sábado, 21 de marzo de 2020

Un poco de alegría en estos tiempos difíciles: ¡Que no nos falte la primavera!


Nada más representativo de la primavera que las cabezas de los Narcisos en el jardín.


Resulta un poco paradójico en estos momentos en que el mundo parece haberse quedado mudo ante una enfermedad desconocida que amenaza nuestra propia existencia, cómo la naturaleza prosigue su curso imparable, ajena al sufrimiento de los humanos. Cerezos y manzanos se llenan de una nube de flores blancas, impertérritos a la lluvia y al frío de la noche, y menos aún al silencioso desasosiego que ha invadido la aldea. El silencio apenas roto por el ruido de un motor, muy de tarde en tarde. Ya no nos visitamos. Nos hemos quedado solos en nuestras casas y, al menos durante el día, nos consideramos privilegiados por poder contemplar la belleza de otra primavera más en nuestras vidas. Nos consolamos pensando que la gente de las ciudades ni siquiera tiene ese privilegio. Pero las noches son más largas, cuando la ausencia de sonidos agudiza esa sensación de ausencia y vacío. De alguna forma imaginamos el mundo después, cuando ya se han ido muchos.

La aldea de Cuérigo desde las casa de la Barrosa.


Me he venido a la Barrosa después de 14 días de cuarentena, tras mi viaje a la India. He sido afortunado y he regresado antes de que los países comenzaran a cerrar fronteras, como está ocurriendo en estos momentos, dejando a miles de españoles en lugares lejanos, con la angustia de no saber cómo volver a su país. Cuando regresé a España me extrañó la tranquilidad con que todo el mundo, incluido el gobierno, se estaba tomando la rápida expansión de la enfermedad, mientras que en Asia los países estaban atemorizados por el rápido avance del coronavirus. Hice mi propia cuarentena antes de que el gobierno decretara la obligada permanencia de cada español en su casa. Demasiado tarde, en mi opinión, que veía las cosas desde afuera, con mucha alarma. Ahora ya no hay vuelta atrás. Lo que tenga que ocurrir ocurrirá.


La tibia luz de la mañana envuelve el jardín de un halo amarillento.


Como para muchos otros españoles la Barrosa es mi casa del pueblo en el que viví mi vida de niño y, quizás, los mejores años de mi vida. No la considero una segunda residencia, a pesar de que paso mucho tiempo en la ciudad, en Oviedo. Es ese lugar al que sabes que puedes volver siempre, porque todo el mundo te conoce y conoces a todo el mundo. Sabes la vida de cada una de las personas que viven aquí y te preocupan los cambios y sobre todo las inevitables desapariciones que año tras año ocurren de forma inevitable. Con cada una de esas personas que se va, desaparece parte de la historia de esta aldea, de sus vivencias, de su forma de vida: su intrahistoria. Ya nada vuelve a ser igual. Por eso me aterra esta enfermedad que puede llevarse a algunas de las pocas personas cuya simple existencia son el ser y la memoria de muchas de las aldeas y pueblos de este país. Me espanta la facilidad con que se banaliza, por parte de los habitantes de las grandes ciudades, las escapadas o huidas al pueblo, a su segunda residencia, como si fueran unas vacaciones. Por suerte los pocos habitantes que quedan en estos pueblos has sido conscientes del peligro de estas llegadas inesperadas y ha saltado la alarma e incluso las denuncias.

Cerezos y Malus Eeverest en flor.


