lunes, 29 de agosto de 2022

A mediados de Agosto florecen los Helenios.

 


Helenios en el macizo del huerto. Al fondo un Delfinium ha vuelto a florecer contrastando con sus flores azules. El arce ya tiene hojas de otoño.

Hace tres años que empecé a llenar los macizos de la Barrosa con algunas plantas perennes nativas de la pradera americana y desde entonces las floraciones han mejorado sustancialmente. Entre ellas los Helenios, son fundamentales para llenar de color los arriates, justo cuando el resto de las plantas comienzan a verse ajadas y marchitas después del calor del verano. No hay duda de que en casi todo el país este ha sido uno de los varanos más calurosos del siglo, con más de 40 días de temperaturas altas y noches extremadamente cálidas.  Sin embargo, aquí en Asturias, las cosas no han sido así. Ha hecho calor, pero nada parecido a lo que han sufrido en gran parte del país y hemos pasado casi todas las noches en torno a los 20º grados o incluso menos. En la Barrosa hemos tenido un verano bastante normal, con algunos días más de sol que otros años y una relativa abundancia de lluvias en estas dos últimas semanas. Las fotos de estos días muestran un jardín aún con el césped verde, las hojas de los arces sin ningún símbolo de stress y las flores frescas y luminosas. Sin duda debo considerarme bastante afortunado. Es probable que el próximo verano no tenga la misma suerte.

 


La flor del Helenio no es muy grande pero si muy vistosa y con una preciosa y delicada arquitectura.

Volviendo a los Helenios, los que se ven en la Barrosa provienen de unas semillas que germiné hace tres años de “Jelitto sedes”. Es un híbrido de nombre “Helenium Rotgold hybrids”. Una planta resistente que puede alcanzar algo más de un metro de altura  y que florece durante casi seis semanas con una gran luminosidad mientras las flores van cambiando de color, del amarillo a un rojo quemado. Los tallos son fuertes y erguidos y casi no necesitan sujeción. Es una planta imprescindible para la parte media o trasera de cualquier macizo de plantas perennes. De la familia de las Asteraceae, los Helenium rara vez tiene enfermedades, aunque hay que tener cuidado con los caracoles en primavera. Su raíz no suele ser muy profunda como descubrí el primer año, cuando los vientos del otoño arrancaron algunas matas de cuajo, así que como precaución suelo cortar los tallos poco después de la floración, a mediados de Septiembre. Crece bien en cualquier tipo de suelo y, dado que la parte aérea muere en invierno, suele soportar bastante bien las heladas  aunque el terreno debe drenar bien para que las raíces no se pudran. Un poco de mantillo  de hojas o corteza como protección contra las heladas fuertes les puede venir bien en invierno y en primavera  Por lo demás y, aunque se reproduce muy bien de semillas y florece en el mismo año, se puede propagar fácilmente por división de mata en otoño o esquejes en primavera. Aún no se si es de esas perennes que duran muchas años o terminan desapareciendo tras uno años. Lo mejor es dividir las matas cada dos o tres años y de ese modo rejuvenecerlas permanentemente,

 


El primer rayo de sol en la Barrosa ilumina un macizo de Helenios, Echinaceas y Heliopsis, tres plantas de origen americano.

En cuanto al nombre Helenio, parece que la planta recibió ese nombre en honor a la Helena de Troya, esposa del rey Menelao que aparece en la Ilíada. Los Helenios  van estupendamente con otras plantas de la pradera americana como Rudebeckias, Echinaceas y Heliópsis, todas de la misma familia. Casi todas florecen al mismo tiempo o un poco antes, y sus flores duran mes y medio por lo general, así que llenan gran parte del verano e incluso los comienzos del otoño donde, combinadas con Asters, alargan las floraciones hasta el otoño.


Preciosa rosa salmón bañada de gotas de lluvia. "Rosa Apricot nectar".


