martes, 30 de abril de 2019

Aguileñas en la Barrosa.


Aguileñas híbridas de diferentes colores (Aquilegia vulgaris)
En el norte de España es común ver las campanas azules de la  Aquilegia vulgaris creciendo en los bordes de los caminos, en prados o cerca de arroyos y riachuelos. Nunca fallan, y sus tallos florales permanecen largo tiempo en flor, especialmente si están a la sombra.  Crecen en el mismo lugar durante un tiempo, y de repente un año desparecen sin más. En la Barrosa solía tener varias plantas cogidas en el monte hasta que hace un par de años compré un sobre de semillas de Aguileñas híbridas  y las planté en una maceta. Germinaron con mucha facilidad y al poco tiempo ya tenía un montón de plantitas que en el otoño trasladé al jardín cuando ya habían alcanzado un tamaño adecuado.
Aquilegia vulgaris silvestre.
La Aguileña es una planta de la familia de las ranunculáceas, lo que quiere decir que sus raíces alcanzan un buen grosor con el fin de almacenar  nutrientes y agua suficientes. Son plantas perennes, aunque no duran muchos años, pero a menudo sus semillas se expanden y suelen germinar en otras partes del jardín. Las que yo he comprado son híbridos lo cual quiere decir que  sus semillas son estériles y no van a salir en otras partes. En unos años tendré que plantar nuevas semillas si quiero reponer las que vayan desapareciendo.
Las Aguileñas son muy útiles como planta de primavera, especialmente si, al igual que ocurre en la Barrosa, en el jardín hay muchos espacios de sombra. Florecen justo cuando acaban los bulbos de primavera y llenan de color el jardín en un momento en que todavía hay pocas cosas en flor. Las flores llegan a durar cuatro semanas, especialmente si están en semisombra. Una vez florecidas se pueden cortar los tallos florales y la planta mantiene un aspecto relativamente digno el resto del año, con hojas frondosas que incluso cambian de color en otoño, lo que no ocurre con  muchas otras plantas que florecen en primavera que, tras la floración, las hojas se marchitan y dejan un espacio vacío, que a menudo hay que llenar con otras plantas.
La Aguileña es una planta que crece principalmente en Europa aunque también hay especies en Norteamérica. A menudo las que se venden para jardinería son híbridos cuyas flores tienen un tamaño mayor y son muy llamativas. También se pueden encontrar cultivares de diferentes tamaños, desde unos 10 cm hasta 50 o 60. Si tienes Aguileñas de varios clases y colores en el jardín se cros-polinizan con mucha facilidad. No se suelen ver mucho en los viveros, al menos aquí en el norte, ya que no es una planta que crezca bien en maceta, así que lo mejor es plantarlas de semilla que se pueden encontrar con mucha facilidad y es una de las perennes más fáciles de germinar y cultivar. Eso si, hay que esperar hasta el año siguiente para ver las flores. Por otra parte las flores de las Aguileñas, como podéis ver en esta entrada, son extremadamente fotogénicas. Sus pétalos parecen casi transparentes y reflejan la luz de una manera difícil de encontrar en otras flores. Su forma acampanada con espolones en la parte posterior les da un aspecto muy atractivo. Son sin duda una de las bellezas del jardín en esta época y espero no aburriros con tantas fotografías.
 
Mientras florecen las Aguileñas, comienzan a despertar los Iris en la Barrosa y las plantas perennes crecen unos centímetros cada día. Las hojas de Arces y Arbustos llenan de color el jardín, al igual que las Euforbias, y la hierba crece sin parar. Es uno de esos momentos en que las tareas se multiplican y uno nunca parece tener suficiente tiempo para todo lo que hay que hacer.
 
Las Aguileñas son extremadamente fotogénicas.
 
 
 
Aquilegia canadensis.
 

 

La transparencia de los pétalos es de una gran belleza.
Aguileñas en la Barrosa en una zona de sombra bajo los árboles.
 
 
 
Estas plantas híbridas nacidas de semilla han salido de colores muy llamativos.

Aquilegia vulgaris  y Dicentra espectabilis combinan muy bien.
 
Euforbia y Evonimus rastrero.

Acabo de plantar este  pequeño Arce (Acer palmatum Shaina) en el jardín después de un año de aclimatación en maceta.

Salvia officinalis "Tricolor".

La Clematis "Montana" crece desmesuradamente todos los años. Una de las más vigorosas.

Los lilos (Syringa vulgaris) también están en plena floración.

Los Sedum palmeri aguantan temperaturas de varios grados bajo cero sin inmutarse.
Los Iris reticulata (Iris holandés) comienzan también sus floraciones.


Colores de primavera (Cornus, Skimmia, Buxus)

A la Nandina domestica comienzan a crecer nuevas hojas aún con las bayas de otoño.

Vista de la Barrosa.

Glicinia y Arce.
 
Una vista de la Barrosa.

Euforbia y plantas perennes comenzando a emerger del invierno.

Los manzanos comienzan a vestirse de flores en la Barrosa.

 

viernes, 26 de abril de 2019

Excursión por los montes de Conforcos.


Casería en los montes de Conforcos. Como en muchos otros pueblos asturianos, las tierras buenas de prados estaban a gran altura, a horas de caminos de los pueblos.

