que las raíces del árbol absorben toda el agua disponible.
 

Muchas plantas y arbustos sobreviven relativamente bien en una sombra ligera, pero basta un poco más de sombra de la adecuada y las flores desaparecen. El jardín ya no es el mismo. En "la Barrosa" me está pasando algo de eso y en estos últimos años he comenzado, inevitablemente, a realizar cambios. Algún árbol ya se ha ido y un par de ellos más tendrán que irse. Es ley de vida. Mientras, he comenzado a añadir plantas vivaces nuevas para estos espacios de sombra profunda: hostas, helechos, gramíneas, heucheras. La verdad es que pocas cosas más se pueden conseguir en los viveros de esta zona. Espero mejorarlo en los próximos años.

Algunos arbustos que han dado buen resultado en sombra en el Jardín de la Barrosa:
Parterre en sombra total: Evonimus, Nandina, Weigela variegada y Aucuba japónica.

Arces japoneses: necesitan sombra al menos durante la parte más calurosa del día. Sin embargo en sombra total tienden a decolorarse y las hojas amarillas o rojas viran al verde oscuro.
Hipericum: de floración amarilla, prospera bien en sombra pero su floración es más escasa.
Evónimos: de cualquier tipo. Les gusta la sombra si bien tienen tendencia a coger "oidio" en sombra total.
Aucuba japónica: sin duda es uno de los mejores arbustos para sombra, incluso sombra total. Algunas variedades tienen unas hojas y bayas muy llamativas
Fatsia japónica: Es un arbusto que funciona bien en sombra casi absoluta.
Nandina domestica: Esta planta asiática, similar al bambú, aguanta perfectamente cualquier tipo de sombra y aunque su coloración otoñal no es tan intensa, las flores y bayas son muy vistosas.
Bambú: Al bambú le encanta la sombra y no le perjudica en absoluto. Se pueden podar en forma de bola para que aguanten las nevadas con lo cual no pierde su forma ni se rompe.
Acebos (Ilex aquifolium). De cualquier tipo y coloración, especialmente los "argéntea y variegata" iluminan cualquier espacio de sombra.
Hortensias: También de cualquier tipo, aunque odian la sombra seca bajo grandes árboles y necesitan humedad casi permanente.
Skimmia japónica: Una planta de hoja perenne brillante. Le va bien la sombra aunque yo creo que en sombra total apenas florece y se queda sin bayas.

Dryopteris, Eleagno e hiedra variegata.
No he tenido éxito con Azaleas, Pieris, y otras plantas de tierra ácida ya que el sustrato de mi jardín es excesivamente arcilloso.
 
En cuanto a las plantas vivaces y bulbos he comenzado a experimentar con algunas gramíneas, principalmente, Carex. También con agapantos, hostas, helechos autóctonos, heucheras, bulbos de varios tipos, etc. Mi próxima tarea será conseguir plantas vivaces que florezcan bien en sombra en esta zona. Si alguien tiene sugerencias me encantaría oírlas.

Hosta, helecho (scolopendrium) y heucheras.

"Heuchera Chocolate"

Floración Hosta Fortunei.

Hosta Fortunei y Heuchera  Obsidian.


Suelo coger los helechos del natural y tenerlos un tiempo en maceta antes de trasplantarlos a su lugar.
Osmunda regalis (helecho real)

Asplenium billotii.

Helechos y Agapantos.

Phyllitis Scolopendrium de buen tamaño.

Dryopteris affinis bajo un arce.

Dryopteris affinis de gran tamaño y Acer palmatum Osakazuki.

Hosta y helechos.

 

Eucomis autumnalis (pineapple Lily)


Carex Everest y Scolopendrium.

Hosta, Carex y Heuchera.
Skimmia japónica y Ilex argentea "Ferox"

Heuchera "Caramel"
Weigela variegada y Aucuba japónica.

 
 

jueves, 15 de septiembre de 2016

Tiempo de arándanos en el Puerto de Piedrafita.

Planta del arándano azul (Vaccinium) con sus preciosos colores otoñales.
El puerto de Piedrafita es uno de los tres puertos de montaña que comunican el concejo de Aller con la vecina León y, sin duda, de los tres -San Isidro, Vegarada y Piedrafita- es el más salvaje y el menos frecuentado. El primero tiene carretera asfaltada y una estación de esquí, el segundo una pista de tierra que durante parte del año permite la circulación fluida de vehículos todo-terreno. Al tercero solo se podía acceder, al menos hasta ahora, tras una larga caminata de varias horas a través de un camino muy deteriorado y empinado, solo apto para buenos caminantes.
 
