martes, 9 de abril de 2019

Viajes recientes. La Selva amable. Costa Rica.



Cordyline y Megakesparma añaden un exótico tono rojo a la exuberante vegetación del parque Gandoka-Manzanillo. Ambas son plantas invasoras de origen ornamental.
Con este título quiero referirme a esos paisajes de selva tocados o modificados ligeramente por la mano del hombre, dejando en su lugar los árboles más viejos o de mayores proporciones. Es sin duda una selva más amable, en la cual se puede transitar y a menudo apreciar las verdaderas proporciones y formas de los “grandes árboles”. Obviamente no es un paisaje natural puro, pero la naturaleza tiene una gran “resiliencia” y animales y plantas suelen adaptarse al nuevo paisaje y, muchas veces, prosperar en él con mayor eficacia que en el bosque primigenio, aquel que no ha sido tocado todavía por la mano del hombre.  
Un tipo de Ananas salvaje relacionado con la piña
cultivada.
 
Este tipo de paisaje es bastante común en la costa del pacífico de Costa Rica y Panamá. A veces son zonas reconvertidas en parque que antes fueron mínimamente ocupadas por el hombre. Los parques nacionales de Cahuita y Gandoka-Manzanillo en Costa Rica son un buen ejemplo de ello. Otras son fincas privadas cuyos propietarios han decidido dejar, en el entorno de la casa, un espacio semisalvaje, con pequeñas modificaciones o alteraciones. Otras son zonas de propiedad municipal cercanas a los pueblos o playas y que se han convertido en zona de paso o tránsito,  como en los alrededores de la ciudad de Puerto Viejo y Manzanillo.

En todos estos casos la “selva amable” incluye senderos o caminos por los cuales transitar y, algunas plantas de jardinería, o importadas de otros países, han crecido de manera natural entre la vegetación. Tal es el caso de los Hibiscus, Cordyline, Heliconias y Zingiberaceas. Las plantas rastreras como Monsteras, Philodendrum o Passifloras cubren a menudo los troncos de los árboles y en el subsuelo crecen todo tipo de Spathiphyllum y otras plantas similares. El resultado es un paisaje muy atractivo, con algo de color que rompe la monotonía del verde que impera casi siempre en el paisaje natural de selva

Pasarela en el parque nacional de Cahuita que permite observar la vegetación de cerca.
Mientras, las copas de los grandes árboles sirven a menudo de refugio y comida a muchos animales y aves que comen sus frutos o flores. Abajo en el subsuelo proliferan los insectos que necesitan algo de luz para transitar y polinizar. La conclusión es que a mí me encanta este tipo de paisaje y uno puede sentirse a sus anchas caminando entre esta naturaleza desmesurada y que crece con un vigor inusitado para los ojos de un occidental acostumbrado a una naturaleza más restringida.

Aquí os dejo algunas fotos de este tipo de paisaje. Recordad que no es la selva propiamente dicha sino un espacio ligeramente modificado por la mano del hombre.
Arboles cubiertos de Philodendrum scandens cerca de Playa Negra, Cahuita.

Philodendrum y Monstera trepan por los troncos de los árboles mientras en el subsuelo crecen Spathiphyllum y otras plantas herbáceas en este trozo de selva amable, cerca de Puerto Viejo.



Sendero cercano al mar en Puerto Viejo.


Un mono aullador (Alouatta) se toma un descanso en la selva amable.


Un perezoso dormita agarrado a la barandilla de la pasarela  en el parque nacional de Cahuita.


Las raíces de los Ficus se extienden como tentáculos a lo largo del suelo.



Imagen clásica de selva amable. Las flores rojas de los Hibiscus, aquí una planta invasora, dan un toque de color a la prolija exuberancia del sotobosque.


La araña del banano (Phoneutria nigriventer) es una araña de gran tamaño, muy común en las selvas de Centro américa. Mide unos cinco cm. y su mordedura es bastante dolorosa.


Helechos tropicales de gran tamaño entre palmerales en el parque nacional de Cahuita





Las flores rojas del Costus spicatus (un tipo de jengibre) crecen en los senderos del parque de Cahuita.



Sendero bordeado de Costus spicatus y palmeras cerca del mar.


Un mono cariblanco (Cebus capucinus) dormita en la rama de un árbol.


Las flores blancas de una Monstera a punto de abrirse.



Hymenocallis caribaea (lirio araña) creciendo en el sotobosque cerca del mar.





Una gigantesca Monstera trepa por una palmera.


Passiflora alata, en el parque nacional de Cahuita.


Esta planta de grandes hojas triangulares creo que es un tipo de Arisaema, pero no estoy muy seguro. Si alguien la identifica que por favor lo comunique.


Esta Psychotria alata o labios de mujer, crece en un sendero del parque de Cahuita.



Bocaracá o crótalo cornudo, una serpiente muy venenosa pero poco agresiva, muy común en las selva o bosque semitropical del Caribe.




Estos Cordyline originarios de Nueva Zelanda crecen en los bosques de algunos parques nacionales (probablemente por haber formado parte, con anterioridad, de fincas privadas). Añaden un exótico toque de color a este paisaje de  semi-selva.


Cordylines en el Parque nacional Gandoka-Manzanillo (Costa Rica)





Heliconias creciendo en el sotobosque.


Mariposa del genero Heliconius, muy común en estos bosques semi-selváticos.


Esta ranita de punta de flecha roja (Oophaga pumilio) apenas mide un par de centímetros.


 

5 comentarios:

  1. q envidiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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  2. A pesar de haber sufrido la modificación por la mano del hombre sigue siendo espectacular. Una maravilla amigo José.
    Si tienes ocasión de entrar en mi post, en comentarios te he dejado una pequeña nota sobre el Jazmín. Espero te funcione.
    Un abrazo

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  3. Estas fotografías son mágicas, Jose ANtonio. Qué lugar tan precioso! Aunque si hay serpientes..., no sé si yo me atrevería a transitarlo. Imagino que sí, hipnotizada por la belleza del paisaje.
    Maravilloso!

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  4. Gracias Mónica. Este tipo de selva no entraña ningún peligro y ciertamente el paisaje es muy bonito.
    Saludos

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