domingo, 8 de noviembre de 2020

Polinizadores y colores de otoño.


Una abeja común poliniza una flor de Aster


En Octubre se intensifica la extenuante actividad de los insectos polinizadores en su afán por almacenar suficiente polen o comida para pasar el invierno. Entonces basta con ponerse al lado de cualquier planta que tenga flor para ver el interminable trajín de los diferentes tipos de abejas y abejorros que van saltando de una planta a otra como en una eterna danza. No hay duda de que en estos momentos las Salvias, Sedúm y Aster son las estrellas del jardín. En los momentos centrales del día, cada Salvia tiene decenas de visitantes que se suceden en cadena como vehículos voladores esperando repostar para continuar el vuelo. Como jardinero es un entretenimiento único contemplarlo y sobre todo para darte cuenta de la enorme importancia de tener algunas de estas plantas que tanto contribuyen al sostenimiento del mundo natural y que cuesta tan poco cultivar.



Este Lepidóptero polinizador es la Esfinge colibrí (Macroglossum stellatarum).



Un abejorro europeo (Bombus terrestris)


También en Octubre legan los esperados colores de otoño a la Barrosa. Siempre esperas que este otoño sea mejor que el anterior, y luego llegan las lluvias y los enormes vendavales de viento y desbaratan esa larga espera. Ese espectáculo tanto tiempo esperado se desvanece en pocos días según el implacable viento va arrancando las hojas de los árboles que apenas tienen tiempo a cambiar de color cuando ya son desgajadas y destrozadas antes de tiempo. Poco podemos frente a la naturaleza más que contemplar lo que va dejando. Ha llovido mucho todo este mes, mucho más que el año anterior, y eso siempre es bueno. También ha habido algún día luminoso para pasear por el monte y recoger setas, así que no todo ha sido malo. El coronavirus nos ha mantenido a todos en vilo y yo he retrasado mi vuelta a la ciudad de nuevo. Se avecinan nuevos confinamientos y restricciones, y uno ya no sabe qué hacer. En las montañas la nieve vino y se fue otra vez. Las Navidades permanecen en vilo y ese largo viaje que hacía todos los años después de las fiestas se ha ido al garete. Quedan pocas cosas que puedan alegrarnos la vida más que el de estar vivos y contemplar lo que queda de nuestro jardín antes de que el invierno lo duerma por completo. Vendrán tiempos mejores, sin duda. ¡Al menos nos hemos librado de Trump!.




Salvia Amistad a Aster firkartii "Monch".



Abejorro y Salvia gregii "Icing sugar".



Comienzan los colores de otoño en los arces japoneses.


Abeja común polinizando flores de Sedum "Autum Joy".



En el invernadero los geranios siguen con su interminable floración. 


Cerastotigma plumbaginoides, una planta rastrera que florece en otoño y tiene uno de los azules más hermosos que haya visto. Solo tengo una en el jardín y estos esquejes ha crecido este año.



Un pequeño Arce japonés que estoy creciendo como bonsai al lado de la Cerastotigma.



La Salvia farinacea es la última en florecer. Aquí polinizada por un Abejorro.



Acer palmatum dissectum "Green Globe" y bonsai de Ilex Aquifolium".


Evonimus europaeus (rojo) y Acer palmatum Sango Kaku. 



El Acer palmatum "Sango kaku" es uno de los más resistentes y coloridos. Hay dos en la Barrosa. En sombra la coloración de las hojas se mantiene amarilla. Al sol  tiende hacia el naranja.


Arces y Gingko,


Rudbeckia "Herbstonne" aún en flor.



Los prados frente a la Barrosa se han vuelto de color esmeraldaalda.





Acer palmatum "Sango kaku".



Contraste en la coloración de las hojas entre el Acer Palmatum y el Gingko bilowa.


Mi último arce. Acer palmatum "Ki Hachijo". Abajo detalle de la coloración de las hojas.






En el estanque las hojas caídas compiten en colores.


Detalle de plantas en macetas.


El sol de atardecer. Recogiendo hojas. 


Acer palmatum "Uno Yama" con una preciosa coloración naranja. Este arce cambia de coloración varias veces. Comienza en amarillo y terminará de un púrpura  oscuro, casi azulado.


10 comentarios:

  1. Precioso otoño amigo Jose. La Barrosa tiene algo de especial e idílico, cada vez que la veo me gusta mucho más. Los Acer que tienes son una maravilla sobre todo los dos últimos son preciosos.
    Aunque no puedas realizar el viaje que deseabas, permanecer en la Barrosa por el COVID19 te aseguro que no está pero que nada mal.
    Un abrazo y disfruta de la magia del lugar, aunque imagino le tendrás muy visto.

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    1. Gracias Juan. Los Acer en otoño son un auténtico placer. Lástima que el tiempo no acompañe. Si este año toca quedarse en casa a ver que sucede. En Asturias las cosas van realmente mal este mes.
      Un abrazo.

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  2. Las fotos de otoño son una autentica pasada

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  3. El reportaje es precioso... nos queda admirar la naturaleza, que no necesita de nosotros. Nosotros si necesitamos de ella. Yo tengo mi blog abandonado porque no consigo publicar con el nuevo formato. estoy perdida.

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    1. A mi me llevó un tiempo acostumbrarme al nuevo formato también. Hay que intentarlo y practicar. No se diferencia mucho del anterior. Espero que pronto lo consigas.
      Saludos

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  4. No me canso de decirte que es precioso tu jardín. Besos.

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  5. Gracias Teresa. Me alegro de que te guste.
    Saludos

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  6. Cuantos bichitos! Me encantan tus fotos, Jose Antonio. La de la esfinge colibrí, estupenda! Con lo rápido que mueven las alas! El otoño en La Barrosa es precioso.
    Un abrazo

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  7. Gracias Mónica. Es cierto que se mueven deprisa y resulta difícil fotografiarlos. La Barrosa en otoño destaca por el colorido de sus arces japoneses.
    Un abrazo.

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