Jardín para meditar del templo Sanzen-in.
O´Hara es un pequeño pueblo en las montañas cercanas a Kioto, que guarda, casi ocultos entre bosques, varios pequeños templos y monasterios construidos hace más de mil años. Durante varios siglos, esta zona fue lugar de refugio y retiro para miembros de la realeza o monjes ascetas que deseaban vivir lejos del mundanal ruido y de los avatares de la corte. Siglos después esta pequeña localidad aún existe como lugar de peregrinación para locales y algunos turistas que se cercan desde la ciudad de Kioto. En otoño, los bosques de la zona se tiñen del color rojizo y dorado de los arces y gingkos que crecen alrededor de sus numerosos arroyos y las visitas aumentan, pero está muy lejos de las aglomeraciones de Kioto, y ciertamente para mí fue uno de las visitas más relajadas y hermosas de mi viaje a Japón de hace un año.
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Huertos y casas en el pueblo de O´Hara. |
Se puede llegar a O´Hara en un
autobús local desde Kioto en algo menos de una hora y, si uno sale temprano, la
subida hasta el templo Sanzen-in por un camino al borde de un arroyo bordeado
de arces es de una belleza abrumadora. Hay varios templos para visitar pero sin
duda el de Sanzen-in tiene uno de los jardines más hermosos que uno puede
visitar.
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Hall principal del templo Sanzen-in. |
Sanzen-in fue inicialmente construido a
mediados del siglo VIII como lugar de retiro de Saicho, un monje budista que fundó
la escuela Tendai en el cercano templo Enryakyu-ji del monte Hiei, su templo
principal. Desde entonces varios
miembros de la familia imperial japonesa han residido durante temporadas en
este templo que es uno de los más importantes de esta escuela budista. El templo
está rodeado de un gran muro de piedra, como si se tratara de un castillo y uno entra al lugar cruzando la imponente puerta
Goten-mon. El edifico principal es de una gran belleza y simplicidad, como casi
todos los templos japoneses, pero sus grandes salas se abren a uno de los “jardines
para meditar” más hermosas que se puedan ver en este país. El leve sonido del
agua en varias fuentes rituales, pequeños estanques con peces donde se reflejan
las hojas rojas de los arces contribuye a crear un espacio mágico y
espectacular. Te quedas anonadado mirando ese paisaje tan elaborado que parece
irreal, casi con temor a que desparezca en un instante.
Reflejos en el estanque. Templo Sanzen-in.
Saliendo del Hall principal uno
camina entre enormes cedros y el jardín se extiende a lo largo de varias terrazas
con pequeños templos y ermitas, estanques y arroyos, estatuas de buda, grandes
rocas con inscripciones, y aquí y allá y decenas de retorcidos arces dejando
caer sus ramas escarlata y oro entre el musgo, bultos redondeados de camelias y
azaleas, linternas de piedra de todas las formas y tamaños. Sin duda uno de los jardines más hermosos que
he visto en mi vida.
Hay varios templos más en O´Hara
y uno camina casi como en un sueño, porque todos son de una belleza abrumadora.
Entro en otro templo algo más pequeño “Hosen-in”, también con un precioso
jardín para meditar y otros dos pequeños jardines para pasear. Este templo data
del siglo XII y aquí la vista principal es un gigantesco y retorcido pino de
800 años cuyas ramas parecen tentáculos de un gran animal y moldean un paisaje con estanques, arbustos
recortados y pequeños arces. En el exterior, pequeños senderos de piedra te
hacen descender a través de un cuidado jardín de musgo, rocas, vasijas de
piedra, fuentes y sobre todo arces moldeados en todas las formas posibles y
colores del dorado al escarlata.
Una parece casi sentir el sindrome de Stendhal ante una belleza tan abrumadora, así que en ese momento lo mejor es caminar por los huertos que rodean el pueblo y comer en uno de sus pequeños restaurantes un buen curry de ternera o tomar un baño en alguno de sus numerosos “onsen”. Pasar un día en O´Hara equivale a experimentar en miniatura una versión simplificada de toda la cultura japonesa y de su historia. Ciertamente no defrauda y vuelvo a Kioto satisfecho y aún con ese “vértigo de Stendhal en la cabeza.
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Puerta de entrada el templo Sanzen-in. |
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Diferentes vistas del "Jardín para meditar" del templo. Abierto al menos por tres de sus lados este hall desde donde se contempla el jardín, es de una belleza abrumadora. |
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Reflejos en el estanque. |
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Fuente para abluciones. |
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Jardín exterior del templo Sanzen-in. |
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Hay numerosos templos y estancias esparcidos a lo largo del jardín entre lagos y pequeños bosques. |
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Estanque y linterna de piedra. |
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Otra pequeña ermita interior. |
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Escaleras y puertas tori comunican las diferentes terrazas del templo. |
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Rocas naturales con inscripciones. |
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Estatua de "jizo", dioses guardianes que representan a niños muertos prematuramente. |
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Estatua de uno de los ocho inmortales de la mitología china. |
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Caminando por O´Hara. |
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Grabados en otro de los templos. |
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Interior en el templo Hosen-in. |
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Jardín para meditar del templo Hosen-in con las ramas del gran pino de 800 años. |
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Estanque en el interior del templo. |
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Jardín exterior del templo Hosen-in. |
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Una casa en O´Hara y abajo paisaje del pueblo con huertos y viviendas tradicionales. |