lunes, 13 de mayo de 2024

Una nueva planta en la Barrosa: Anchusa azurea “Feltham Pride”.

 


Espigas florales de la Anchusa azúrea junto a Iris Barbatus.

Hace unos años, durante una visita a principio de Junio a varios jardines ingleses, una planta con altas espigas florales de un espectacular color azul llamaba la atención en muchos de los parterres a finales de primavera. No tenía ni idea como se llamaba, aunque si me recordaba a una planta silvestre de diminutas flores azules o rosadas que crece muy a menudo por los caminos y prados de Asturias, el Echium vulgare.  No es extraño que se parecieran ya que son de la misma familia: las Boraginacea. Como con muchas otras plantas, no encontré ningún Vivero que las tuviera a la venta por aquí. Hace un par de años encontré las semillas a la venta en “Jelitto seeds”, las compré por Internet y la primavera pasado  germinaron unas pocas plantas de hojas peludas y poco agraciadas. Al fin, esta semana, las grandes espigas florales comenzaron a salir de la base de hojas y poco a poco  se van llenando de campanillas azules o rosadas y, ciertamente, son espectaculares, o al menos a  mí me lo parecen. Es un azul tan fuerte que parece tener luz propia y acompaña muy bien a los Iris, Siyirinchium, Weigelas y otras plantas que florecen ahora. Sin duda ha merecido la pena la espera. También he leído que esta planta no es muy duradera y suele desaparecer al año siguiente, pero al menos tengo la posibilidad de recoger las semillas o intentar reproducirla por esquejes. Ya veremos si lo consigo. Sería una pena verla desaparecer, pero así son las cosas de la jardinería. Cada día que pasas aprendes algo nuevo. Cada planta es un mundo y nunca terminas de saber lo suficiente. Tal vez por eso engancha.

 


Los Iris barbatus están en su mejor momento en azul y amarillo.


El jardín de la Barrosa cambia un poco cada año, aunque en realidad casi cambia cada día. Ya se va haciendo maduro, aunque este año acabo de añadir un nuevo parterre. Parece que siempre hay sitio para una planta más o un pequeño parterre. Llegará un momento en que tendré que decir basta, pero ese momento aún no ha llegado. Como todos los años el invernadero está a rebosar de bandejas de pequeñas plantas, algunas nuevas. Muchas de esas plantas servirán para sufragar los gastos de la “Fiesta de la Primavera” que hacemos en el pueblo todos los años a mediados de Junio. Durante un par de días haré Jornada de Puertas Abiertas y abriré el jardín a quien quiera visitarlo. Deberíamos hacerlo todos los que tenemos jardines como hacen en Inglaterra. Es la mejor forma de propagar el interés por la jardinería entre la gente, pero aquí no es muy común. Tenemos el país que tenemos y es difícil cambiar las cosas.

 


Iris y Anchusa.


Mientras, nos acercamos cada vez más al verano y a los días de calor. Este año la primavera está siendo relativamente lluviosa en Asturias pero este mes ya hemos tenido dos días de 30 grados en la Barrosa, algo totalmente impensable antes. La alternancia de días de calor con otros relativamente fríos es un vaivén continuo que altera las floraciones de las plantas y su comportamiento general. Vivimos en un caos de imprevisión y vulnerabilidad con respecto a la climatología y eso nos trae a todos de cabeza. Espero que os gusten estas fotos de la Barrosa en toda su efervescencia primaveral.



Iris barbatus blanco y Weigela.


Iris hollandicus y Digitalis purpuera.


Las flores de la Anchusa Azúrea varias del azul al rosa y cambian de color según maduran.




Los Iris se polinizan unos a otros y pueden cambiar de color. Hace años tan solo tenía un planta amarilla y ahora ya hay un montón.


En la Barrosa hay un par de "Crataegus Paul Scarlet",un espino inglés de flor rosada. Contrastan magníficamente con las Arces purpura.


Este arbusto de flor blanca es un Viburnum plicatum tomentossum mariessi.


Erigeron karvinskianus y Weigela florida.


Berberis amarillo y Rosa "Apricot Nectar".


Contraste entre la flor del Viburbum blanco y el Crataegus rosa.


Digitalis, Iris y Salvias.


Este rosal "Apricot nectar" tiene un perfume que te deja en una nube.


Pronto florecerán los Delfinios en este parterre.


Las primeras Aguileñas (Aquilegia vulgaris)


La pérgola.




El parterre de la pérgola se está haciendo ya maduro y este es su tercer año. 


Arbustos de flor blanca y Nepeta frasseni.




La parte baja del jardín va cogiendo forma. Más adelante veréis el parterre frontal que he construido este año y que cierra el conjunto.



Heucheras y Erigeron.


Iris y Nandina en la fuente.


Una vista más amplia del estanque.


Pequeño parterre junto a la casa.


Celindo en flor y formas de topiaria.



No podían faltar un par de fotos de los manzanos en floración en la pomarada.



martes, 7 de mayo de 2024

Senderismo en el Puerto de la Cruz. Tenerife. Ruta por el paisaje protegido de la Rambla de Castro.

 


Bosque de palmeras con la Casona de los Castro al fondo.

