lunes, 28 de octubre de 2024

Templos en O´Hara. Kioto 2023


 


Jardín para meditar del templo Sanzen-in.

O´Hara es un pequeño pueblo en las montañas cercanas a Kioto, que guarda, casi ocultos entre bosques, varios pequeños templos y monasterios construidos hace más de mil años. Durante varios siglos, esta zona fue lugar de refugio y retiro para miembros de la realeza o monjes ascetas que deseaban vivir lejos del mundanal ruido y de los avatares de la corte. Siglos después esta pequeña localidad aún existe como lugar de peregrinación para locales y algunos turistas que se cercan desde la ciudad de Kioto. En otoño, los bosques de la zona se tiñen del color rojizo y dorado de los arces y gingkos que crecen alrededor de sus numerosos arroyos y las visitas aumentan, pero está muy lejos de las aglomeraciones de Kioto, y ciertamente para mí fue uno de las visitas más relajadas y hermosas de mi viaje a Japón de hace un año.  


Huertos y casas en el pueblo de O´Hara.

Se puede llegar a O´Hara en un autobús local desde Kioto en algo menos de una hora y, si uno sale temprano, la subida hasta el templo Sanzen-in por un camino al borde de un arroyo bordeado de arces es de una belleza abrumadora. Hay varios templos para visitar pero sin duda el de Sanzen-in tiene uno de los jardines más hermosos que uno puede visitar.


Hall principal del templo Sanzen-in.

 Sanzen-in fue inicialmente construido a mediados del siglo VIII como lugar de retiro de Saicho, un monje budista que fundó la escuela Tendai en el cercano templo Enryakyu-ji del monte Hiei, su templo principal. Desde entonces  varios miembros de la familia imperial japonesa han residido durante temporadas en este templo que es uno de los más importantes de esta escuela budista. El templo está rodeado de un gran muro de piedra, como si  se tratara de un castillo  y uno entra al lugar cruzando la imponente puerta Goten-mon. El edifico principal es de una gran belleza y simplicidad, como casi todos los templos japoneses, pero sus grandes salas se abren a uno de los “jardines para meditar” más hermosas que se puedan ver en este país. El leve sonido del agua en varias fuentes rituales, pequeños estanques con peces donde se reflejan las hojas rojas de los arces contribuye a crear un espacio mágico y espectacular. Te quedas anonadado mirando ese paisaje tan elaborado que parece irreal, casi con temor a que desparezca en un instante.

 


Reflejos en el estanque. Templo Sanzen-in.

Saliendo del Hall principal uno camina entre enormes cedros y el jardín se extiende a lo largo de varias terrazas con pequeños templos y ermitas, estanques y arroyos, estatuas de buda, grandes rocas con inscripciones, y aquí y allá y decenas de retorcidos arces dejando caer sus ramas escarlata y oro entre el musgo, bultos redondeados de camelias y azaleas, linternas de piedra de todas las formas y tamaños.  Sin duda uno de los jardines más hermosos que he visto en mi vida.

 


Cedros y arces. Sanzen-in.

Hay varios templos más en O´Hara y uno camina casi como en un sueño, porque todos son de una belleza abrumadora. Entro en otro templo algo más pequeño “Hosen-in”, también con un precioso jardín para meditar y otros dos pequeños jardines para pasear. Este templo data del siglo XII y aquí la vista principal es un gigantesco y retorcido pino de 800 años cuyas ramas parecen tentáculos de un gran animal  y moldean un paisaje con estanques, arbustos recortados y pequeños arces. En el exterior, pequeños senderos de piedra te hacen descender a través de un cuidado jardín de musgo, rocas, vasijas de piedra, fuentes y sobre todo arces moldeados en todas las formas posibles y colores del dorado al escarlata.




Una parece casi sentir el sindrome de Stendhal ante una belleza tan abrumadora, así que en ese momento lo mejor es caminar por los huertos que rodean el pueblo y comer en uno de sus pequeños restaurantes un buen curry de ternera o tomar un baño en alguno de sus numerosos “onsen”. Pasar un día en O´Hara equivale a experimentar en miniatura una versión simplificada  de toda la cultura japonesa y de su historia. Ciertamente no defrauda y vuelvo a Kioto satisfecho y aún con ese “vértigo de Stendhal en la cabeza.



 (El síndrome de Stendhal puede catalogarse como una enfermedad psicosomática que causa un elevado ritmo cardíaco, felicidad, palpitaciones, sentimientos incomparables y emoción cuando el individuo es expuesto a obras de arte, especialmente cuando estas son consideradas extremadamente bellas). Wikipedia.






Camino al lado del arroyo en el pueblo de O´Hara.




Puerta de entrada el templo Sanzen-in.



Diferentes vistas del "Jardín para meditar" del templo. Abierto al menos por tres de sus lados este hall desde donde se contempla el jardín, es de una belleza abrumadora.






Reflejos en el estanque.





Fuente para abluciones.



Jardín exterior del templo Sanzen-in.


Hay numerosos templos y estancias esparcidos a lo largo del jardín entre lagos y pequeños bosques.





Estanque y linterna de piedra.


Otra pequeña ermita interior.


Escaleras y puertas tori comunican las diferentes terrazas del templo.




Rocas naturales con inscripciones.




Estatua de "jizo", dioses guardianes que representan a niños muertos prematuramente.



Estatua de uno de los ocho inmortales de la mitología china.



Caminando por O´Hara.


Grabados en otro de los templos.






Interior en el templo Hosen-in.


Jardín para meditar del templo Hosen-in con las ramas del gran pino de 800 años.



Estanque en el interior del templo.



Jardín exterior del templo Hosen-in.




Una casa en O´Hara y abajo paisaje del pueblo con huertos y viviendas tradicionales.




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