Un hombre conduce un camello en la avenida principal de la ciudad de Jaipur cuyo palacio es uno de los más hermosos del país. |
En el verano del 94 el centro de
la India era una espantosa caldera de humedad y calor. El taxi que me conducía en
medio de la noche del aeropuerto al hotel, dejaba entrever oscuras avenidas
atestadas de gente que dormían en la misma calle o en las medianas, entre
arbustos requemados, vacas y basura. Nada de lo que había leído o imaginado se
parecía a la realidad que me rodeaba. Todo era infinitamente peor. Tras deambular
unos días por Deli intentando visitar algunos de los grandes monumentos de la
ciudad y sudando a mares, no pude soportarlo más y me fui a una agencia de
viajes para que me buscase un lugar más fresco donde aclimatarme antes de
continuar con el viaje de dos meses que había planificado. El dueño de la agencia,
muy avispado, me envió sin miramientos a Srinagar, Cachemira, en el avión del día
siguiente. “Allí van siempre los ingleses para huir del monzón, me dijo. Es un
lugar muy hermoso en medio de un lago. Te he buscado alojamiento en un barco de
lujo durante tres días en el mismo lago”. Se le olvidó decirme que Cachemira
estaban en estado de sitio y el lugar era extremadamente peligroso, pero la
India siempre negó la larvada guerra de Cachemira. Simplemente no existía. El
avión iba lleno de soldados y otros dos turistas tan despistados como yo. Un
jeep del ejercito nos llevó hasta nuestros respectivos barcos anclados en el lago, donde quedamos
encerrados durante tres días, hasta que conseguí salir con un muchacho coreano
en un autobús rumbo a la región tibetana de Laddak.
Un shadu o hombre santo en la ciudad de Pushkar. |
Un muchacho rema en una barca por el río Ganges cerca en la ciudad de Benarés. Abajo. Mujeres dirigiéndose a un templo en Pushkar. |
No voy a contar todo aquél largo viaje. A veces unas pocas imágenes pueden ayudar a visualizar las experiencias de un viaje mucho más que miles de palabras. La India es un país con una gran cultura y está lleno de imponentes monumentos de todas las épocas de la historia. Algunos son igual de magníficos o incluso mejores que cualquiera de los que podemos ver en Europa. A esto hay que añadir el enorme colorido de las ropas y lugares, así que todos coinciden que la India es uno de los mejores países para hacer fotos de este planeta. Los que veis son escaneados de diapositivas, así que la calidad no es muy buena. Además, he debido perder algunas, ya que no he visto fotos de algunos lugares que todavía recuerdo. Aun así, creo que merece la pena viajar, a través de estas imágenes, a la India de hace casi 30 años. Espero que os gusten.
Benarés, la ciudad de los muertos.
Montañas de madera se almacenan cerca del río para las cremaciones. El olor a carne quemada impregna la ciudad y las orillas del río. |
En aquella época lo extranjeros no podíamos visitar los lugares de las cremaciones y solíamos hacerlo desde barcas en el río. |
Aquí conviven las vacas y la gente que realiza abluciones en el agua sagrada. |
El transporte de leña para los crematorios es una tarea esencial para la ciudad. |
Una barca con dos remeros me transporta río arriba en la fuerte corriente. |
Gente realizando abluciones en el río. |
Puerta de una de las miles de residencias donde miles de ancianos esperan la muerte. |
Jaipur, la cuidad de piedra rosa, capital del Rajastan. |
El palacio de los marajás de Jaipur es uno de los más conocidos del país. |
Edificios e instrumentos de astronomía del marajá Jah Singh II dentro del palacio. |
Vendedor de especies en el mercado. |
Escena de mercado
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Los "rickshaw" de tracción animal o humana era el medio de transporte más común entonces. Hoy día casi todos están motorizados. |
Interior de la fortaleza. |
Está situada en las montañas, no lejos de Jaipur. Aquí pudieron resistir las incursiones de los sultanes mongoles de Deli. |
Palacio Jahg Madir en medio del lago Pichola. |
El gigantesco palacio de la familia real de Udaipur está considerado el mayor de toda India. |
Alrededores del lago Pichola cerca del palacio de Udaipur. |
El palacio Jagh Madir construido en mármol blanco parece flotar sobre el agua. Fue construido como palacio de verano y lugar de recreo de la familia real de Udaipur. |
Alrededor de todo el conjunto se extienden parques y lagos bastante abandonados entonces. El recinto es tan grande que el mausoleo llega a parecer una perla flotando en medio del espacio. |
Desde este balcón en el fuerte de Agra el emperador pasó sus últimos años contemplando el mausoleo de sus esposa. Uno de sus hijos, Aurengzeb, le encerró aquí hasta su muerte. |
Una pareja de bueyes arrastra una segadora manual en frente del Tah Mahal. |
La fortaleza de Jodhpur es espectacular. Interior de la fortaleza. |
La ciudad se extiende a los pies de la fortaleza. Las casas pintadas de azul pertenecen a la casta Brahmin. |
Al fondo se contempla el nuevo palacio del maraha, construido a principios del siglo XX. El palacio se ha transformado en la actualidad en uno de los hoteles más lujosos de la India. |
Mausoleo Jaswant Thada construido en memoria de este marajá por su hijo en mármol blanco. |
Mausoleos de alguna de sus esposas que probablemente practicaron el "Sati" la inmolación ritual en la pira funeraria del esposo. |
Situada a orillas del lago del mismo nombre es una de las ciudades más sagradas de la India. |
Peregrinos entrando en un templo.
Procesión ritual. |
Escena del mercado. |
Paisaje alrededor de la pequeña ciudad. |
En las afueras de la ciudad de Puskar. |