lunes, 30 de noviembre de 2020

Bayas y últimos coletazos del otoño.


Ilex Aquifolium Aureomarginata.


Cada día que pasa el invierno está más cerca y la temperatura en la Barrosa, durante las tardes y noches, roza los cero grados, pero hemos tenido muchos días de sol en este mes de Noviembre, así que ha sido un placer disfrutar del jardín acompañado del duro trabajo de recoger las hojas caídas para hacer compost, recortar arbustos y podar plantas perennes antes de que llegue el invierno de verdad, y sobre todo la nieve. Aunque muchos aconsejan no podar las plantas perennes hasta la primavera yo sé por experiencia que si no lo hago ahora, muchas se partirán con la nieve o incluso pueden ser arrancadas de raíz las que son más altas, así que la poda se hace necesaria ahora. En un par de semanas solo quedarán a la vista arbustos y árboles.


Bayas de acebo común (Ilex Aquifolium)

Es tiempo también de disfrutar de las bayas antes de que se las coman los pájaros. Este año los acebos, Ilex Aquifolium,  están que se rompen de bayas y es un placer contemplarlas y hacer fotos, ya que a todos nos recuerdan la cercana Navidad. No sé por qué, unos años apenas tienen bayas y otros se cubren totalmente de ellas. Hay un buen número de acebos en la Barrosa. Muchos son la especie común que sale por todas partes de las semillas caídas. Todos los años suelo recoger algunas y plantarlas en macetas y, con mucha paciencia, ya que tardan muchos años en crecer, ir cultivándolos en forma de topiaria, que es como mejor quedan. También hay algunos acebos variegados de tipo inglés. Es un arbusto muy agradecido aquí en el norte ya que no requiere ningún cuidado, exceptuando por una poda ligera en primavera y tal vez otra en invierno. Quedan espectaculares con la nieve y combinan bien en cualquier tipo de parterre, incluso con plantas perennes y hierbas ornamentales. Si he descubierto que los que crecen totalmente a la sombra, rara vez dan alguna baya, así que lo mejor es ponerlos en semisombra o a pleno sol.


El otro arbusto estrella en la Barrosa en esta época es la Nadina doméstica. También hay decenas de ellas, todas procedente de una primera planta que compré hace más de quince años. Los esquejes tardan casi dos años en echar raíces pero una vez las echan crecen muy deprisa así que es fácil hacerse con un montón de ellas en poco tiempo. En esta época las hojas nuevas tienden hacia el rojo y las bayas son muy útiles en la decoración navideña. Duran semanas en un jarrón con agua. La Nandina no necesita tampoco ningún tipo de cuidado. Crece igual de bien al sol que a la sombra. Conviene podarla de vez en cuando para controlar la altura y el espesor. Aquí suelen romperse bastante con la nieve pero enseguida se recuperan. Las bayas suelen durar hasta la primavera e incluso el verano. No sé por qué, a los pájaros no les hacer mucha gracia y solo las comen como último recurso si la nieve dura mucho tiempo.

 


Las bayas de la Nandina domestica pueden durar hasta la Primavera, si no las comen los pájaros.

Hace un par de semanas también tenía unas bayas muy hermosas, rojas y azules, el Clerodendrum trichotomum, un arbusto de origen asiático que crece bien en la Barrosa. También tuvieron bayas los Cotoneaster horizontalis, pero duran muy poco ya que los pájaros se las comen casi instantáneamente. Tambien son interesantes las bayas del Hypericum androsaemum ya que en la misma planta hay flores y bayas desde el verano hasta casi el invierno.


Bayas de Hipericum androsace. 

La coloración principal de los arces ya está casi terminada, aunque un par de ellos, Seiriyu y Umo Yama, han aguantado las hojas hasta esta misma semana pero aún quedan algunos arbustos que dan un poco de interés antes de que el frío acabe con las ultimas hojas y ya solo queden los huesos del jardín. Espero que os gusten estas fotos


Otro Acebo variegado.




Acebo común cargado de bayas.



Estas diminutas manzanas son de un Malus John Downey, un manzano ornamental. Suelen durar todo el invierno.



Otro acebo común a reventar de bayas.


Una de las muchas Nandinas en los diferentes parterres de la Barrosa.


Este Ilex Aquifolium Ferox Argentea nunca ha dado bayas ya que está en plena sombra.



La mayoría de mis acebos tiene forma de bola o pirámide. Así aguantan mejor la nieve y lucen más en los parterres.



Las curiosas bayas del Clerodendrum trichotomum estaban así hace un par de semanas.



Preciosa coloración del Bereberis "Sunjoy gold".



Las Spireas japonicas tiene una bonita coloración otoñal. Al lado un Hebe en floración de invierno.






Nandina domestica al lado de la caseta de aperos.



Estas tres hayas recortadas nunca tiene el mismo color de hojas a la vez. Cada una va a su tiempo.



Ya van quedando pocas hojas en los árboles.



Esta Salvia farinacea siempre es la última en florecer, casi a finales de otoño, aunque luego con las heladas se muere la hoja.



El Liquidambar styraciflua es una de los mejores árboles de coloración otoñal.



Pocas hojas pueden competir en otoño con las de este Acer palmatum Umo Yama.



Este pequeño Arce es uno de los que he criado de semilla. Pronto habrá toda una tropa de ellos.



He estado ampliando los parterres del huerto. Habrá más novedades de plantas el próximo año.





Los cielos de otoño son espectaculares para la fotografía, asi como los contrastes de luz y sombras como en la foto de abajo.






Otra Salvia farinacea y herbaceas.



Últimos colores del otoño. Acer palmatum Seiriyu.



