martes, 11 de abril de 2023

Isla de Kotao, Tailandia. El paraíso que se desvanece.

 


Atardecer en la bahía de Chalok Ban. Isla de Ko Tao.


Bahía de la Sairee en 1995. Hoy 
totalmente llena de hoteles.
En 1995 puse mis pies por primera vez en la isla de Kotao (Tailandia)  y creí haber encontrado el paraíso en la tierra. Era el lugar más hermoso que había visto nunca. Una naturaleza salvaje pero amable. Playas de arena blanca rodeadas de palmeras y grandes rocas, el mar de un azul tan intenso que hería la vista. Bajo el agua, un mundo de corales y de peces de intensos colores a los que veía por primera vez, me tenía anonadado. Nunca había experimentado nada igual. En la isla, de una extensión de unos pocos kilómetros, se iba caminando a todas partes por pistas de tierra. Apenas había unas pocas motos y bicicletas. Un pequeño grupo de hoteles con bungalós de bambú se ocultaban entre las palmeras en una extensa playa. El resto de la isla estaba casi deshabitado. Muchos íbamos allí para sacar nuestro primer carnet de buceo. El ambiente era tan relajado y agradable que casi todos retrasábamos un día tras otro el irnos de allí. No había otro lugar más hermoso en el mundo.



Playas vacías y naturaleza sin tocar en 1995.


La estrecho línea de arena en las islas de Nang Yuan.

Mi primer traje de buceo (1995)
En 2023 ya nada es igual. El turismo de masas termina destruyendo todos los paraísos que algún día existieron. A veces pienso que uno no debería volver a lugares de los que guarda un buen recuerdo porque  nunca son ya como uno los recuerda. La isla está tan masificada que cuesta reconocerla. Cientos de hoteles y bungalós se asientan en todos los espacios disponibles de la isla e invaden todas las playas, hasta el punto de que cuando sube la marea apenas queda arena donde tumbarse. Decenas de compañías mueven a miles de turistas de un lugar a otro para bucear o hacer snorkelling en un interminable trasiego de barcos de todos los tamaños y formas. En las estrechas carreteras asfaltadas, una nube de motocicletas y todoterrenos transita de un lugar a otro llenando la selva de ruido y humo. El año antes del coronavirus la isla de Kotao expidió más carnets de  submarinismo que toda Australia. La pequeña isla de Kotao se muere de éxito. Lo mismo ha ocurrido con Ko Phi Phi, hasta el punto de que el gobierno ha decidido cerrarla durante unos años. Lo mismo está ocurriendo en la frágil, Ko Lipe o  la preciosa península de Krabi.  El turismo termina matando todo lo que toca. Con la llegada masiva de turistas chinos y de otros países asiáticos Tailandia se está convirtiendo en la España de Asia. La diferencia es que este país es más pequeño y mucho más frágil, sin apenas leyes que pongan coto al desorden turístico y a la ambición de sus empresarios. Terminará matando la gallina de los huevos de oro que son sus paisajes y sus playas. En eso nosotros tenemos bastante experiencia.

 


Laderas de las isla totalmente cubiertas de hoteles.

Intento disfrutar de la isla sin pensar en lo que ya no existe. Las vistas aún son hermosas. Me alojo a la bahía de Chalok Ban, más alejada y algo más tranquila, y visito alguna de las playas menos turísticas. Hago snorkeling en los pocos fondos marinos que no han sido destruidos –aún quedan algunos- . Aún me quedo más tiempo del que debería. Me despido de la isla con cierta congoja y con la sensación de que el mundo es un lugar cada vez más inhóspito y menos previsible. No me gusta el futuro que nos espera. Pienso en todas las generaciones que ya no verán todos los lugares hermosos que yo vi.



En la playa de Chalok Ban aún se respira un poco de la antigua Ko Tao, aunque cuando sube la marea apenas queda playa ya que han construido todos los restaurantes encima de la arena.



Cabaña abandonada entre la vegetación. 


Campsis grandiflora.


Bahía de Chalok Ban al atardecer.






La playa de la Sairee, donde yo me quedé en 1995, está absolutamente masificada y muy degradada, con el agua sucia y llena de barcas. Aún así es el centro del turismo de la isla.







A la izquierda la bahía de Chalok Ban, a la derecha la Bahía del Tiburón, las dos zonas menos masificadas de la isla.



Bahía de Chalok Ban donde me alojo.





Taa Toh Lagoon.También hay que pagar para visitarlo ya que es privada.





La delgada línea de arena en las islas de Nang Yuang. Ahora hay que pagar por entrar y aún así están siempre llenas de gente. El coral ha casi desparecido. 



Una de las islas de Nag Yuang, ahora convertidas en resorts privados.





El agua cerca de estas dos pequeñas islas es de un color espectacular aunque han desparecido corales y peces.








Toda la costa de la isla está llena de hoteles, aunque algunos no son muy invasivos. 



Excursión para hacer snorkelling, aunque ya casi no se ven peces como antes. 



Barco de turistas.





Hoteles cubriendo todas las laderas.




6 comentarios:

  1. Un paraíso, pero que como siempre ocurre cuando llega el turismo, todo lo arrasa y convierte en otro espacio totalmente distinto y natural del que era. Lamentablemente, es una pena, pero es la tendencia a la explotación.
    Un abrazo Jose.

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    1. Todo lo que toca el turismo termina por acabar con ello. Es la ley de la jungla.
      Un saludo.

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  2. que pena el deterioro de lugares tan bonitos... a veces menos es más, y si es a base de menos turistas mas caro... se mantenga... igual tienen que elegir eso... ya hemos visto en España lo que pasa con el turismo de masas.... por desgracia somos parte de la"moda" me gustaria consultarte un tema para un viaje, pero no se si tengo tu mail correctamente ¿me mandas un correo? mariocpaisajismo@gmail.com un saludo

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    1. El turismo de masas todo lo deteriora. Viaja todo lo que puedas antes de que muchos sitios desaparezcan.
      Un saludo

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  3. Que tristeza, me gustaba más como estaba antes. Besos.

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