domingo, 10 de diciembre de 2023

Templos y Jardines de Kioto: el jardín seco del templo Ryoan-ji.



Parte central del jardín seco del templo Ryoan-ji

El templo Ryoan-ji es uno de los templos zen más antiguos y visitados de Kioto, en gran parte debido a su famoso “jardín seco”, cuyo diseño original se remonta a principios del siglo XV, aunque ya desde el siglo XI hay noticias de un templo y jardín en este lugar como parte de una villa propiedad del clan Tokudaiji. En el siglo XIV la propiedad fue adquirida por Hosukawa Karsumoto y convertida en templo budista de la secta Rinzai. Fue en torno a esta época cuando se cree que se construyó el famoso jardín seco, “karesansui”, que a pesar de varias destrucciones y sucesivas  reconstrucciones a lo largo de los siglos,  ha llegado hasta nosotros más o menos intacto. No se sabe a ciencia cierta quien lo construyó y ha sido atribuido a algún monje famoso, constructor de jardines, aunque durante esa época ya había especialistas dedicadas a construir este tipo de jardines ya que el nombre de uno de ellos aparece tallado en una de las piedras.

Casa de te al lado del estanque.


Dibujo de los diferentes edificios del templo 
 

Este jardín rectangular, de unos 250 metros cuadrados y rodeado por un muro, fui construido en frente a la sala principal de la residencia del abad con el fin de ser contemplado desde una plataforma. Este tipo de jardines, en diferentes versiones o tamaños, se fueron construyendo a lo largo de los siglos en muchos templos zen, con el fin de ayudar o facilitar la meditación de quien lo contempla. Casi todas se basan en una extensión uniforme de grava en la que se colocan grupos de piedras de diferentes tamaños rodeadas de musgo o tierra, a modo de islas en medio del mar. Cada cierto tiempo los monjes dibujan líneas, ondas o círculos sobre la superficie de la grava con unos rastrillos especiales. Durante siglos se ha discutido sobre el significado de todo el conjunto, así como los grupos de piedras de diferente tamaño, unas de pie y otras tumbadas, que conforman el jardín. Se ha dicho que representan un tigre con sus cachorros cruzando el mar. Para otros tiene un significado puramente abstracto y no representa nada concreto, tan solo ayuda a la mente a fijarse en una idea concreta durante el proceso meditativo.



Islas en el centro del lago.

El templo Ryoan-ji es uno de los más visitados de Kioto así que seguro que habrá mucha gente en cualquier época del año, lo que no impide disfrutar de él. El templo tiene varios patios más, con diferentes jardines y un lago de gran tamaño cubierto de nenúfares que, tanto en primavera como ahora en otoño, es una maravilla para pasear y contemplar. En el centro del lago hay dos pequeñas islas a las que se llega a través de puentes de piedra. Hay varios edificios más, una casa de té donde se puede comer algo y contemplar un precioso jardín meticulosamente cuidado, un bosque de buen tamaño con grandes árboles y avenidas, y un conjunto de tumbas de antiguos emperadores. El templo ha sido declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco y es sin duda es una de las visitas prioritarias si estás en Kioto. A mí, aparte del jardín de piedra seca, me encantó el lago rodeado de árboles de un gran colorido ahora en otoño. Las hojas amarillo dorado de los nenúfares cubren gran parte de la superficie del lago y parejas de patos y cisnes nadan o dormitan sobre las rocas.  Sin duda la quintaesencia del paisaje japonés que uno ha imaginado desde siempre. Espero que os gusten estas fotos.



Hay que rodear el gran estanque cubierto de nenúfares para llegar hasta el templo.



Edificio anexo al templo.


Cubierta de una de las puertas de entrada.


Plataforma de contemplación del jardín seco.




Salas del hall del abad con las paredes cubiertas de pinturas.




Los jardines laterales son muy diferentes al jardín seco de uno se los lados.


Fuente para abluciones en uno de los jardines laterales.


Pasillos y vistas sobre un jardín interior.


Puerta de entrada a otro de los edificios del templo


Este viejo pino sobre el lago necesita de soportes para no caerse.


Las vistas del estanque son magníficas aunque la coloración otoñal todavía no está en su apogeo.




Casa de te y otros edificios anexos.





Bosque y avenida de grandes árboles en torno al templo.




Jardín de la casa de te.


Reflejos en el estanque y nenúfares.



Embarcadero.


Un jardinero subido a una escalera niwaki poda las yemas de las hojas de un pino negro.



Kakis y arces con coloración otoñal.


Patos descansando sobre las rocas o nadando en el agua oscura del estanque.





Una ultima imagen del estanque del que me cuesta despedirme.




2 comentarios:

  1. sea cual sea su significado o no... tal vez un haiku? sea como fuere, tienen un no se que que que se yo... muy atractivo y sin duda a los occidentales, a mi por lo menos, me parece muy interesante

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  2. Sin duda la contemplación de estos jardines secos te lleva la mente por otros caminos aunque yo prefiero los jardines con vegetación, donde me siento más a gusto.
    Un saludo

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