viernes, 31 de octubre de 2025

Primeros tintes de otoño en el Jardín de la Barrosa tras 4 meses de sequía.

 


Los arces japoneses comienzan a cambiar de color. Este de la foto nació de una semilla de Osakazuki y tiene unos 7 años.

    Tras la enorme sequía que padecemos desde principios del verano, por fin han llegado las primeras lluvias de otoño y el paisaje reverdece lentamente, mientras que en árboles y arbustos comienzan los primeros tintes del otoño. Dicen que falta al menos 1/3 del agua habitual que suele caer por estas fechas en Asturias Apenas un centímetro debajo de las briznas de hierba, la tierra está reseca y apelmazada. Por primera vez en varias décadas no ha habido cosecha de manzanas ni podremos hacer sidra. La mayor parte de las manzanas se cayeron aún sin madurar y las que quedan, apenas tienen jugo. Lo mismo ha ocurrido con las nueces. Se han vuelto negras por la antracnosis, acelerada por la sequía. Y sin embargo aparentemente todo sigue igual y el jardín no parece haber sufrido demasiado gracias al riego y a la resiliencia de muchas plantas, incluidos los arces japoneses.



Un Liquidambar a la derecha y al fondo el pueblo y las montañas.

    A pesar de que los arces japoneses se consideran árboles que no soportan muy bien la falta de humedad, lo cierto es que suelen acostumbrarse y, cuando ya tienen unos años, no parecen sentirlo mucho. Si, es verdad que en veranos muy calurosos suelen dejan caer anticipadamente algunas de las hojas del interior de la copa -tal vez una estrategia para ahorrar savia y que ésta llegue a las partes más altas-, pero el resto no parecen sufrir mucho. Cada vez entiendo mejor su forma de comportamiento, que está muy ligado a su origen como árbol de sotobosque y que, tarde o temprano, termina emergiendo sobre los demás, después de un proceso de bastantes años. Para entonces las hojas superiores ya se han acostumbrado al calor directo del sol y lo soportan sin ningún problema. Por otra parte, también están acostumbrados a competir con otros árboles por la humedad o los nutrientes, lo que hace que se conformen con poco y a la larga sean árboles muy resilientes y longevos. Parte del secreto del cultivo de los arces japoneses está en superar los primeros años. En esos años son muy vulnerables a los hongos (verticillum) y a la falta de humedad en el aire, que puede quemar las hojas en unas horas, sobre todo el viento reseco de Agosto. Sin embargo, un exceso de riego con calor, acelera el crecimiento del hongo y puede acabar con un árbol en pocos días, así que no hay que excederse nunca, especialmente si la tierra no drena muy bien, como es el caso de la arcilla, tal como la tengo en la Barrosa.



Acer dissectum "Green Globe" y mis aprendices de bonsais.

    No hay duda de que donde mejor crece un arce japonés es en sombra o semisombra, pero eso hace que sus olores no sean tan intensos en otoño, así que si vamos a plantarlo a pleno sol, elegir árboles de hoja verde o amarilla, tener un poco de paciencia y vigilar los días por encima de 30 grados o con viento seco que son los peores. Colocar buen drenaje en la base de la plantación es también fundamental para evitar encharcamientos esos primeros años de desarrollo de las raíces. Si el árbol sobrevive los primeros 4 o 5 años ya casi no necesitas preocuparte más, y tu arce japonés seguirá durante años llenando el jardín de luz y color durante muchos años.

    Está claro que esta enorme sequía que estamos pasando en la zona de montaña de Asturias, desde hace ya más de 4 meses no ha podido acabar con ellos y en pocos días sus hojas se cubrirán de oro y purpura igual que todos los años hasta ahora. Os animo a cultivarlos.



Jardín junto a la casa.



Yucas y plantas crasas en macetas. 



Patio trasero con macetas.


Plantas vivaces y arbusto iniciando el cambio de color.


Algunas salvias aún continúan en flor.


Junto al estanque.




Arce, Acebos y Prunus.



Ampliación de parterre ya listo para la plantación en primavera.


Acer palmatum Osakazuki, el primero en cambiar de color.



Acer palmatum Sango Kaku y Bloodgood.



La salvia Amistad aún en flor.


Plantas de arándanos en el huerto.



Gauras, Cosmos y Dalias.



Macizo al final del huerto.






Salvias y Erigeron karvinskianus aún en flor.



Manzanos ya sin fruto en la pomarada.






Arces con coloración otoñal.



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