La aldea de Conforcos escondida en una ladera.
Conforcos es una pequeña aldea escondida en la ladera de una montaña a unos pocos kilómetros de la Barrosa. Ya hablé de este lugar en otra entrada hace un tiempo, pero apenas conocía los montes y vegas (tierras de cultivo) que rodean el pequeño pueblo, cuya iglesia ya aparece citada hace diez siglos, y conserva importantes tallas románicas y medievales. Conforcos es un ejemplo clásico de como se elegían los asentamientos hace muchos tiempo, reservando el escaso terreno llano para el cultivo y prados, y construyendo las casas en laderas empinadas o en los  riscos. La aldea tiene una preciosa vega llana y abundantes caserías y prados que apenas son visibles desde la carretera, lo cual explica el que tuviera una población de varios cientos de personas en el siglo XVIII y hoy, al contrario, como muchos otros pueblos, esté casi deshabitada.


Vega de Conforcos donde antaño se plantaba escanda y maíz.

El objetivo de esta excursión, además de conocer el paisaje en torno a la aldea de Conforcos, es comprobar in situ el emplazamiento de un supuesto "poblado neolítico" recientemente identificado en un lugar llamado "El Collaon del Arca" a 1250 metros de altitud,  y que aparece descrito en la revista cultural del concejo de Aller "Estaferia Allerana". La misma revista menciona también un probable túmulo neolítico al que alude el topónimo "arca" cuyas grandes lajas de piedra, de procedencia desconocida, fueron reutilizadas en una finca cercana donde aparecen enterradas a modo de cierre. Los poblados neolíticos y túmulos funerarios a gran altura son bastante comunes en Asturias y hay bastantes ejemplo en otros montes cercanos como en el Rasón, en este mismo concejo. Hay que tener en cuenta que en esa época los habitantes de Asturias viven aún de la caza, la recolección de frutos y de una incipiente ganadería. Dado que muchas de las zonas más bajas de las montañas y valles están cubiertas de espesos y, a menudo, infranqueables bosques, buscan las zonas en torno a los mil metros donde el bosque da paso a las praderías, más accesibles para el ganado y la caza. Eso explica la abundancia de poblados neolíticos y enterramientos a esa altura. Más tarde, cuando la agricultura se afianza, bajarán a las zonas más llanas y cercanas a los ríos.

Llegamos al lugar y sacamos las fotos correspondientes. Aún se identifican relativamente bien las zanjas que delimitaban el presunto poblado. Desde el lugar hay una vista de casi 300 grados en torno a las montañas y puertos que separan Asturias y Castilla. No podrían haber elegido un sitio mejor. En cuanto a las lajas del túmulo, las vemos cerrando la finca mencionada. Decenas de ellas de un grosor de 10 cm o más aparecen enterradas a modo de cierre. Su traslado debió de suponer un enorme esfuerzo aunque es fácil suponer que utilizaron una pareja de animales y un forcado para el arrastre, ya que la distancia de la finca al túmulo no es muy grande. Cuando se realizó esa reutilización es muy difícil de decir. Probablemente hace más de cien años.

La nieve aún permanece en las montañas. La primavera está siendo fría y lluviosa. Apenas unas anémonas se atreven a levantar sus cabezas entre la helada vegetación. Aquí os dejo unas fotos de este paisaje. Espero que os gusten.






Algunas cuadras y casas comienzan a derrumbarse por el abandono rural.
Iglesia y casas de Conforcos.

Lunaria annua, creciendo en el borde de un prado.

Manzanos en flor.

Lunarias a los pies de una higuera.

Caléndulas y Lunarias en una casa abandonada.

Casa de buena construcción de piedra en el pueblo.




Ganado de raza asturiana pastando en los prados cercanos al pueblo.

A media hora de camino del pueblo los prados son abundantes y bien conservados. El verdor de inicios de primavera contrasta con los árboles aún sin hojas.


Ajuga reptans en un prado.

La primavera está siendo fría y lluviosa y las hojas apenas comienzan a despuntar en los árboles.



Establo para el ganado rodeada de fresnos y cerezos. En las construcciones se usan lajas de piedra para el tejado, a veces combinadas con tejas de barro.

´Típica cuadra para el ganado y cabaña rodeada de árboles.

A partir de los mil metros, la piedra es escasa en esta zona y de mala calidad.

El color verde de los prados y un cerezo en flor destacan en esta primavera fría y bastante gris.


Ejemplos de caserías a casi una hora de camino del pueblo.




El pueblo de Llanos aparece al fondo rodeado de prados.


Pistas forestales comunican las caserías de la montaña con los pueblos. Al fondo el pico Torres, todavía con algo de nieve.

Hace pocos días que se quitó la nieve y el ganado ya invade las zonas altas.

Una de las últimas caserías a más de 1000 metros de altura.


El ganado pasta ya en las tierras comunes a gran altura.

Una vaca nos mira con atención en una ladera. Al fondo los puertos de Vegarada y Faro que separan Asturias de León.

Las Anémonas silvestres comienzan a levantar sus cabezas tras la retirada de la nieve.

En los prados que rodean esta casería se encuentran las enormes lajas de piedra que probablemente proceden de un enterramiento neolítico que hay en sus cercanías.


Entre los árboles se encuentran las lajas de piedra de gran tamaño y grosor de procedencia desconocida.






Este es el supuesto emplazamiento del poblado neolítico y del túmulo. Aún se distinguen relativamente bien las zanjas que delimitaban el espacio de unos 4.000 m.