miércoles, 14 de mayo de 2025

La lluvia y el frío no dan tregua este año en la montaña asturiana.

 


Verde intenso en la Barrosa a mediados de primavera.

    Hacía muchos años que no recordaba una primavera igual: lluvia y temperaturas bajas una semana tras otra, y ya llevamos unas cuantas. Me ha recordado las primaveras de mi infancia, cuando a Mayo se le llamaba el mes de las flores y se adornaban las iglesias, ermitas y algunas casas con manojos de rosas recién cortadas, ramas de lilos y celindos. Estos tres arbustos tienen un aroma muy penetrante y recuerdo ese olor con una gran intensidad. También la lluvia casi permanente que inundaba los días grises de la escuela. Esas rosas antiguas que crecían en los cierres de algunas de las fincas cercanas al pueblo, hace tiempo que han desaparecido. También los arbustos de lilos y celindos que siempre había en los huertos y en el campo de la escuela. La mayoría de los huertos ya no existen y la escuela hace ya tiempo que se derrumbó. Ese Mayo de otros tiempos que yo recuerdo ya solo existe en mi memoria.

 


Arce y Glicinia en el patio detrás de la casa.

En la Barrosa hay pocas rosas y, las que tengo, no huelen como aquellas de mi infancia. Aquellas rosas se habían adaptado a este clima durante decenas de años. Las de ahora no lo consiguen y se enferman enseguida, las hojas se ponen amarillentas y se llena de bichos. Tan solo las Floribundas sobreviven con cierta dignidad, pero la mayoría no exhalan ningún perfume. Casi no parecen rosas. Las flores de las lilas  han durado poco tiempo y los Celindos apenas comienzan a florecer ahora. Se han retrasado más de lo normal, pero su penetrante olor es lo único que me queda de aquellos tiempos.

 


Acer Sango-Kaku y Ueno Yama, las ramas multiplicándose con la lluvia.

    Si hay alguien que agradece esta lluvia constante son los arces japoneses. Es asombroso lo mucho que les gusta la lluvia. Sus ramas crecen sin parar a ojos vista y se doblan por el peso de las gotas de lluvia.  Algunos han doblado su tamaño esta primavera. Luego, durante el verano, parecen encogerse y odian el calor de los atardeceres de Agosto. Son arbolitos muy temperamentales. La culpa es nuestra por sacarlos de su entorno en las laderas de las montañas de  Japón o Sichuan donde crecen resguardados por otros árboles más altos. También la hierba crece sin control, a veces varios centímetros en un solo día. Al resto de las plantas no parece gustarles demasiado esta lluvia constante. He tenido que aplicar el llamado “Chelsea chop” a muchas de las plantas perennes que florecen en verano. Esta técnica consiste en reducir a la mitad el vigor de las plantas perennes a mediados de Mayo, con el fin de que no crezcan excesivamente en altura y se fortifiquen. Se retrasan un poco las floraciones pero suelen ser mejores, o eso dice la teoría. En realidad esta técnica tiene un cierto peligro y es que, si a continuación viene mucho calor y ya no hay más lluvia, las plantas se debilitan y no florecen bien. Me ha ocurrido más de una vez así que  uno aprende de la experiencia. No todo funciona igual en todas partes. En jardinería nunca sabes lo suficiente.

 


Weigela e Iris Barbatus en flor.

La Barrosa tienes estos días un aspecto casi de selva tropical. Las flores de los Iris apenas duran un par de días y los arbustos crecen sin control. Apenas se puede trabajar en el jardín a pequeños intervalos cuando cesa un poco la lluvia. Segar la hierba es toda una hazaña y una pelea constante con la segadora. La próxima semana me voy a ver jardines a Escocia. Parece que allí está haciendo mejor tiempo. Espero que os gusten estas fotos de esta vorágine de primavera en la Barrosa este año.



Berberis y Acer palmatum Ki-Hachijo.


Contraste entre el purpura del Berberís y el blanco del Cornus controversa variegata.


Hojas y flor de Este Cornus también llamado Árbol pagoda.




Granate (arce y prunus) y Blanco (Viburnum plicatum Mariessi).



Macizo central y estanque.


Contraste de follajes.




Frondosidad de los arces y otros arbustos.


Amarillo (Berberis y evonimos) verde y granate (Acer platanoides Crimson king)




Arces, Crategus Paul Scarlet y Potinia.


Circulos de Heucheras y Gramineas.




Aquilegia flavescens.



Bajo el arce: helechos y Lamium maculatum.


Iris hollandica.


Aquilegia vulgaris.


Mezcla de Aguileñas y Anhirrinum.


Contraste entre el Iris barbatus amarillo y el granate del Berberis thumberguii.


Patio con Glicinia y Acer palmatum dissectum Green Globe.




Invernadero y manzanos en flor.




Viburnum opulus (bola de nieve).


Manzanos en flor en la pomarada.


2 comentarios:

  1. Espléndido el aspecto que tiene tu jardín tras las lluvias de estos días, se ve frondoso, muy verde, lleno de vida vegetal. Me deja maravillada la cantidad de arbustos y plantas que tienes y su tamaño.
    Muchos besos.

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  2. Gracias Montse. Esta primavera ha sido muy lluviosa y árboles y arbustos han crecido mucho. Notanto las plantas de flor a las que no les gusta tanto el agua.
    Un abrazo.

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