Salvia roja y unas últimas rosas antes del frío de verdad.



Bajo el árbol aún sobreviven unas Begonias rodeadas de brezo.



Nandinas esta semana en la Barrosa. Hay pocos arbustos más vistosos en estas fechas que este de la familia del Bambú.


lunes, 23 de noviembre de 2020

Viajes en el pasado: El Gran Cañón del Colorado. USA 1990

El Gran cañón del Colorado. Invierno de 1990.


A principios de los 90 marché para estados Unidos como profesor, gracias a un convenio entre el Ministerio de Educación español y algunos estados Americanos, entre ellos el de California, que contaban con un gran número de hablantes hispanos. El programa, que aún existe, intenta promover y conservar el español mediante la Educación Bilingüe en Escuelas e Institutos públicos de diferentes estados. De esta manera viví y trabajé en la ciudad de los Ángeles durante cinco años. Fueron años de mucho trabajo y aprendizaje, y también de muchos viajes a lo largo y ancho del país y también de Sudamérica. Tengo que decir que la experiencia en mi caso fue extraordinaria en todos los sentidos, tanto en el profesional como en el personal. 

 
Yo con un grupo de profesoras del programa
Bilingue de California

Quizás una de las cosas que más me impactó es la enorme influencia que los españoles tuvimos en la historia y desarrollo de gran parte de ese país y en el poco conocimiento que se tiene de ello en España. Casi todo el centro y oeste americano fue “pateado “por españoles, que de una forma u otra, dejaron su impronta en ese territorio, creando ciudades, pueblos y ranchos, construyendo iglesias y edificios públicos, y organizando la actividad económica de esas áreas durante casi 300 años. No hay más que ver los decenas de miles de nombres hispanos que aún perduran para darse cuenta de que un español tuvo que poner nombre a ese río, montaña o pueblo y dejar constancia de ello. Tal es el caso del Cañón del Colorado. 

 Esta gigantesca garganta, una de las maravillas naturales de este planeta, fue visto por primera vez  y nombrado por un extremeño natural de la ciudad de Llerena, García López de Cárdenas, en 1540. García participaba en la expedición de Francisco de Coronado en busca del reino de Cíbola, que se suponía que contaba con siete ciudades de oro. Esta expedición partió de Jalisco, en Méjico y, tras pisar Arizona y Nuevo México, decidió enviar pequeñas partidas exploratorias, en diferentes direcciones, a la búsqueda de las ciudades. Coronado mandó a García con doce hombres con la intención de explorar esa zona desconocida, donde se hablaba de la existencia de un gran río y tal vez de una ciudad. En realidad se toparon con una “gran barranca” y, por más que lo intentaron, no lograron llegar hasta el río para abastecerse de agua, regresando al poco tiempo al encuentro con Coronado un poco decepcionados. Días después sería Fernando de Alarcón (quien participaba en el viaje de exploración pero por vía marítima) el primer europeo en tocar y navegar las aguas del río Colorado, pero a cientos de kilómetros del Gran Cañón. Por otra parte Francisco de Ulloa tomó posesión de la desembocadura del río en beneficio de la Corona Española, el 28 de septiembre de 1539, aunque no navegó aguas arriba como lo hizo Fernando de Alarcón. La primera expedición americana al Gran Cañón no tendría lugar hasta 1869 a cargo de John Wesley Powell. Hoy en día el territorio del Gran Cañón es uno de los mayores parques nacionales americanos visitado cada año por millones de personas. En el desértico territorio del parque aún quedan varias poblaciones de indios nativos de las tribus Hopi, Navajos y Apaches.


Desde un pequeño abrigo rocoso se ve el río en una de las partes más extensas del recorrido.


 Visité el Cañón del Colorado en dos ocasiones. Una durante el invierno. Hacía bastante frío y la nieve estaba relativamente cerca. Los colores de otoño realzan los ocres y rojizos de las enormes paredes rocosas. Se ven numerosos ciervos y otros animales rondando por los alrededores en busca de comida. La segunda vez fue durante la primavera y esa vez bajamos hasta el río de aguas verdes y bravas. Es una caminata extenuante para realizarla en un solo día y apenas tuvimos tiempo para permanecer unos pocos minutos cerca del río. En esta ocasión el paisaje es bastante verde y una vegetación abundante cubre las laderas rocosas. El sendero serpentea entre las rocas hasta descender los 1.600 m. que hay hasta la orilla del agua. La subida como podéis suponer es agotadora. Volvimos al día siguiente para montar en un helicóptero y ver el cañón desde el aire. Impresiona bastante aunque no añade nada nuevo a la experiencia. Las fotos son diapositivas escaneadas. Todavía no había llegado la fotografía digital y la calidad no es demasiado buena. Aun así creo que merecen la pena por la enorme belleza de este impresionante paisaje. Espero que os gusten.



Unos ciervos aparecen de improviso entre los pinos.






Cerca del Cañón aparecen algunas de las montañas de las Rocosas.



El juego de luces y sombras creadas por las nubes se intensifica al atardecer.





Una ardilla en un saliente rocoso.



Con el sol de atardecer los colores de las rocas resultan impresionantes.






Primavera y bajada al río Colorado.


Inicio del camino de bajada al río Colorado.






La bajada al río lleva unas cuantas horas y se hace a través de empinadas laderas. Sorprende la casi exuberante vegetación.


El sendero desciendo vertiginoso por un barranco. 


Trazado del camino.


Caminando hacia el río.



Sorprende el color verde el agua. Bajar el río en barca es uno de los grandes atractivos del Cañón.







Mi amigo Frutos y yo contemplando el Cañón del Colorado desde un helicóptero.