Muchos de los turistas que visitan el Puerto de la Cruz durante una semana, rara vez tiene tiempo para caminar por los alrededores pero para aquellos que se quedan durante algo más de tiempo, el senderismo se está convirtiendo en uno de los grandes atractivos de las islas Canarias, vayas donde vayas. Este invierno me sorprendió ver la gran cantidad de turistas extranjeros y nacionales que pateaban por los caminos de las islas visitando montañas, barrancos y playas lejanas. No hay mejor forma de conocer la belleza del paisaje de las islas, sin duda. Hoy os presento esta fácil excursión de un día completo desde el Puerto de la Cruz. Lejos del bullicio de la ciudad, esta ruta recorre un trozo de la escarpada costa de Tenerife por un camino bien señalizado y adecuado para todo tipo de caminantes. Son aproximadamente unos ocho kilómetros para ir y otros tantos para volver, así que lleva su tiempo y la mejor forma es hacerla despacio, disfrutando del paisaje y de las vistas del mar. La ruta recorre además un paisaje protegido con una flora muy variada, incluyendo uno de los palmerales más grandes de Tenerife. Tiene también otros puntos de interés como veréis en las fotos, entre ellos una finca de gran importancia histórica llamada La Casona, lugar de nacimiento de algunos personajes de relevancia de estas islas.

 


Vista en la ruta de la Rambla de Castro.



Desde el Mirador de los Roques.

La ruta comienza al oeste de la ciudad y se dirige a lo largo de la costa hasta el Mirador de los Roques, aunque puedes terminarla un poco antes, en la Casona, y hacer desde allí  el camino de regreso. Yo recomiendo la primera opción, ya que al lado de este mirador hay un buen bar donde puedes comer y refrescarte, de cara al camino de vuelta. El  sendero cruza al principio un par de urbanizaciones para continuar después por una zona rural bastante escarpada con numerosas subidas y bajadas hasta terminar en los terrenos de la hacienda “La Casona de los Castro” que desde principios del siglo XVI fue propiedad de Hernando de Castro, un comerciante portugués que participó en la conquista de la isla y al que la corona premió con tierras en esta parte de la isla. Durante varios siglos la haciendo siguió en manos de esta familia quienes se dedicaron al cultivo de la caña de azúcar, plátanos, vides y muchos otros productos, dado el disfrute de un importante manantial que suministraba agua todo el año. La finca tuvo varios molinos, bodegas y numerosos estanques, Sus habitantes disfrutaban de extensos jardines, miradores y albercas. Cerca se encontraba un pequeño fortín con varios cañones para su defensa. Por la finca pasaron varios intelectuales conocidos como Jules Leclercq, José Viera y Clavijo, Jean Mascart, etc. quienes describieron la hacienda como un lugar paradisíaco con preciosos jardines que se extendían hasta el mar. Así la describe el viajero galo Adolphe Coquet que la visitó en dos ocasiones: "En un rincón del terreno que desciende hacia el mar descubrimos una estancia deliciosa: la Rambla de Castro. Es un quinta completamente rodeada de palmeras y cuyos jardines, regados por las fuentes que manan de los bosques vecinos, siguen las mil vueltas de las cavidades en las que están en alguna manera suspendidos. Las terrazas unidas por desfiladeros estrechos que bordean los contornos del acantilado, dominan el precipicio; los manantiales brotan por todas partes, uniendo su dulce murmullo al ruido de las olas que vienen a morir a nuestros pies.”  

La casa pertenece en la actualidad al Cabildo de Tenerife y aunque se ha restaurado, poco quedan de aquellos famosos jardines paseos y miradores, pero el lugar rezuma naturaleza con una espesa vegetación de palmeras, dragos y tabaibas. Un poco más arriba de la Casona está la Ermita de los Roques y el mirador del mismo nombre. Hay buenas vistas del valle desde arriba.

 


Palmeral de la Casona.

Otro edificio de interés en esta caminata es el "Elevador de Agua de Gordejuela", un gran edificio abandonado, al lado del mar, que en 1903  construyó  la compañía Hamilton y en cuyo interior se instaló la primera máquina de vapor de Tenerife. El fin de la máquina era elevar el agua que existía en esta zona, procedente de los nacientes o manantiales cercanos, y elevarlos a más de 200 metros de altitud, para poder repartirlo entre las distintas fincas plataneras de la zona. La instalación, no duró muchos años en activo, pero impresiona ver la gran obra de ingeniería que supuso esta construcción. Os animo a hacer esta ruta si un día os encontráis en el Puerto y no tenéis otra cosa mejor que hacer. Espero que os gusten estas fotos.



Comienzo de la ruta. Playa de los Roques.


El principio de la ruta está al lado del gran hotel azul del fondo.


Hay que cruzar esta urbanización para seguir la ruta.


Pequeñas urbanizaciones y huertos al lado del mar.



Casas colgadas del barranco en el camino.



Cardonales cerca del camino.


Edificaciones del Elevador de agua de Gordejuela.


Un momento del camino.





Entrando en las tierras de la Hacienda de Castro, al fondo.


La Casona de los Castro entre palmerales.


Edificio de la Casona de los Hernández de Castro.





Del jardín de la casona apenas queda nada aunque se están restaurando algunas partes


La finca tenía un gran manantial y numerosas albercas para regar los cultivos.


Una de las nacientes de agua.


Palmerales en los alrededores de la casa.


Camino de la Hacienda hacia San Roque.


Un gran baniano en el camino de la hacienda.


Desde el Mirador de los Roques vista de otras haciendas entre cultivos de plataneras.


Parte de las fincas de la antigua Hacienda de los Castro.


Camino de regreso desde el mirador de los Roques.


Bosques de palmeras canarias en el camino de regreso.




De vuelta al Puerto de la Cruz.