martes, 26 de diciembre de 2023

El jardín Botánico de Kioto en Noviembre.

 


Jardín romántico con fuentes y parterres tipo europeo.

Con tantos hermosos jardines y templos para visitar en Kioto, muy pocos visitantes se toman el tiempo para acercarse a este enorme jardín botánico, que sin duda es un respiro y un gran contraste a los preciosos jardines japoneses abarrotados de gente de los templos y villas más importantes. Creado en 1924 en la zona de Kitayama, no muy lejos del centro de Kioto, es fácilmente accesible en metro o autobús y tiene una entrada casi ridícula de apenas 2 euros. Sufrió diferentes vicisitudes desde su fundación, incluyendo su transformación en una base del ejército americano después de la segunda guerra mundial, por lo que tuvo que ser refundado, renovado y abierto al público de nuevo en 1961. Hoy pertenece a la municipalidad de Kioto quien se encarga de su gestión y mantenimiento.  

 


Parterre con Cosmos en plena floración.

Con sus 245 mil metros cuadrados, este jardín botánico es uno de los más grandes del mundo y si tal vez no sea tan espectacular como el Kew Garden o algunos de los grandes Botánicos del mundo, ciertamente no se queda atrás en su enorme variedad de plantas y árboles exóticos, sus bien cuidados invernaderos y sus parterres llenos de flores de temporada en cualquier época del año. Sin embargo lo que uno más aprecia tal vez sea el tomarse un descanso de las multitudes que llenan cualquier otro espacio turístico de la ciudad. Aquí uno puede caminar a su aire y dedicarse a la contemplación y al disfrute de la flora y fauna que llena el jardín casi en completa soledad.

 


Estanque con arces japoneses.

El jardín está dividido en múltiples espacios, algunos dedicados a variedades de plantas específicas: jardín de bambú, de camelias, cerezos, hydrangeas, Iris, peonías, lotos, etc., otros a diferentes tipos de jardín: romántico, inglés, oriental, rocalla, invernaderos tropicales, exhibiciones temáticas de plantas, bonsáis, bosque caducifolio, jardín acuático, etc. Sin duda hay un poco de todo y, si bien algunos partes no están en su mejor momento en Noviembre, uno no echa en falta casi nada. Sorprende los bien cuidados parterres llenos de flores a mediados de Noviembre, cuando es obvio que en muchas otras partes hace ya tiempo que ya se han muerto con la llegada del frío. Un buen ejemplo son esas alineaciones de Cosmos, tan frescos y llenos de flores como si estuviésemos en pleno verano.  Lo mismo ocurre con la gran rosaleda con cientos de variedades aún en flor. Estando en Kioto en esta época no podían faltar excelentes plantaciones de bosques caducifolios llenos de arces y gingkos reflejándose en los estanques. La exhibición de bonsáis también es interesante ya que en Kioto no he encontrado jardines específicos para este arte. Esta semana hay una gran exhibición temática de Crisantemos orientales con floraciones muy llamativas. Me llamó mucho la atención esos bonsáis de crisantemos o asters, a menudo sobre rocas. Nunca había visto con anterioridad algo así. Me pregunto si los hacen cada año o la planta sobrevive de un año para otro, cosa que me parece bastante improbable. No encontré a nadie a quién preguntar.

 


Exhibición de Crisantemos.

Todas las plantas y árboles tienen su correspondiente letrero indicativo con el nombre en japonés y latín, lo cual ayuda a su identificación. El jardín cuenta con dos grandes invernaderos con plantas orientales y desérticas. Ambos están bien cuidados y tiene una abundante variedad de plantas en flor incluidas orquídeas, bromelias, anturios y muchos nenúfares en estanques. Se puede pasar un buen rato visitando los invernaderos sin encontrar a nadie más. Dada la gran extensión del jardín, bien se puede pasar medio o un día completo y comer en un pequeño restaurante que hay justo en el centro del jardín. Creo que es una visita que bien merece la pena en cualquier época del año así que si viajas a Kioto no olvides visitarlo. Espero que os gusten estas fotos.



Entrada al jardín con un parterre de Cosmos y Cycas revolutas.



Rosaleda con cientos de variedades de rosas aún en flor.





Jardín de tipo europeo con parterres y coníferas en topiaria.







En torno al gran invernadero hay un estanque y parterres geométricos de plantas de temporada que recuerda al Kew Garden de Londres.


Restaurante y exhibición de Crisantemos.


Crisantemos orientales con flores de gran tamaño.


Sorprendentes bonsáis de Crisantemos creciendo de diferentes formas, algunos sobre rocas.






Enormes Gingkos en el bosque caducifolio.



Parterres lacustres


Parterre de plantas perennes.


Molino de agua.




Estanque bordeado de Arces japoneses.




Invernadero.


Invernadero tropical


Nenúfares.



