sábado, 18 de marzo de 2023

Dos de los más hermosos templos de Bangkok

 


Exaltación de la monarquía en el entorno del templo de Wat Arum.

Bangkok se está convirtiendo en una de las ciudades más visitadas por turistas de todo el  mundo. Justo antes de la epidemia de Covid, estaba a punto de desbancar a  París como la más visitada del planeta. Y sin embargo no es una ciudad con grandes museos, ni una arquitectura excepcional, o impresionantes edificios públicos. A mí me resulta difícil definir sus atractivos. Solo sé que me encuentro a gusto en ella casi de inmediato, y tampoco sabría decir muy bien porqué. Tal vez sea la amabilidad de la gente, la cultura budista que impregna la vida diaria, o el río y los canales que la cruzan, y que hacen que uno se traslade casi de inmediato a otro lugar, lejos de los grandes edificios y del tráfico. Quizás sea esa doble piel de modernidad que puede transformarse casi de forma instantánea en un zoco, con mercadillos y puestos de comida en todas partes y a todas horas. Tal vez ese contraste entre sus grandes rascacielos al lado de sus coloridos templos, o de sus barrios kampung de palafitos al lado del agua. Sea como sea, algo que si llama la atención de cualquier turista, son sus hermosos y coloridos templos, que brotan como joyas doradas en todas partes, incluso en los barrios más humildes.

 


La decoración a base de trozos de porcelana china alcanza su culmen en Wat Pho.

Hoy vamos a visitar dos de esos maravillosos templos que te trasladan de inmediato a otro lugar en el tiempo y en la historia. Los dos son anteriores a la elección de Bangkok como capital del reino de Siam en 1782. Tras la destrucción de la antigua capital, Ayutthaya, por los birmanos, el rey Rama I traslada su capital a una aldea de pescadores al lado del río Chao Praya y construye su palacio a lado del agua con el fin de poder huir en caso de una nueva invasión. Así nace la nueva capital del reino de Siam.

 


Templo de Wat Arum a la orilla del río Chao Praya.

El templo del Alba (Wat Arum) justo en la orilla opuesta del río, al otro lado del palacio real, ya existía durante el periodo del reino de Ayutthaya (siglo XIII al XVII). A partir del traslado de la capital, Rama I lo restauró y lo convirtió en una parte importante de las ceremonias de la corte y de la relación de la monarquía con el budismo. Cada año el rey entrega nuevos hábitos a los monjes del monasterio en una cuidada ceremonia. El monasterio se construyó en torno a una gran pagoda de 82 metros de altura a la que escoltan un buen número de pagodas y templetes de diferentes tamaños, además de un gran hall ceremonial para la ordenación de nuevos monjes. Lo que sorprende de este templo es la exquisita y barroca decoración, a modo de mosaicos, hecha con trozos de porcelana china y conchas marinas. Durante el reino de Ayutthaya existía ya una gran relación comercial con los chinos y la importación de cerámica formaba parte importante de este comercio. Se dice también que los chinos traían trozos de cerámica rota o con fallos de cocción a modo de lastre en sus barcos, que luego tiraban a la orilla del río una vez cargaban el barco con nuevas mercancías. Alguien tuvo la idea de utilizar esos trozos rotos en la decoración de templos y palacios y a partir de entonces se convirtió en uno de los elementos más comunes en la decoración de estos edificios. Tanto en este templo como en el siguiente, este tipo de decoración alcanza su culmen y se extiende por todo el país, incluido lo que hoy es Malasia, alcanzando una gran perfección y belleza.

 


Entorno del templo del Alba con jardines chinos de arbustos en topiaria.





Patios interiores con nenúfares en recipientes y estatuas chinas.




Hall de la ordenación de nuevos monjes. La creciente relación comercial con china en el siglo XVII y XVIII llenó los templos tailandeses de cientos de estatuas procedentes de este país, incluido los conocidos leones fo o leones budistas, que se utilizan a modo de protectores en la entrada de los templos.






Leones Fo o leones budistas.





Pagoda central del templo de Wat Arum



Las plantas y flores tienen una importante simbología en la cultura budista como ejemplo de pureza.








Los árboles en bonsáis también se utilizan en los templos como ejemplo de longevidad y belleza.







La decoración en mosaico con loza china es muy sutil y con una paleta de colores poco llamativos.





El templo desde el embarcadero.

El templo del Buda reclinado (Wat Poh) Construido también antes del traslado de la capital a Bangkok, fue renovado y ampliado por el rey Rama I quien trasladó a este templo estatuas y ornamentos que se salvaron de la destrucción de la antigua capital de Ayutthaya. Durante el reinado de Rama III, en el siglo XVIII, se construyó en templo del buda reclinado, el más grande del país con 46 metros de largo. Se construyó en ladrillo y estuco y luego se cubrió con cientos de kilos de oro. Los pies miden 5 metros de largo por 3 de alto y están cubiertos de marfil y nácar. Este monasterio consta de numerosas capillas y  pagodas además de varios halls ceremoniales y residencias para los monjes. Funciona también como universidad budista donde se enseña teología además de medicina tradicional y el característico masaje curativo tailandés. La decoración en mosaico de sus pagodas y remates de tejados es realmente exquisita y una de las mejores del país. Sorprende en ambos templos la decoración con plantas en macetas, grandes recipientes con flores de loto además de pequeños parterres con estatuas.


Pagodas reales en Wat Poh.


En Wat Pho la decoración se hace más barroca y con una paleta de colores más fuertes.


Buda reclinado.



Cabeza del Buda reclinado entre dos columnas. El enorme hall se halla totalmente decorado con pinturas de motivos vegetales.



Los pies de la estatua cubiertos de nácar con escenas de la vida de Buda.



Los patios interiores entre las diferentes dependencias están llenos de vegetación y cuidados parterres con estatuas.









Unos monjes contemplan la decoración de las estupas.



Maceta con bouganvilla, muy utilizadas en los templos budistas.



Entrada a uno de los patios interiores.



Pagodas chinas en patios interiores.



Estatua de Buda dicen que diseñada por el rey Rama III.

Ambos templos, muy cerca del palacio real, son una visión sublime de la belleza de la cultura budista y de la maravillosa conjunción de arte y religión que alcanza el reino de Siam en su época de máximo apogeo.

 

5 comentarios:

  1. Tailandia es el único país asiático que ha visitado, lo hice a finales de los años 80 pero veo, por tus fotos que no ha cambiado nada la zona de palacios, templos y ese Buda reclinado que tanto llamó mi atención. Me has traído muy buenos recuerdos, gracias, con este fantástico reportaje de Bangkok.
    Muchos besos.

    ResponderEliminar
  2. Gracias por el comentario y me alegro de que te haya traído buenos recuerdos. Yo también estuve en Bangkok por esas fechas. La ciudad ha crecido mucho pero muchas cosas siguen igual y siguen teniendo su encanto.
    Un abrazo

    ResponderEliminar
  3. Simplemente maravilloso, me encanta la cultura oriental. Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias Teresa. Estoy de acuerdo contigo en que la cultura oriental tiene mucho atractivo.
      Un saludo

      Eliminar
  4. Pasando a saludar después de una corta ausencia a los amigos/as.

    Otro buen viaje de invierno te has dado amigo Jose. Realmente la cultura asiática no deja de sorprender y ser maravillosa en todos los aspectos.
    Un abrazo y feliz primavera.

    ResponderEliminar