lunes, 21 de noviembre de 2016

Primeras nieves y destrozos en el jardín.

Las hojas del Gingko por el suelo y un par de ramas arrancadas. Nada grave.
La semana pasada la nieve llegó de improviso y sin avisar (la información meteorológica daba nieve a 800 metros no a 400) y, como no podía ser de otra manera, causó algunos destrozos, ya que árboles y arbustos aún conservan casi toda su hoja. Los jardineros estamos acostumbrado a estos lances del destino. Yo soy de la opinión de que lo que no sobrevive a los avatares del tiempo es mejor prescindir de ello. Todos los años la nieve suele causar estragos en algunos de mis arces o magnolios, nada que una poda más o menos severa no pueda remediar. Últimamente suelo sujetar las ramas de los arces más pequeños o desparramados con cuerdas de rafia, pero sin llegar a los excesos de la jardinería japonesa. Al menos evita que se desgajen algunas ramas. También suelo podar los magnolios tanto de hoja caduca como perenne dándoles una forma redondeada pero esta vez no llegué a tiempo del todo. Algunos manzanos todavía con fruta también se han roto. Justo cuando llega la hora de la recolección para comenzar a hacer la sidra.

Por lo demás la nieve es extremadamente beneficiosa en esta época, ya que tras un verano de mucha sequía empapa la tierra en profundidad y potencia la fijación de las raíces y la acumulación de azucares en las mismas. Dos días después el jardín revive con una fuerza inusitada. El césped recobra un color verde esmeralda e incluso las flores de las salvias levantan la cabeza de nuevo. Mientras, algunos arces dan sus últimas bocanadas de color mientras otros inician sus cambios con retraso. Pronto será ya invierno y toda esta belleza de color se habrá ido.

Este Magonlio soulangena ha quedado bastante maltrecho. Necesitará una buena poda.


El que ya no tiene remedio es este Cercis silicastrum (Arbol de judas). Se ha partido totalmente y tendré que prescindir de él.

Unos días después el jardín recobra su aspecto habitual.


Aspecto del magnolio de flores malva tras una poda severa.


El "Acer palmatum base" comienza su coloración otoñal.


Acer "Sango kaku" -amarillo y "Osakazuki" -rojo.





Las salvias vuelven a levantar la cabeza tras la nevada.






Mirador.


Este color verde del césped parece casi fosforescente


Frutales.





Acer  palmatum dissectum "Green globe" y bonsáis.


En mi opinión el Acer palmatum "Osakazuki" tiene la mejor coloración otoñal de todos los arces japoneses.








Acer palmatum "Ueno yama", un arce joven bastante delicado.


Hojas de dissectum "Green globe".


Hojas de Gingko.


Hojas de diferentes arces japoneses.



 Hojas de manzano.


Y para terminar un par de fotos del estanque.

 

5 comentarios:

  1. espero que sean pocos los daños, las fotos espectaculares, la ultima parece un fondo de pantalla de pc, ME ENCANTA

    ResponderEliminar
  2. Gracias Mario. En esto de las fotos mejoro algo, pero aún no tengo ni idea de la parte técnica de la fotografía.
    Saludos

    ResponderEliminar
  3. Qué maravilla de fotos, has sabido captar la esencia del espacio. Al verlas me siento como si estuviera en el bosque. Felicidades!

    ResponderEliminar
  4. Gracias Mónica. Me alegro que te gusten.
    Saludos

    ResponderEliminar