Anturios


Precioso estanque y cascada en el invernadero tropical



Cannas en floración



Bonsais

Bonsai de Acer palmatum 


Bonsai de Acer Buergerianum.



Parterres a la salida del Jardín Botánico con plantas de temporada y tropicales.







lunes, 18 de diciembre de 2023

Fotografiando el jardín de invierno justo antes de la Navidad.

 


Parterre del huerto con salvia aún en flor y hojas doradas de algunos arbustos.

Mucha gente cree que al llegar el invierno los jardines pierden todo su interés y se convierten en tierra yerma hasta la llegada de la próxima primavera. Es cierto que en muchos casos es así, ya que la parte aérea de la mayoría de las plantas desaparece y los árboles se quedan sin hojas, pero hay un momento, justo antes de la Navidad,  en que algunas hojas doradas aún permanecen en las ramas, así como las semillas de muchos arbustos y plantas perennes, llenando todavía de color algunos parterres y convirtiendo el jardín en una lugar lleno de misterio y de belleza.



Hojas de Gingko bilowa.


Arbustos de Hibiscus siryacus con semillas.

Fotografiar ese momento es una de las pocas alegrías que nos depara estos días oscuros en que los jardineros permanecemos al lado del fuego mirando catálogos de plantas y semillas a la espera de la próxima primavera.

 


Algunas hojas de arce japonés y al fondo Parrotia pérsica.

Esta semana los días han sido secos y fríos después de varios días de lluvia y el jardín se ha quedado helado y yermo. El mejor momento para captar esa belleza efímera es hacerlo justo antes de que salga el sol, ya que después las sombras son demasiado pronunciadas y resulta muy difícil captar esos detalles de formas y colores que dan vida al paisaje. Media hora antes de que la luz llegue a la Barrosa el sol ya incide sobre las montañas más altas o se esconde detrás de ellas, pero deja resbalar sobre el valle una luz tenue y blanca que se refleja en la escarcha que cubre la hierba y las ramas de los árboles. Es el momento de salir al jardín y disparar deprisa y sin tregua antes de que las manos se te hielen y te quedes sin aliento. No importa demasiado los cambios de  apertura o velocidad para conseguir una foto perfecta. Tienes poco tiempo y hace demasiado frío para detenerse constantemente a hacer cambios focales. Además el objetivo suele empañarse así que es importante llevar un trapito de gamuza para limpiarlo de vez en cuando. Los resultados puede que no sean espectaculares pero creo que captan muy bien esa magia del jardín de invierno, yermo, pero aún lleno de una sublime belleza para aquellos que tiene la sensibilidad para apreciarla.

 


La escarcha contribuye a realzar la forma de los arbustos recortados como tejos y acebos.

Ya se acerca la Navidad y otro año más que se va para siempre. Un poco más viejos y en un mundo que cambia constantemente y cada vez más deprisa, uno no deja de hacerse la pregunta de si merece la pena seguir escribiendo en estos blogs que ya se han quedado tan anticuados como los propios dueños. En realidad la mayoría de nosotros sabemos que ya solo escribimos para nosotros mismos. No hay otra justificación. A mí me ayuda a pensar, a reflexionar sobre viajes que he hecho o sobre los cambios que voy haciendo en el jardín, a planificar momentos para el futuro. Poco o nada me importa lo que piensen los demás. Es probable que siga escribiendo algunos años más por la simple razón de que para mí sigue teniendo sentido, solo eso.

 


En la cabaña de madera resaltan algunos hojas de arces japoneses.

Como siempre, desearos a todos los que os acercáis por aquí lo mejor para el próximo año 2024 y unas Felices Fiestas de Navidad dondequiera que estéis. El próximo año seguiremos en la Barrosa.


Hortensia.


Parrotia pérsica.


Hielo en el bebedero de pájaros.


Brezos.


Las colocasias al lado del  estanque se han helado.


Las Bergenias comienzan a florecer en torno al estanque.


Carex variegado.


Esa Hebe lleva en flor desde hace bastante tiempo.



El Sedum palmieri sobrevive bastante bien a las heladas.



Acebos y Berberis thumberguii


Bayas amarillas del Pittosporum


Phlomis russeliana




Hipericum androsaemum con bayas.


Las ramas del Cornus sanguinea destacan por su color en invierno.


Ramas secas con semillas de Aster.


Los pájaros ya se han comido casi todas las bayas del Cotoneaster.


Salvia guaranítica Black Bloom aún en flor.




El Sedum rubrum también aguanta bien las heladas


Hayas y Yucca,


La Skimmia japónica tiene una bonita coloración en otoño.


Setas en la hierba helada.


Las últimas hojas del Liquidambar stryraciflua.


El sol se acerca ya a través de los prados.




Los primeros rayos del sol incidiendo sobre los parterres. Se ha acabado la magia.