Para cualquier jardinero aficionado la magia de crear una planta nueva a partir de una semilla es sin duda una auténtica obsesión, sobre todo durante estos meses. Y si bien todos sabemos que las plantas de temporada son fáciles de germinar y en unos pocos días vemos las cabezuelas verdes asomar entre la tierra, también conocemos muchas otras que llevan nuestra paciencia al límite, cuando no a la desesperación, porque tras muchos cuidados y mimos, de aquél sobre de semillas que encargamos por internet a algún país extranjero, no ha salido nada. ¿Qué es lo que he hecho mal nos preguntamos una y otra vez?, pero ya no hay respuesta. Tan solo intentarlo de nuevo la próxima primavera.
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semillas germinadas |
Germinar semillas de arces japoneses es algo que a todos los que nos gusta la jardinería hemos hecho alguna vez en la vida. Lo cuentan muy bien todos los foros: Se cogen las semillas de un árbol maduro allá en Septiembre u Octubre, cuando ya empiezan a "marronear" y se dejan en un lugar fresco hasta Diciembre. El 20 de ese mismo mes, tal como yo hice, se empapan las semillas de agua tibia durante un día y luego se meten en un "tuper" con un poco de arena, musgo o perlita húmeda y se ponen en cualquiera de las bandejas de la nevera a invernar. Con un poco de suerte hacia mediados de marzo deberás empezar a ver las primeras semillas germinadas con su bonitos "guaños" saliendo de las cáscaras. Entonces los pones en una buena tierra y en poco tiempo ya tienes un bonito arce japonés. Hasta aquí la teoría. La práctica es un poco diferente. Lo cierto que a veces germinan y a veces no, a pesar de que todo lo has hecho según el manual. También suele pasar que de todos aquellos que logras ver crecer las dos primeras hojas, una gran mayoría no llegan a cumplir el año o al menos eso es lo que me ha pasado a mi. Pero "eso" no lo suelen decir los manuales.
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El padre de mis criaturas es una Acer palmatum "Bloodgood" de unos 15 años. |
Analizando errores. Fue un verano -el pasado- extremadamente cálido y por mucho que los pusiera a la sombra las hojas se resquebrajaban, se retorcían y pocos días después ya eran difuntos. A otros, es probable que los haya ahogado yo mismo de tanto echarles agua. Unos cuantos se debieron de morir de hongos. o del rociado que les di con fungicida para que no los mataran los hongos. A los que llegaron a Diciembre -y ya estaba bastante harto de ellos- les di el tratamiento de "o nadas o te hundes": es decir nada de cálido invernadero durante el invierno. O te adaptas al frío o te vas, y así fallecieron otro buen número de ellos. Al final apenas han quedado un docena. Los que se ven en la última fotografía. Podría haberlo hecho mejor, sin duda. Pero de todo se aprende, especialmente de los errores. El primero, sin duda, tuvo que ver con el sustrato: debe ser muy ácido, principalmente corteza de pino triturada y casi la mitad debe de ser gravilla. En segundo lugar debo evitar la tentación de ahogarlos, por miedo a que se mueran deshidratados. En tercer lugar debo buscar un lugar donde pueda mantener una temperatura en verano medianamente estable pero donde tengan algo de sol durante la mañana. Y, en fin, ser un poco más compasivo con ellos durante su primer invierno. Iba a intentarlo de nuevo este año pero, misteriosamente, ninguna de las semillas de mi nevera ha germinado este año. !Qué error habré cometido esta vez, señor!.
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Como podéis observar, a pesar de que su padre es de un bonito color sangre, salen de diferentes colores, lo cual es parte del incentivo y de la emoción de criar estos bonitos arbolillos.
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Apenas han quedado un puñado, pero se puede apreciar la variedad de colores y tamaños aún procediendo del mismo árbol |