viernes, 14 de julio de 2017

Montes y caserías de Cuérigo

Pueblo y vega de Cuerigo desde el Picón.
Es curioso que en los pueblos de Asturias aún se utilice el término "parroquia" para definir y demarcar el espacio físico de un pueblo o aldea. Este término no solo se refiere a las casas que lo constituyen sino también a las fincas, caserios, montes y tierras tanto de propiedad comunal como privada de los vecinos que lo habitan. Lo cierto es que la parroquia de Cuérigo donde está el jardín de la Barrosa tiene aún hoy en día unos límites bien claros con respecto a los pueblos vecinos y éstos están claramente demarcados en la mente de sus habitantes. Casi todos los pueblos de esta zona tienen desde tiempo inmemorial unas leyes consuetudinarias llamadas ordenanzas parroquiales que regulan con extrema minuciosidad tanto el uso del espacio agrario como una parte importante de las relaciones sociales y de convivencia de sus habitantes. Estas leyes que durante siglos fueron orales,  se recogieron por escrito con posterioridad y fueron conservadas en las iglesias hasta no hace mucho, aunque en la actualidad se hallan en archivos públicos o religiosos. El manuscrito donde están recogidas las de Cuérigo es del siglo XVII, aunque el amanuense menciona que es copia de otro "mucho mas antiguo y casi ilegible, en pergamino". Aunque es obvio que el uso de la tierra ha cambiado, aún se respetan algunas de aquellas normas, sobre todo las que se refieren a las servidumbres de pasos y caminos, pastos para el ganado o distribución del agua de riego, por poner algunos ejemplos. Son comunes aún las llamadas a conceyu para dirimir cuestiones relacionadas con el espacio territorial de la parroquia, donde se adoptan medidas de común acuerdo entre los vecinos.
Ganado pastando junto al río Aller.  Cuérigo.
 
Leyendo esas normas uno no puede dejar de sentir el paso y el peso del tiempo sobre sus hombros. La aldea parece eterna, aunque sus casas han sufrido algunos cambios. Muchas se han rehabilitado para hacerlas más habitables pero su número apenas ha crecido. Es probable que cualquier habitante que lo visitara desde el pasado lo reconociera casi de inmediato. Lo que no tendría ninguna duda en reconocer son los caseríos, fincas, caminos y montes -en realidad el paisaje- que constituyen el término parroquial, y por los que transcurrieron sus vidas en las interminables labores agrícolas y ganaderas acompasadas al paso de las estaciones. Cuando yo era niño, en los días de verano, caminábamos dos horas monte arriba hasta el Campon de Cochalaviesca, un amplio lugar llano en la divisoria con la parroquia de Bello, para jugar un partido de futbol. Desde allí casi podías tocar las montañas con las manos. Algunas de estas caserías y prados llevan más de quinientos años cultivándose casi de la misma manera. El paisaje apenas ha cambiado. Es casi el mismo que vieron los primeros peregrinos a Santiago que pasaron por estas tierras desde León o Astorga. Aquí os dejo unas fotos para contemplar.
 
Campón de Cocha la Viesca donde de niño jugábamos al futbol. Divisoria con el pueblo de Bello.
Desde la divisoria con Bello. Al fondo cadena de montañas del Puerto de San Isidro que separa Asturias de León.
Casería y montes de la Guarda. Antes coto comunal de Cuérigo. Al fondo el puerto de Vegarada, otro paso de montaña hacia León.

A la izquierda el pueblo de Bello. Más al fondo Cabañaquinta capital del concejo de Aller.

Término parroquial de Bello. La disputas territoriales y de cortejo entre los habitantes de Cuérigo y Bello fueron frecuentes en el pasado.

Casería de la Corraina el Quentu.

Al fondo del valle la carretera hacia el Puerto de Vegarada.

Casería de Fayescusu.

Al fondo el Pico Torres.

Pastos para el ganado a gran altura. Al fondo Peña Mea.

Caserías en Valdeberruga.

La hierba amarilla de esta casería ya está madura para la siega.

 

Al fondo los pueblos de Pelúgano donde hubo una torre medieval que controlaba el paso hacia los puertos.

Contraste entre la hierba madura y el verdor del paisaje.

Los 4 pueblos del valle del río Mera. LLanos, la Pola vieya, El Pino y Felechosa.

Caballos pastando.

Casería de la Navariega.


Ulex europeaus.

Cirsium pannnonicum.

Globularia vulgaris


Aquilegia vulgaris
 

6 comentarios:

  1. Cuantos lugares bellos por descubrir. A ver si estas vacaciones tengo suerte y encuentro espacios naturales tan bonitos como este que nos enseña, Jose Antonio.
    Me tomo unos días libres del blog y de entrar a internet para dedicarme a los chicos que ya están de vacaciones. Te deseo un feliz verano, nos volveremos a leer pronto. Un abrazo!

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  2. Gracias Mónica. Que disfrutes de tus vacaciones y vuelvas con un montón de paisajes nuevos en la memoria.
    Saludos.

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  3. una verdadera preciosidad esos paisajes, me encantan y eso que este año no estara tan verde como debería... que envidiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa

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  4. Gracias Mario. A ver cuando vienes por Asturias, que con esos calores que tenéis por el centro y sur, debe ser un agobio no poder dormir ni descansar.
    saludos

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  5. No quiero dejar de felicitarte por esta magnífica entrada, como me gustaría poder usar la cámara fotográfica con ese arte.
    Pasé hace poco por Asturias camino de iturrarán,me emocionaron los paisajes; que bella es España y parece que la apreciamos de una forma bien ingrata muchas veces. Enhorabuena por esta manifestación de amor a la tierra.
    Un abrazo

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    1. Gracias por el comentario. Me encanta que te gusten estos paisajes de Asturias.
      Un saludo

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