viernes, 22 de septiembre de 2017

Nueva sección: Viajes en el pasado


Rueda del destino (Dharma chakra) en el templo de Jokhang, Lhasa. 

Viajar es una de mis aficiones favoritas junto con la jardinería, y hace tiempo que vengo dándole vueltas a la idea de ampliar este blog, incluyendo una sección de viajes, o bien creando otro blog paralelo. Ambas ideas tienen sus ventajas y desventajas. Crear otro blog implica un montón de trabajo más. Ampliar el blog de “La Barrosa”, cuyo objetivo primordial es exponer y compartir ideas sobre jardinería y paisaje, con una sección relativamente ajena, tal vez cree demasiada confusión y pierda algunos lectores a los que no les interesen los viajes. Y sin embargo tengo la certeza de que a la mayor parte de la gente que tiene sensibilidad hacia la jardinería les gusta también viajar y conocer otras culturas y paisajes. Al menos eso es lo que yo pienso.

Esta futura sección se llamará “Viajes en el pasado”. ¿Por qué viajes en el pasado? Principalmente porque el mundo cambia demasiado deprisa y algunos de los lugares que yo visité y fotografié hace 20 o 25 años ya no existen o han cambiado irremediablemente. Mi intención es ir describiendo algunos de los sitios a los que viajé (y aún sigo viajando) quizás para que no caigan en el olvido. Este recorrido un poco existencial también esconde una intención egoísta o interesada. De alguna manera quiero obligarme a recordar, a viajar hacia atrás, antes de que sea demasiado tarde. Claro que cuento con los cuadernos de notas que siempre llevo durante mis viajes, así que lo que relate aquí no tendrá datos erróneos o inventados.

¿Quiere decir esto que voy a olvidar mis secciones de jardinería? No, para nada. El formato de este blog no va a cambiar, y la jardinería es el objetivo principal. Simplemente incluiré dos o tres entradas al mes sobre esos viajes a lugares que, estoy seguro, son de interés para alguna gente. Las entradas no van a tener ningún orden cronológico o geográfico. Iré saltando de un lugar a otro del planeta según se me venga a la memoria y cada una será una sorpresa sin relación con la anterior. Las entradas incluirán una escueta descripción del lugar o la experiencia del viaje, lo suficiente para no aburrir, y una serie de imágenes significativas, en su mayor parte diapositivas digitalizadas de mediana calidad. Obviamente no son viajes realizados a través de agencias de viaje o similares, sino con mis propios medios, utilizando transportes locales y, muchas veces, con bastantes peripecias, sobresaltos e incomodidades. La mayoría tuvieron lugar antes de que hubiera teléfonos móviles o internet, así que la información para llegar a los sitios se transmitía de boca en boca o, en su mayor parte, a través de aquella famosa guía de Lonely Planet: la “Biblia del viajero” la llamábamos. Viajar, como lo hacíamos entonces, implicaba bastante de aventura y mucha comunicación, imprescindible para sobrevivir.  Hoy ya queda muy poco de eso. Tal vez esa sea la justificación principal para estas entradas.

Espero que os gusten.

 

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