Han vuelto a florecer algunas rosas y hay Echináceas nuevas que germiné esta primavera y justo ahora han comenzado a florecer. Espero que os gusten estas fotos de la Barrosa esta semana.





Helenios y Echináceas.


Rudbeckia fulgida "Goldsturm".





Dalia "Gloria de Noordwick" y Rudbeckia fulgida.



Rudbeckia y Sedum Matrona.



Macizo de la pérgola con Rudbeckias y hierbas ornamentales.



Rudbeckia fulgida, Heliosis scabra y Rudbeckuia Herbstonne (la mas alta).




Rosa "Apricot nectar", rosal de te de nueva generación refloreciente y perfumado.



Nepeta, Hostas y Liriope muscari.



Viburno con bayas.


"Anemanthele lessoniana" una gramínea germinada de semilla el año pasado. Muy estética y con cambio de color en otoño.



Macizo mixto bajo la casa.


Círculo de los brezos con Begonias.



El año pasado cambié esta parte del macizo central que tenía unas Hebes muy envejecidas. He puesto Liriopes, Bergenias y algunos Pittosporum.



Salvias y Rosal pequeño "Red Drift".



Pittosporum tenuifolium, Bergenia y Potentilla.


El círculo de las Hostas aún no ha cumplido el año pero ya se ve muy definido.



Salvias y Agastache rugosa "Apricot sprite".



Rudbeckia "Herbstonne" de casi dos metros de altura.


Echinaceas recién germinadas este año de semilla: Purpurea y Mellow Yellows.






Las Lagestroemias rara vez florecen en la Barrosa. esta vez si lo han hecho.




El año pasado hice una gran división de Liriope muscari. Ahora están por todas partes y se agradece su floración tardía.





Jardín vertical de plantas crasas en recipientes.


martes, 16 de agosto de 2022

El Drago milenario de Icod de los vinos y Garachico. Dos lugares a visitar en el norte de Tenerife.

 


Gran Drago de Icod de los Vinos

De los muchos cambios que ha habido en la isla de Tenerife, desde mi primera etapa como profesor en los años 80 hasta ahora, quizás uno de los más importantes ha sido la enorme recuperación de un árbol endémico de las islas, el drago,  que casi estaba a punto de extinción entonces. Hoy se han plantado tantos dragos en las islas que se ha convertido en una planta de jardinería casi omnipresente. Todos los viveros y tiendas de plantas de las islas los venden, y es probable que miles de plantas de drago salgan cada año en aviones y barcos con destino a cualquier parte del mundo, La mayoría no sobrevivirán. Lo digo por experiencia. En el 89 yo regresé de Canarias con un drago en el maletero del coche que malvivió en la Barrosa durante unos pocos años hasta que acabó con él una fuerte helada. Esta vez he sido más prudente. El pequeño drago que transporté en mi maleta está en el invernadero y, de momento, está fuerte y vigoroso, y pronto tendré que cambiarlo a una maceta más grande.

 


Fotografía de 1980 donde se puede apreciar todavía la carretera a Guía de Isora pasando al lado del drago.

A principios de los ochenta las cosas eran muy diferentes y el departamento de Biología de la Universidad de la Laguna había iniciado un gran programa de reproducción de dragos con el fin de evitar su desaparición. Cuarenta años después los resultados son más que evidentes para cualquiera que visite las islas Canarias. Miles de dragos nos sonríen desde cualquier parte. En cuanto al gran Drago de Icod de los vinos, al que se le calculan entre ochocientos y mil años, muestra con orgullo su extraña  silueta casi metálica, en el mismo lugar donde lo vi por primera vez en 1980, al lado de la carretera en dirección a Guía de Isora. Por suerte la carretera ya no circunda el drago, ya que en 1984 se trasladó de lugar y, unos años más tarde, se construyó en su entorno un interesante “Parque del Drago” con flora endémica de las islas. El lugar luce mucho más hermoso que entonces. La antigua casa Canaria llamada “Casa del drago”, que entonces estaba bastante abandonada, se ha restaurado y su interior convertido en tienda restaurante. En cuanto a la Plaza de la Iglesia de San Marcos que se alza sobre el Drago, continúa siendo el mejor mirador para contemplarlo y hoy casi parece un jardín botánico, rodeada de vegetación y de preciosos ejemplares de Jacarandás, Pandanos y Ficus.

