La semana pasado siguiendo un olvidado camino entre los pueblecitos de Cuerigo, Conforcos y Llamas, me encontré con un bosque de castaños centenarios que me dejó impresionado por muchas razones. Como es probable que sepáis algunos, estos castaños gigantescos, a menudo huecos y destrozados por los rayos o la intemperie, son castaños injertados hace cientos de años -se puede ver el abultamiento del injerto alrededor de la base- . Ya no se encuentran muchos y menos, todo un bosque de ellos. La mayoría fueron convertidos en carbón vegetal durante el siglo XIX o cortados para leña hace ya mucho tiempo.
Aunque se cree que en partes de Asturias y Galicia algunos grupos de castaños sobrevivieron aislados a la última glaciación, fueron los romanos los que realmente extendieron el cultivo del castaño mediante injertos, ya que el fruto en su estado natural resulta poco apetecible y es de pequeño tamaño. En realidad se dice que fueron la intendencia que acompañaba a las asentamientos romanos los que extendieron este cultivo, ya que la castaña era un producto fundamental en la alimentación de esa época, por su aporte en calorías, su facilidad de transporte y secado, además de la posibilidad de transformarla en harina para hacer pan. No olvidemos que aún no había patatas ni maíz y el cultivo de cereal en esta zona era muy escaso. Tan solo la escanda, un cereal de tierras pobres, parecido al centeno, sobrevivió en estas tierras altas hasta nuestros días.
Estudios palinológicos muestran la extensión del cultivo del castaño y del nogal, casi al mismo tiempo, a partir del siglo II en varias zonas de Asturias, pero es obvio que es muy difícil que algún castaño de esa época haya sobrevivido tanto tiempo. Tras la desmembración del imperio romano son los monjes, conocedores de las técnicas del injerto, los que de nuevo extiende este cultivo en las tierras de sus monasterios e iglesias a partir del siglo VII.
Piedra fundacional de la iglesia de San Juan la Real de Llamas: FECIT JOANNES PRS BBASELICA ERA DCCCCLXX |
Puestos a relacionar los castaños con algo, descubro que en el pequeño pueblo de Llamas, a 500 metros de este bosque, la iglesia de San Juan la Real, monumento histórico regional, fue construida hacia el siglo X, o al menos eso dice su piedra fundacional y además ya aparece en el testamento del rey Ordoño I en el año 857 (In rivulo qui dicitur Mera Ecclesias Sancti Johannis in Lama e Sancti Michaelis in Conforquos). De esa época queda muy poco y, la iglesia actual, es en gran parte del siglo XV. Además se cree que en este mismo pueblo hubo un hospital o refugio de peregrinos del cual quedan algunos restos. No añado más información porque el tema principal son los castaños, pero un señor de la localidad de Conforcos me informa que los citados castaños son parte de la llamada "Mata real" y que pertenecen a la susodicha iglesia de Llamas. ¿Podrían estos castaños tener más de quinientos años y haber sido plantados por los monjes que construyeron la iglesia?. ¿Han perdurado -y no fueron convertidos en carbón como sucedió con muchos otros- gracias a estar protegida su propiedad por la citada iglesia?. Sea cual sea la respuesta, es una pena el completo abandono en el que sobreviven estos árboles majestuosos que llevan siglos siendo testigos mudos de la historia.
Vista de la iglesia desde el bosque |
El río Aller pasa cerca de la iglesia de Llamas y riega la fértil vega. |
Pueblo de LLamas en Aller |
La iglesia de San Juan la Real de Llamas en medio de una rica vega agrícola y un poco alejada del pueblo.