miércoles, 11 de marzo de 2020

Viajes recientes. Cochín (Kochi) donde aún perdura el aroma de las especies. Kerala, India.

Casas en Fort Kochi, India.

Acabo de regresar de mi viaje de invierno y me encuentro el país al borde de la histeria a causa del coronavirus, y uno no sabe qué pensar ni a qué atenerse. En mis últimas dos semanas  entre Maldivas y el sur de la India, los medios de comunicación ya alertaban de la rápida propagación del virus en Italia y otros países europeos, así como de los primeros contagios en la India, que hasta aquél momento había permanecido casi al margen. Bastantes problemas había ya con la desazón y los disturbios causados por  la nueva ley de extranjería del gobierno de Modi.  Sea lo que sea que nos depare el destino, creo que lo importante es continuar con nuestras rutinas, y si el virus nos confina dentro de nuestras casas habrá más tiempo para escribir y compartir cosas on-line. Así que yo retomo este blog donde lo dejé, y a lo largo de las próximas semanas y meses iré presentando lugares nuevos, llenos de atractivos históricos o naturales, jardines lejanos y si, también la evolución del jardín de la Barrosa, las nuevas plantas que voy añadiendo y mis experiencias en la búsqueda constante de una belleza elusiva y difícil de alcanzar. Os animo a seguir visitando este blog y a compartir vuestras experiencias en este difícil arte del optimismo que embarga a todos aquellos que disfrutan de la naturaleza y de las plantas.

Uno de los modernos café-galería de arte.

En Cochin pasé mis últimos días de este viaje. No es la primera vez que visito esta ciudad ni tal vez sea la última. Hay algo en esta ciudad que hace que te sientas a gusto casi de inmediato, algo reconocible y cercano en sus edificios de tejas portuguesas, en el añil apagado de las paredes, en los olores pungentes de la canela y el jengibre que se mantiene en el aire salobre. Caminar por las calles de esta ciudad es como viajar en el tiempo a los relatos de nuestros olvidados libros de historia. Aquella época cuando un puñado de aventureros españoles y portugueses recorrieron el mundo en sus diminutos barcos, afrontando enormes peligros, en busca de riquezas incontables. Así un día del año 1500, el navegante portugués  Pedro Álvarez Cabral llegaba a un acuerdo con el rey de Kochi y construía el primer sentamiento europeo en la costa Malabar de India, en lo que hoy recibe el nombre de Fort Kochi.


Las grandes redes de pesca China siguen estando en el mismo lugar desde hace siglos.
Poco después llegaría Vasco de Gama y Cochin se convertiría en poco tiempo en el puerto comercial más importante de la ruta de las especies, la joya de la corona portuguesa. Sin embargo hacía ya siglos que judíos, chinos e incluso una pequeña comunidad de cristianos (probablemente Nestorianos) se habían asentado en estas tierras y comerciaban con muchos otros países de Asia. Los portugueses, y más tarde holandeses y británicos, solo continuaron una tradición bien asentada en la zona. En el barrio judío de Mattancherry aún sigue en pie una de las sinagogas más antiguas del mundo y decenas de familias siguen conservando los mismos negocios que han pasado de generación en generación durante cientos de años. Los portugueses construyeron un fuerte en torno a la isla, y un buen número de casas  y almacenes comerciales, además de varias iglesias y conventos. De esa época aún queda en pie la iglesia de San Francisco construida en 1503, la más antigua de India, y donde estuvo enterrado Vasco de Gama hasta su traslado a Portugal, así como un buen número de edificios que conservan todo su encanto colonial.