 


Los Dragos (Dracaena dracus) crecen en riscos, acantilados y laderas de los barrancos, entre los 30 a 800 m de altura, donde recibe el influjo de los vientos alisios. Se encuentra en las islas de El Hierro, La Palma, La Gomera, Tenerife y Gran Canaria, aunque solo se considera nativo de las dos últimas, habiendo sido introducido en el resto. Los grupos más importantes de dragos silvestres que quedan, se localizan en la isla de Tenerife, en los macizos de Anaga, Teno y Adeje. En Gran Canaria se considera extinto en estado natural después de que en 2009 muriera el único ejemplar que se reconocía como silvestre. Los dragos crecen muy lentamente,  1 metro cada década y comienza a ramificarse después de la primera floración, a los 15 años. Se suele calcular su edad por el número de ramas, ya que no poseen anillos de crecimiento. Aunque pueden durar cientos de años, terminan ahuecándose en su interior y sucumbiendo en alguna tormenta. El gran Drago de Icod, de 18 metros de altura y 20 de copa, está hueco en su interior durante varios metros, y hasta tiene una puerta de entrada. En el vacío se ha colocado un ventilador para evitar la formación de hongos, además de varios marcadores para vigilar su evolución. Es un ejemplar único y uno de los árboles más longevos del país. Se han escrito numerosas leyendas sobre los dragos y se les consideró relacionados con el “Jardín de las Espérides”. Era venerado por los antiguos pobladores de las islas como un ser vivo de gran poder y su savia, de un extraño color rojo, se consideraba que tenía propiedades curativas. Es sobre todo un símbolo de Canarias y uno de los árboles más hermosos que existen en el mundo. No dejéis de visitar estos lugares si vais a Tenerife.



Casonas y conventos en la pequeña ciudad costera de Garachico.

Ese mismo día visité Garachico, antigua población costera que fue el principal puerto de la isla hasta su destrucción por una erupción volcánica en 1706. De esa rico pasado colonial conserva numerosas casas, conventos e iglesias, además de su castillo. Es un placer caminar por sus calles y bañarse en las pozas y piscinas naturales construidas en su entorno, o comer en algunos de sus numerosos restaurantes.



Drago y palmera canaria. Al fondo la plaza de la Iglesia de San Marcos.


Paseando por el Parque del Drago.


El gran Drago, de 18 m. de altura y 20 de copa, tiene en su interior un ventilador y varios artilugios que vigilan sus constantes vitales.


Copa del gran Drago. Normalmente nace una nueva línea o bifurcación de ramas cada 15 años.


Parque del Drago y museo.


Tabaibas y Dragos jóvenes en el parque.


Dragos jóvenes en proceso de ramificación.


Cardonales.


Entorno del Drago.


Plaza de Andrés Lorenzo Cáceres.


Pandano en la plaza de la iglesia.


Antiguas casas canarias en torno a la plaza.





Gran Pandano en la plaza.


Calle de Icod de los Vinos.


Ayuntamiento de Icod.


Castillo de Garachico. La pequeña ciudad fue fundada por Cristóbal de Ponte en 1496.



Iglesia matriz de Santa Ana en la plaza de la Libertad.



Parque de la Puerta de la Tierra, antigua entrada a la ciudad antes de la erupción volcánica.




Iglesia de Nuestra Señora de los Ángeles y Ayuntamiento.


Una calle de Garachico.




Antiguo convento.


Edificio modernista en Garachico.


Castillo de San Miguel construido en 1587.


Vista de Garachico desde el mar.


Piscinas naturales y antiguo puerto.