Acer palmatum atropurpureum y Viburnum plicatum "Mariessi" junto al estanque. |
No hay más que escuchar las
noticias estos días para darse cuenta que algo grave está sucediendo en casi
todo el país: apenas ha llovido esta primavera y la agricultura y la ganadería han
puesto el grito en el cielo. Cosechas fallidas, frutales que necesitan agua con
urgencia y pantanos casi vacíos en amplias zonas del país. La guerra del agua está
servida. Mientras algunas comunidades piden trasvases urgentes de agua, de una
cuenca a otra, otras acusan al gobierno
de no hacer nada para paliar la sequía en todo estos años. Hace tiempo que los
científicos vienen avisando sobre el cambio climático que se avecina pero en
realidad pocos se han creído sus advertencias agoreras, incluidos la mayoría de
los políticos de diferente índole que nos han gobernado en estos años. Todavía
estamos a tiempo decían y dicen aún. Unos pocos, cada vez menos, aún no
terminan de creérselo. “Siempre ha habido sequías en este país desde que
tenemos memoria y, a la larga, tarde o temprano volverá a llover”. Ahora, y después
de varios años seguidos cada vez más secos y calurosos, muchos ya no están tan
seguros de ese “volverá a llover como antes”. Los que ya tenemos ciertos años,
y casi siempre hemos mantenido alguna relación con el campo y la naturaleza sabemos que se avecina algo, y que las cosas
ya no son como antes, de eso estamos seguros.
Weigela y Berberis "Sunjoy gold"
Este pequeño arriate al lado de la casa lo planté el año pasado.
En el norte siempre consideramos
el agua (la lluvia, el frío, la nieve, etc.) casi como una desventaja y cada
vez que llueve tres días seguidos soñamos con el regreso del sol y achacamos
gran parte de nuestros males, físicos y psíquicos, a la humedad y al frío. Ya
no pensamos así. Ahora, al contrario, cada vez comentamos más y con más preocupación,
la ausencia reiterada de lluvia. Hace
años que no llueve varios días seguidos, decimos. Apenas ha caído nieve este
año. Las lluvias cada vez son más cortas y duran menos. El viento cálido se ha
convertido en un elemento casi permanente en Asturias. Algo que antes tan solo
ocurría en otoño. Y para terminar, este mes de Abril apenas ha llovido un par
de veces, cosa que antes era impensable. Si de algo tengo memoria es de la
lluvia incesante de Abril, de los pastizales a reventar de hierba y de las
vacas resoplando a boca llena mientras engullen bocados de jugosas flores mezcladas
con briznas de hierba esmeralda. Este Abril la hierba ha sido muy escasa y la alarma
ha cundido entre los ganaderos. “Si no llueve ahora apenas habrá hierba que
segar en verano y no podremos mantener nuestros animales”, algo impensable
hasta ahora. A estas alturas del año nadie sabe qué ocurrirá el próximo mes. Todos
confían en las lluvias de mayo como única salvación. Después, las cosas ya no
tendrán remedio. Eso dice todo el mundo.
Acer palmatum Bloodgood al lado de la cabaña de madera. |
El Viburno "bola de nieve" nunca falla. Aquí contrastando con el rojo granate del Prunus Pissardii.
En la Barrosa el jardín no parece
haber sufrido demasiado. La tierra arcillosa y cultivada durante años, aún
conserva bastante humedad, ya que el calor aún no nos ha castigado demasiado
todavía, pero las cosas pueden cambiar si las temperaturas suben demasiado
pronto y las lluvias de Mayo no llegan. La ausencia de heladas ha hecho que los
arces crezcan de forma exponencial, al igual que las plantas perennes que han
salido de la tierra en poco tiempo. Todo parece normal aunque las pocas
floraciones son más cortas y los
frutales han florecido menos que otros años, aunque dada la vecería de los
manzanos, eso suele ser lo habitual. El año anterior la cosecha fue muy buena.
Sigo haciendo cambios de arbustos y he dividido algunas plantas perennes y cultivado
otras nuevas de semilla. Las floraciones de los bulbos, sobre todo de los tulipanes,
han sido escasas. Está claro que los tulipanes hay que cambiarlos todos los
años, como hacen los ingleses, pero a mí me cuesta hacerlo ya que es mucho
trabajo y las fuerzas menguan. El único beneficio de la escasez de lluvias ha
sido que la hierba ha crecido menos, lo que me ha ahorrado horas de cortacésped,
pero de seguir así pronto cambiara de color y el jardín tendrá un aspecto muy
diferente. No lo sé. No quiero aventurar nada, tan solo disfrutar de la frondosidad
y la belleza de esta primavera que está alarmando a gran parte del país aunque
aquí cuesta creer que tal vez las cosas ya nos sean igual en los próximos años.
Espero que os gusten estas fotos de una Barrosa aún exultante de verde.
Acer dissectum Green Globe y la Glicinia en plena floración. |
Glicinia y Hayas con hojas de invierno aún. |
En el parterre del huerto las plantas perennes comienzan a levantar la cabeza. |
Las primeras en florecer son las Aguileñas. |
Estoy muy orgulloso de mis arbustos de arándanos que comienzan a florecer, ya que su cultivo no es fácil en esta tierra arcillosa. |
Hacía tiempo que esta higuera no tenía tanta fruta. |
La Clematis Montana se encarama por el nogal. |