lunes, 28 de julio de 2025

Las Galeras, Samaná. República Dominicana.




Día de playa en las Galeras.

    Durante mi viaje de invierno a la República Dominicana pasé tres semanas en un pequeño pueblo, casi perdido, y digo “casi” porque el lugar es bien conocido por los habitantes del país y por un número indeterminado de extranjeros, especialmente franceses, que vienen aquí a pasar el invierno. Sin embargo, para el turismo de masas, muchos de ellos españoles, que pasan una semana en Punta Cana, rara vez se acercan a pequeños pueblos como este, lejos de las grandes rutas turísticas y carentes de interés. Tal vez sea mejor así y estas hermosas playas de las Galeras y el paisaje natural de su entorno, pueda sobrevivir durante un tiempo más. Quizás no mucho más, ya que tarde o temprano sucumbirá al turismo de masas como tantos otros lugares por los que he viajado a lo largo de los años en diferentes países.


Atardecer en la Playa Grande de las Galeras.

    De momento este pequeño pueblo en la punta de Samaná se mantiene aún lejos de las hordas que invaden el sur de la isla y para mí fue una sorpresa muy placentera de la que disfruté enormemente durante casi todo el mes de Febrero. El lugar aún conserva un poco de su época como pueblo de pescadores, aunque la mayoría de las barcas ya solo pasean turistas. Una calle principal que termina en la misma playa y unas pocas calles laterales es todo lo urbano que se puede ser. La mayor parte del turismo se aloja en un par de resorts medianos muy bien cuidados, en hoteles pequeños, varios “beds and breakfast” o en casitas diseminadas por la costa o alrededor de las playas principales. Se oye hablar casi tanto francés como español y las partidas de petanca en el kiosco de la playa son la mayor atracción antes de la cena. Alrededor de unos diez restaurantes de todo tipo y precio, esparcidos por la calle mayor y los laterales, se animan al anochecer para la cena. Predomina el pescado frito y las barbacoas de pollo y carne de res. También hay restaurantes franceses algo más caros Tres impecables playas de arena blanca, bordeadas de palmeras, se suceden casi la una a la otra a lo largo de la costa: Playa Grande, la Playita y Playa Aserradero, son el eje central de este lugar paradisíaco y se pude ir caminando de la una a la otra o ir alternando una u otra según te apetezca cada día. A unos pocos kilómetros, Playa Rincón, considerada una de las más hermosas playas del país, se extiende por varios kilómetros en un valle cubierto de bosque y aún sin urbanizar (Me pregunto cuanto tiempo se mantendrá así).  Se puede ir en una mototaxi. Sin duda una de los transportes más económicos y del que hice abundante uso en este país. También puedes ir en barca a otras playas salvajes cercanas como Playa Madama o Playa Frontón o navegar en un barco mayor o en un catamarán hasta el Parque Natural de los Haitises. También puedes simplemente caminar a lo largo de la costa entre los palmerales donde pacen algunas vacas y caballos.



Casita típica en el pueblo de las Galeras.

    Cuando uno lleva varios días en este lugar, parece que ya casi conoce a todo el mundo, y el tiempo se vuelve lento y placentero. El sol ilumina todos los días los hibiscus del jardín y al mediodía rara vez supera los 24-26 grados, una temperatura tan suave y agradable que podrías vivir en ella toda la vida. A veces el suelo se ocsurece y caen unas gotas de lluvia para refrescar las grandes hojas de las plataneras. A diario pasa un camión cargado de todas las frutas y verduras posibles y se va deteniendo delante de cada casa y aún de cada turista que pasa por la calle por si le apeteciera un mango maduro o una sandía. Poco más se puede pedir para alcanzar la felicidad absoluta.



Playa Grande de las Galeras en el mismo pueblo.




Paseo que sigue la playa durante un par kilómetros.

 

Palmeras y Almendro de playa.


Playa del aserradora otra preciosa y tranquila playa cerca del pueblo.



Camino a lo largo de la costa entre palmeras y ganado.







Una de las calles laterales del pueblo con casitas de turistas extranjeros.




Jardines entre las casas.



Hotel Todo Blanco justo a la entrada de la playa.



                                                          Camino de la costa cerca de las Galeras.


Excursión en barca a Playa Madama y Frontón.









Playa del Aserradero.


Río de Agua Dulce en Playa Rincón.




En perro juega con un cangrejo en Playa Rincón.



Playa Rincón, una de las playas más bonitas del país aun sin urbanizar.




Restaurante el Cabito, una institución en Las Galeras.



Regentado por un trotamundos mallorquín, es un lugar muy especial colgado sobre el agua.



Paella de pescado en el Cabito.










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