lunes, 15 de junio de 2020

Cordal y Brañas de Cardeo.


Paisaje de prados y bosques en la subida a Cardeo.


Los pueblos de montaña de Asturias están a menudo encajonados en los valles cercanos a los ríos, pero las fincas y propiedades de cada una de ellos ocupan las laderas de las montañas, a veces hasta una altura considerable. Son los llamados cordales o brañas. Desde tiempo inmemorial las ordenanzas de las parroquias, una especie de leyes propias decididas en concejo por los vecinos y refrendadas por un notario o regidor del rey, delimitaban con precisión los límites de cada parroquia y especificaban todo lo relacionado con el aprovechamiento de los terrenos, así como las relaciones entre los vecinos y las penalizaciones correspondientes por su incumplimiento. De las tres parroquias que se aprovechan de estas brañas, Llanos, Santibáñez y La Fuente, aún se conservan escritas partes de sus ordenanzas del siglo XVII, copias de otras muy anteriores y que nos llevarían a la época medieval. En Santibáñez aún permanece en pie su preciosa iglesias del románico tardío, así como un gigantesco tejo de unos quinientos años de antigüedad. Aún no hace mucho, al realizar las obras de la nueva carretera al Puerto de San Isidro, se descubrieron los cimientos de otra iglesia anterior, probablemente del siglo XI o XII destruida por una crecida del río Aller. Sorprende pensar que muchas de estas casería y prados que uno contempla en estas imágenes llevan ahí cientos de años siendo cuidados para el pasto del ganado y para la producción de hierba seca para el invierno.


Casería en la Braña de Cardeo.


Muchos de estos cordales y brañas tuvieron una importancia capital para la supervivencia de las personas ya desde el Neolítico. Aquí pastaban el ganado durante los largos meses que van desde la primavera hasta comienzos del otoño, la época más productiva del ganado para su reproducción, así como para la producción de leche, queso y mantequilla con los cuales sobrevivirían al largo invierno. Las poblaciones de estas aldeas ansiaban la llegada de la primavera y la subida del ganado a las brañas ya que era época de abundancia. Muchos pernoctaban en las cabañas cuidando del ganado hasta casi el otoño produciendo queso o mantequilla. El terreno en torno a las brañas era de aprovechamiento común. También los bosques en los que se cortaba la leña que les permitiría sobrevivir al invierno. Resulta significativo que la mayor parte de los monumentos megalíticos en Asturias y enterramientos estén casi siempre en brañas, en torno a los mil o mil doscientos metros, lo que indica la enorme importancia de estos lugares para la persistencia económica de la población, así como para su defensa.


Los cuatro pequeños pueblos en la subida a Cardeo
Al atardecer.


Estas brañas de Cardeo tiene una altura considerable y las zonas más altas están a casi mil cuatrocientos metros. Desde aquí se puede ver gran parte de los valles de la Asturias central, la cordillera de las Ubiñas y los montes que separan Asturias de León. La vegetación a principios del verano es exuberante y se ven con claridad las delimitaciones entre prados y bosques de castaño, roble y haya que pueblan las laderas. Es un lugar magnifico para ver los cuatro pequeños pueblos de Cuérigo, Collanzo, Santibáñez y la Fuente que apenas han cambiado desde hace cientos de años. Ha disminuido la población, pero aún se mantiene en pie con una actividad considerable tanto agrícola como ganadera, aunque en la mayor parte de los casos como actividad secundaria o complementaria para muchas familias. En el primero de ellos está el Jardín de la Barrosa que habéis viso en este blog. Es un lugar también muy abundante en arroyos y fuentes que también regaban las vegas y huertos cercanos a los pueblos. Espero que os gusten estas fotos de las Asturias de siempre.

Valle con las cuatro pequeños pueblos y su entorno.

Abajo se ve el pueblo de Cuérigo donde esta la Barrosa.

Casería.

Espinos en flor aún.

A esta pequeña cascada se le llama "El pinganón".



Las flores comienzan a llenar las majadas.

Cabaña de lajas cubiertas de musgo.
Orquídea.

Campanillas españolas.







En la roca hay un tejo (Taxus baccata) de buen tamaño. Al fondo las montañas de Vegarada aún conservan manchas de nieve.




La parte trasera de Peña Mea (1557 m.)



Vista amplia del centro de Asturias. Al fondo el macizo de la Ubiñas de más de 2000 m.

Un buen ejemplar de acebo (Ilex aquifolium)




Un tipo de Viola de gran tamaño, pero no se cual.

Pared de piedra seca en un prado.


Casas en la Fuente.

Vega de Santibañez.

9 comentarios:

  1. Precioso reportaje de la Asturias rural cargada de historia y tradiciones amigo Jose. He de reconocer que presenta una orografía dura sobre todo para los meses de invierno, pero ello, no quita un ápice de belleza natural, todo un privilegio para los que la vemos desde otra perspectiva a como la viven probablemente los que allí residen.
    Un fuerte abrazo amigo.

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    1. Gracias Juan. Ciertamente el paisaje es hermoso aunque no ha sido nunca fácil vivir en estos pueblos, aunque ahora las cosas son muy diferentes.
      Un abrazo.

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  2. Un campo lleno de naturaleza, de plantas con flores... precioso para admirar.

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    1. Si, la naturaleza en las montañas de Asturias es una preciosidad.
      Saludos

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  3. Hola Jose Antonio! Qué maravilla de valle! Tanto verde es casi abrumador para quien no está acostumbrado a verlo. Tu paisaje es muy diferente al mío y me encanta.
    Un abrazo!

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    1. Gracias Mónica. Me alegro que ya estés de vuelta. Se te echaba de menos. El paisaje aquí es muy diferente y hacemos lo que podemos con el jardín, especialmente cuando pasamos mucho tiempo sin ver el sol.
      Un abrazo

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  4. Asturias tiene unos paisajes preciosos. Saludos.

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  5. ¡Qué maravilla de paseo por tu tierra! Me ha encantado este reportaje y ver tanto verde.
    Un beso.

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    1. Gracias Montse. Me alegro que te encanten estos paisajes.
      Un abrazo.

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