martes, 9 de marzo de 2021

Viajes en el pasado. Rangoon. La ciudad, abandonada por sus propios gobernantes se levanta de nuevo. Myanmar, antigua Birmania, 2009


Muchachas de Rangoon en un parque de la ciudad.


Pocos países han tenido tan mala suerte a lo largo de su historia reciente como Myanmar, la antigua Birmania, y es difícil encontrar en el mundo una ciudad tan grande y tan abandonada por sus propios gobernantes como Rangoon, la antigua capital de este país. Con más de cinco millones de habitantes, la ciudad que en la época colonial llegó a tener unos servicios e infraestructuras similares a los de Londres, se cae a pedazos en medio del caos, la quiebra de sus servicios más esenciales, incluida la energía eléctrica, y el abandono total y absoluto de la Junta militar que gobierna el país desde su independencia en 1948. Desde 2005 el gobierno militar se ha trasladado a una nueva capital, recién construida en medio de la nada, para uso exclusivo de militares, funcionarios y sus familias. La nueva capital, Naipydo, es la única en todo el país que cuenta con autopistas, aeropuerto, lujosos centros comerciales, servicios modernos y los mejores edificios del país. Eso dicen. En el 2009 cuando visité el país nadie, excepto sus propios habitantes, podían acceder a ella, para el resto estaba totalmente prohibido. Mientras, los militares se dedican a esquilmar las riquezas del país con la máxima eficiencia. No hay más que ver los miles de camiones que circulan por las destartaladas carreteras  cargados de maderas preciosas, minerales, productos agrícolas y cualquier cosa que pueda venderse, todo en dirección a China. Su principal socio militar y económico que asiente y calla.

 


Mujeres de la limpieza en Schwedagon Pagoda, uno de los lugares más sagrados del país.

Niños monje jugando al futbol

Estos días el pueblo se ha levantado de nuevo y por cuarta o quinta vez los habitantes de Rangoon y otras ciudades del país pelean con sus pancartas y tirachinas contra los soldados y militares armados hasta los dientes, que de vez en cuando disparan con balas de verdad y dejan en el suelo un buen número de muertos, casi siempre jóvenes. Lo llevan haciendo desde hace décadas y al resto del mundo no parece importarle lo más mínimo. En el 2007 fueron los monjes budistas los que se pusieron al frente de las revueltas y sufrieron decenas de bajas y varios miles de ellos terminaron en sus cárceles secretas. Nada parece importarles a los militares. Ni siquiera la religión, que es la amalgama que mantiene al país en pie, gracias a sus organizaciones sociales, escuelas, hospitales, comedores, etc. Hay pocos pueblos en el mundo que hayan sufrido tanto en la historia reciente como los habitantes de Myanmar y que, al resto del mundo, le importe tan poco.

 

A pesar de todo, Myanmar es uno de esos países que dejan un profundo lugar en la memoria, En pocos sitios uno  se encuentra gente tan bondadosa, tan sonriente y amable. Tal vez sea la cultura budista la que deja esa impronta en el carácter de sus habitantes. Esa forma de aceptar las desgracias y adversidades como si fuera algo natural. Algo que tiene que ser aceptado, tal vez a cambio de una vida mejor en la próxima reencarnación, tal vez no. Casi todos los habitantes de Myanmar pasan, en algún momento de su vida, una temporada en un monasterio, para luego continuar con su vida normal. Todos te cuentan que ese fue el mejor momento de su vida. Algo que les marca para siempre. Un momento para reflexionar sobre el destino de sus vidas y de la humanidad. Quizás por eso llevan 70 años aguantando una de las dictaduras militares más duras e implacables del planeta. La revuelta acaba de comenzar hace un par de semanas. Al menos esta vez, algo cuentan los telediarios occidentales, aunque lo más probable es que en poco tiempo se olviden de ellos de nuevo. ¡Ojalá tengan suerte esta vez!. Os dejo unas fotos de esta preciosa ciudad con sus magníficos templos budistas, sus edificios coloniales que se caen a trozos y su gente sonriente y digna ante el futuro más incierto.


Sule Pagoda, en medio del tráfico. Dicen que es uno de los edificios más antiguos de la ciudad.


Un calle central de Rangoon.


Cruzando un paso elevado


Decenas de edificios coloniales como este están en estado lamentable.





Preciosos edificios coloniales abandonados a su suerte.



Rangoon cuenta con el mayor número de edificios coloniales aún en pie de toda Asia.



Las mujeres tiene una importancia fundamental en la vida económica y social de la ciudad y parece que en esta revuelta se han puesto al frente.



Escena de mercado.



Las mujeres y los niños se cubren la cara con una pasta hecha con extractos de una raíz para protegerse del sol.


Cosiendo en el mercado.


Anden de una estación de tren en la ciudad. El abandono de las estructuras de transporte es terrible.


Otro edificio colonial cubierto de mugre y plantas.


Dos niños monjes abren sus paraguas para protegerse del sol. La religión budista es la única institución que aporta algo de dignidad a la población.


Niños jugando al futbol cerca de un monasterio-escuela.



Una de las Estaciones de autobuses de largo recorrido.


Escena de jóvenes en un parque.



Esta reproducción de una barcaza real es un restaurante de lujo.



Templete miniatura con ofrendas en el lago.


Schwedagon Pagoda. Comenzada a construir hace 2500 años, consta de decenas de templos, una estupa de 110 metros de altura y cientos de pequeños santuarios y estatuas de grandes dimensiones. Es el lugar más sagrado de Myanmar y cada día la visitan miles de personas.



Realizando ofrendas.



Templos y estatuas están recubiertos de laminas de oro batido que los fieles traen en forma de ofrendas.






Un monje meditando frente a una estatua de buda.


Se calcula que, hasta la fecha, más de 300 toneladas de oro se han empleado para recubrir las miles de estatuas y pagodas de este lugar.




Yo frente a una de las pagodas. Es obligatorio caminar descalzo en todo el santuario.


Al atardecer las luces y el dorado de las cúpulas resulta imponente.




4 comentarios:

  1. Estamos en lo de siempre, grandes países sumidos en la miseria por sus gobernantes. Si no fuera por los templos, viendo los barrios da la impresión de estar viendo las edificaciones en Cuba.
    Un abrazo amigo Jose.

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    1. Bien dices que por los edificios coloniales se parece un poco a la Habana, pero está en el otro extremo del mundo. Me temo que las revueltas acabarán como otras veces con decenas de muertos y las cosas seguirán igual otros cuantos años.
      Un saludo

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  2. Qué pena. Me parece una ciudad soberbia, preciosa, que se echa a perder.
    Un abrazo y gracias por enseñárnosla.

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    1. Ocurre lo mismo con muchos otros lugares. Lo peor son las vidas humanas que se perderán y sin conseguir nada a cambio.
      Un saludo.

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