 Como dije al principio la primavera no entiende de las flaquezas humanas y continúa con esa exuberancia que llena los parterres de melancolía y de color. Cada vez más temprana, por ese cambio climatológico que tampoco parece comprender muy bien, y así los tulipanes florecen a destiempo, y las cabezas de los narcisos yacen por el suelo tras la lluvia, o incluso la nieve de hace unos días. Pero tal vez la culpa sea nuestra por plantar narcisos donde antes no había.  El color de la primavera en el norte es tan verde que incluso el verde se tiñe de amarillo por vergüenza. El clima semitropical que últimamente es común en Asturias, hace que las plantas crezcan con una desmesura inusitada y de una forma tan repentina, que casi pareces ver los tallos estirarse segundo a segundo. Este año apenas he podido podar los frutales ni muchas otras plantas, ya que han despertado con casi un mes de antelación. Ni siquiera he visto las flores del Magnolio Soulangena que ha florecido un mes antes de tiempo, ni tampoco las de los Prunus. Pero aún queda primavera para rato, ya que teóricamente acaba de empezar. Al menos tengo todo el tiempo del mundo para arrancar malas hierbas, segar el césped que crece cada segundo y seguir al minuto el crecimiento de las semillas en el invernadero. Este año habrá nuevas floraciones con un montón de nuevas variedades de Vivaces que crecí de semilla el año anterior: Polemonium, Heliopsis, Sisyrinchium, Thalictrum, Helenium, etc y otras que compré recientemente en un Vivero francés, especialmente diferentes variedades de Aster y Chrysanthemun que espero alegren el otoño. Habrá novedades, así que espero manteneros informados de todos los cambios. Suerte para todos y no hay duda de que vendrán tiempos mejores y nuevas primaveras para contemplar.  Espero que os gusten estas fotos de la Barrosa esta semana y os levanten un poco el ánimo.


Los Narcisos rara vez te decepcionan, y levantan sus cabezas años tras año como si fueran inmortales.





Ese pequeño parterre en la parte superior del jardín es nuevo de este año. Veremos como resulta.

Euphorbias y Primaveras.

Las bolas de Boj crecen en amarillo igual que las flores de la Forsithia.

Este Magnolio Soulangena "Nigra" florece más tarde que el común y al mismo tiempo que los tulipanes. Nunca falla.

Verónica peduncularis "Georgian Blue" una rastrera muy agradecida.




Tras la poda las Spiraea japónica adquieren una preciosa coloración anaranjada.
 
Huerto.

Cerezos en plena floración.




El verde de la hierba está en su mejor momento.




El invernadero de los tomates a la espera de que llegue el tiempo de la plantación.










En el invernadero unas prímulas que traje de Madeira el año pasado llevan meses en flor. Creo que son "prímula pulvurulenta" pero no estoy muy seguro.

11 comentarios:

  1. Respuestas
    1. Muchas gracias. Me alegro que te guste. Cuídate.
      Saludos

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  2. Preciosas fotos amigo José!! Como todos los años uno más, La Barrosa preciosa está. Una nueva y bella primavera comienza como siempre, pero a su vez, una triste primavera como nunca.
    Tienes mucha razón en tu escrito amigo José y creo, que una vez termine este maldito COVID-19 alguien debe pagar, tanta muerte no puede ni debe salir gratis de ninguna de las maneras.
    Es una gran pena el ver como pequeños pueblos o aldeas van desapareciendo poco a poco, entiendo tus palabras y a su vez la tristeza que puede causar.
    Esperemos que pase todo esto cuanto antes, aunque el mundo ya no será el mismo, unas cosas cambiaran a mejor y otras probablemente a peor.
    Disfruta al máximo de ese precioso jardín amigo y de esta primavera.
    Un abrazo

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    1. Gracias Juan. Lástima que esta primavera sea tan trágica para todos. Casi contempla uno las plantas con un poco de rabia contenida. Tan solo espero que pase pronto y todo vuelva a ser igual.
      Un abrazo.

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  3. cuidate MUCHO lo primero a ver si pasa el virus... el jardin que decirte q no haya comentado ya... simpre recuerdo aquel paisajita q te ponia pegas... envidiosos...

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    1. Mario ya veo que sigues ahí vivo en alguna parte. Cuídate tu también y ya nos contarás algo de como te va la vida y de tus trabajos.
      Un abrazo.

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    2. pues si sigo vivo y con salud... ya os hablare mas adelante de todas estas cosas... pero bueno lo importante es aguantar en casa, suerte los q tenemos jardin, y ver que pase todo y sigamos leyendo las historias de el resto.
      un abrazo J. Antonio y lo dicho nos leemos!!!

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  4. Cuánta belleza trae la primavera en este tiempo tan difícil! Veo que la Barrosa está que se sale de bonita. Gracias por esas preciosas fotos, Jose Antonio. Un abrazo!

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  5. A pesar de estos días trágicos lo cierto es que la primavera continúa su camino llenando los jardines de belleza. Cuidaros mucho tu y tu familia, y esperemos que pronto esta tragedia sea tan solo un mal recuerdo.
    Un abrazo.

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  6. Tu jardín siempre maravilloso. Besitos y mucha salud.

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  7. Gracias Teresa, Cuídate mucho.
    Un abrazo

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