Hace tan solo unas semanas han abierto una pista forestal que comunica la pequeña aldea de Llaranzanes con el pueblo leonés de Piedrafita. Para bien o para mal, eso significa que este paraíso paisajístico está abierto ahora a la circulación de vehículos y al trasiego de personas. Las cosas ya no volverán a ser igual, sin duda, y muchos prados y caserías abandonadas recobrarán una nueva vida aunque sea a costa de perder gran parte de su encanto y belleza. La pista forestal ya ha abierto una enorme cicatriz en el bosque de hayas, uno de los más grandes y mejor conservados de esta zona. De camino ya he visto materiales nuevos al lado de cabañas construidas con lajas de piedra, lo que augura cambios en poco tiempo.
 
Bosque de hayas de camino al puerto de Piedrafita
 
Hacía muchos años que los pueblos de ambos lados del puerto pedían que se abriera un camino para  vehículos que pudiera evitar el abandono y traer algo de riqueza a una zona muy deprimida y despoblada. Dice la gente que justo antes de la Guerra civil se estaba a punto de construir una carretera que iba a comunicar Piedrafita en León con Casomera en la parte asturiana. Las obras quedaran interrumpidas durante la contienda y nunca más se reanudaron. El camino cayó en el olvido y en los últimos años se habían abandonado también la mayor parte de las caserías y prados.
 
Cabañas abandonadas y cubiertas de helechos
 
El topónimo  Piedrafita es bastante común y significa "piedra hincada" no se si aludiendo a algún mojón o marcador, o a accidentes del terreno. La comunicación entre Asturias y León a través de este puerto de montaña fue muy activa durante siglos, e incluso se usó como parte del Camino de Santiago, quedando restos de una capilla en una zona del puerto y trozos de camino bien enlosados en algunas partes. Es un puerto más agreste y árido que los dos anteriores, con pocos pastizales y laderas resecas en la parte orientada al sur, mientras en la parte que da al  norte se transforma en un bosque casi impenetrable. Os dejo algunas fotos de estos inicios de otoño. He aprovechado la excursión para recoger algunos arándanos. Este año, debido a la sequía, son escasos y de menor tamaño que otras veces. pero de un sabor concentrado y agridulce, excelentes para hacer licores o mermeladas.
 
Ladera sur en la subida al puerto. La protuberancia del centro se le conoce como Pico del Huevo o el Pezón.



Curiosa cabaña mimetizada entre dos rocas.



Interior de cabaña.


Cruz tallada en uno de los marcos de la puerta.



Rosal silvestre (Rosa canina). Al fondo el pico denominado "El Estorbin" (2.123 m.)


Cabaña con techo de lajas de piedra ("llábanas")


Casi todas las cabañas de la zona tienen inscripciones sobre los dinteles de las puertas con nombres y fechas. (esta dice Jesús Román Pérez Ordóñez, 1881)


Puerta con incrustaciones de clavos y herraduras antiguos.


Cabaña y fresnos.



Pila de piedra para bebedero de animales.


 
Portilla de madera. Al fondo el Estorbin, el pico más alto del concejo.


Otra cabaña en la majada de Campanal de arriba (1.320 metros)


Paisaje en la ladera norte. Bosque mixto de hayas, abedules y  cafrenos.



Los serbales (Sorbus aucuparia) están cubiertos de bayas rojas.


Cabaña de lajas  y pared seca. Serbales (cafrenos) y fresnos bordeando las paredes.


 Abedul (Betula alba) en medio de plantas de arándanos.


 Bayas de Cafreno o serbal (Sorbus aucuparia)


 Bosque mixto de abedules, cafrenos  y arandaneras a 1.500 metros de altura.





Teesdaliopsis conferta, una planta extremófila que crece a gran altura en lugares pedregosos.



Puerto de Piedrafita mirando hacia León. La vegetación a 1.700 metros de altura es de brezos y ericáceas. Apenas hay pastizales debido a la sequedad del terreno.





 Cabaña cubierta de musgo y abedul (Betula alba).


 Arandanera azul (vaccinium)



Arándanos listos para su uso.


Arándanos macerando en un buen orujo. Más tarde añadiré un almíbar de azúcar.. Uno de los mejores licores que uno pueda probar.