martes, 17 de octubre de 2017

Viajes en el pasado. Islas Galápagos, donde los animales te miran como personas. Ecuador. 1993



En 1993 me encontraba viajando por Ecuador, un precioso país de gente amable y relativamente próspero en aquellos años. Aún no había llegado la crisis que destruiría los bancos y la economía y obligaría al éxodo masivo de millones de ecuatorianos por todo el mundo, aunque sí recuerdo una experiencia que barruntaba el futuro. Asistí por casualidad, en la ciudad de Baños, a un mitin del  que sería después uno de los presidentes más nefastos de la historia: Abdula Bucaran. !Como es posible que un cuatrero semejante se presente a unas elecciones!, pensé en aquellos instantes, después de oírlo decir barbaridades subido a un estrado de la plaza, mientras sus secuaces disparaban tiros al aire y repartían monedas a puñados entre la gente. Unos años después sería destituido por "incapacidad mental", pero para entonces el país ya estaba en bancarrota y un dólar valía 25.000 sucres. En el 2000 casi la mitad de la población se había ido del país, un buen número de aquellos emigrantes encontraron sitio aquí en España, aunque nunca nadie nos explicó porqué habían venido.
En Puerto Ayora, la capital, los niños disfrutan del agua.
Las islas Galápagos o Encantadas, por esa forma que tenían de desaparecer entre la niebla según los marinos de hace tiempo, son, además de Patrimonio de la Humanidad desde 1978 y Reserva de la Biosfera, uno de los lugares más hermosos del planeta, y casi todo el mundo las conoce por ser el lugar donde Darwin desarrolló su teoría de la evolución de las especies, que cambiaría el mundo para siempre. A casi mil kilómetros del continente, enfrente de la costa de Ecuador, su aislamiento les llevó a conservar una gran variedad de especímenes únicos tanto de animales como de plantas. Descubiertas ya en 1535 por Fray Tomás Berlanga permanecieron deshabitadas durante siglos, aunque fueron refugio frecuente de todo tipo de piratas y de pescadores de cachalotes y tortugas. En 1832 se anexionaron finalmente a Ecuador y desde entonces forman parte de este país.  

 
Visitar las islas Galápagos hoy en día no es fácil ya que solo se permiten un número máximo de personas al año, además de tener que navegar en barcos específicos y con un coste solo al alcance de unos pocos, pero en 1993 aún no había esas restricciones y el número de turistas era relativamente pequeño, así que me considero afortunado de haber viajado en aquél momento. Volé a Puerto Ayora, la capital. Esa misma tarde en un bar del pueblo me junté a un grupo de personas que estaban preparando un viaje alrededor de las islas. Alquilamos un barco con su capitán, un cocinero y un guía y así nos fuimos diez días navegando de isla en isla. Fue una de las mejores experiencias de viaje que haya hecho nunca. Los animales no se asustan de las personas y te miran a los ojos como si te conocieran: pájaros, iguanas, focas, peces, tortugas nadan en torno tuyo y juguetean contigo como si fueras uno de ellos. Si a esto añadimos el espectacular paisaje de cada isla, las playas de arena blanca, y los increibles fondos marinos para bucear, ya os imagináis porqué son un paraíso único en el planeta. Supongo que las restricciones que se pusieron unos años después de esta visita eran inevitables, especialmente en esta época de turismo de masas, donde pocas cosas quedan a salvo. Aquí os dejo algunas fotos escaneadas de aquellos días, hace casi 25 años.
Playas de arena blanca vacías. Solo cuatro de las islas del archipiélago están habitadas.

Escuchando la información de nuestro guía. Durante el viaje dormimos en diminutos camarotes con literas en el mismo barco.

Nadando con crías de focas. Son extremadamente curiosas y juguetonas.

Dormitando sobre las rocas.

Algunas islas están rodeadas de manglares con lagunas interiores donde viven todo tipo de tortugas.

Una gran tortuga pasa nadando a nuestro lado.

Dos piqueros de patas azules en pleno cortejo. Ni se mueven cuando pasamos al lado.


Las enormes iguanas que habitan por todas las islas tiene un aspecto imponente pero son totalmente inofensivas. Cambian de color según las rocas donde estén.

La mayor parte de las isla son volcánicas y presentan un paisaje muy diferente unas de otras. Algunas son desérticas, otras están cubiertas de jungla.

Caminando por una extraña costa, el suelo compuesto de trozos de coral.

La convivencia en el barco resulta un poco apretada, pero las comidas de nuestro cocinero son excepcionalmente buenas. En eso coincidimos todos.

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Pescar la comida diaria también ocupa una parte de nuestra vida a bordo.

Nuestro cocinero limpiando pescado para la comida diaria.

Hoy la captura ha sido realmente buena y comeremos ese pescado en filetes para la cena.
En esta laguna conviven pacíficamente las focas y los flamencos rosados


Luz de atardecer sobre la playa antes del regreso al barco.

En estos barriles de madera dejaban sus mensajes los marineros de otra época. Aún funcionan como oficina de correos.
Peces nadando sobre la superficie del agua alrededor del barco.

Diferentes tipos de pájaros y focas son los habitantes principales de las islas.
Un pelícano tomando el sol sobre la arena volcánica de la playa.



Bucear es otra de nuestras actividades principales. 

Dos focas dormilonas.

3 comentarios:

  1. que envidiaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa me gusta esta nueva sección de viajes, seguro los paisajes y culturas que has visto en tus viajes han ido marcando tu idea de jardin...

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  2. Sin ninguna duda, aunque en aquella época me interesaba más el paisaje que la jardinería propiamente dicha. Me alegro de que te guste esta nueva sección.
    Saludos

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  3. Mas que pasion, se busca es divertirse, así sea sin compañía, lo lindo es viajar y conocer nuevas culturas. Muchas personas piensan que viajar es caro y cuando les hablas de un viaje de muchos días, te miran y dicen: “Imposible. No me lo puedo permitir”.
    Fuente: galapagos islands cruise cost

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