Mapa de Fort Kochi durante el dominio holandés
En 1663 los holandeses tomaron el fuerte de Kochi, (mientras los portugueses se retiraban a Goa), y continuaron la expansión comercial de la ciudad. En 1813 la cedieron a los ingleses en un tratado comercial. Tras la independencia de la India, el principado de Kochi fue uno de los primeros en unirse a la nueva nación. De toda esta historia queda el indiscutible carácter multicultural de la ciudad, así como de la importancia del cristianismo en todo el estado de Kerala (el único donde el hinduismo no es mayoritario en la India). La ciudad es hoy un conglomerado de barrios con más de un millón y medio de habitantes y sigue siendo una de las zonas económicas más pujantes de todo el país, pero los viejos barrios de Fort Kochi y Mattancherry siguen siendo los más atractivos para el viajero. Aquí aún quedan en pie un buen número de edificios coloniales reconvertidos en hoteles, pensiones, restaurantes, pequeños museos o galerías de arte. En el barrio judío de Mattancherry aún se ven un buen número de almacenes donde  trasiegan con sacos de yute llenos de canela,  pimienta, jengibre, cúrcuma, clavo, etc. Otros galpones se han transformado en tiendas de antigüedades, de perfumes, especies, o  incluso restaurantes. La ciudad es una de las más atractivas para ir de compras en toda la India, pero también se ha incrementado mucho la oferta cultural y artística. La música, el teatro Kathakali, galerías de arte y fotografía o la oferta gastronómica es cada año más importante. Si algún día hacéis un viaje a la India no olvidéis visitar Cochín (Kochi). Sin duda os encantará.



Jardines del fuerte portugués convertidos en museo de escultura.



Plaza Vasco de Gama


 Edificios del fuerte.





 En los jardines de las casa abundan las bouganvillas, hibiscus, cassias, etc.


 En algunas calles la gente ha llenado las paredes de macetas como en esta.


 Iglesia de San Francisco construida por el portugueses en el siglo XVI.



Edificio colonial holandés convertido en restaurante.






 Esta antigua casa de la Dutch East India Company se ha reconvertido en galería de arte.


Interior de la galería.



 Palacio arzobispal.



 El jardín delante de la pensión donde me hospedo.




Redes de pesca chinas y barcas.


Redes chinas y garzas.


Antigua barcaza comercial china.


 Edificio de la antigua Aduana.


Árbol y flores de la Couroupita guianensis, muy atractivo y exótico. Hay varios repartidos por jardines en la ciudad.



Estanque cerca del palacio de Mattancherry.



Almacén de venta de antigüedades.



Tienda de antigüedades convertida en restaurante-galería en el barrio judío.








La antigua Sinagoga judía del siglo XV aún sigue funcionando.



Calle de Mattancherry.


Otro almacén de especies reconvertido en café galería.






Los almacenes de especies siempre tiene una puerta hacia uno de los canales que dan al mar. Al fondo.


 Tienda de perfumes.


Típico almacén en el barrio judío.


 Iglesia colonial en Mattancherry.



Entrada a un Almacén de especies.



Calle en el barrio judío.


Trasiego en una calle de almacenes de especies.





Los casas se construyeron en torno a  patios y jardines y con una salida al mar.


 Asistir a una obra de teatro Kattakali es una gran experiencia.


Los actores hablan con gestos y mímica. La música y cantos son parte fundamental de la obra.


Los personajes y la acción narran historias del Ramayana. A menudo batallas entre dioses y demonios.






4 comentarios:

  1. Preciosa entrada para comenzar una nueva etapa amigo José. Maravilloso viaje el que has realizado y que a lo mejor hubiese merecido la pena quedarse uno en tan bellos lugares. Aquí igual llegamos a la histeria colectiva con el problemático virus, está mañana he ido al supermercado a comprar algunas cosas y mucha gente se vuelve loca comprando como si todo se fuera a agotar. Esperemos que llegue la calma cuanto antes.
    Felicidades por ese viaje y por mostrarnos tan bellos lugares que yo de seguro no podré ya visitar.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  2. Juan, muchas gracias por tus comentarios. Esperemos que el sentido común se imponga y que dentro de poco tiempo este virus, que tanto está trastrocando la vida y hacienda de tantas personas, sea tan solo un mal recuerdo y, sobre todo, que sigamos aquí para contarlo.
    Un abrazo

    ResponderEliminar