Siempre es un placer volver a casa después de un viaje. Atrás quedaron la luz el trópico, los mares de agua transparente y esa sensación de que cada día es diferente al anterior. El tiempo dura más cuando uno viaja. Los días se alargan interminables y nada hay más placentero que pensar que, al día siguiente, las cosas tampoco van a ser igual. Hay muchas formas de viajar, sin duda y, a viajar se aprende como se aprende a vivir, así que cada uno se inventa su propia manera de viajar, igual que se inventa su propia vida. A mi me gusta improvisar, y a pesar de que cuando salgo de viaje tengo una idea aproximada de lo quiero visitar, lo cierto es que la mayor parte de las veces suelo cambiar de ruta y dejarme llevar un poco por el instinto. Es entonces cuando descubres cosas que te sorprenden. Siempre se aprenden cosas cuando uno viaja, de eso no hay la menor duda.
Ahora toca volver a la realidad, y la realidad inmediata es que durante estos dos meses ha llovido y nevado más que ningún otro año y, en la Barrosa, los destrozos de la nieve son más que evidentes. Los magnolios necesitan una poda urgente ya que han quedado bastante desvencijados. Los setos están caídos y la mayor parte de los arbustos han sufrido roturas de ramas. Por suerte mis arces japoneses han sobrevivido relativamente bien, exceptuando alguna rama rota. El frío ha hecho retrasar las floraciones de los bulbos y de los arbustos de primavera, lo cual es bueno. También los frutales parecen todavía dormidos en su sueño invernal. La hierba empieza a tener ese color casi fosforescente del verde esmeralda. Ahora toca arremangarse y ponerse a trabajar. Tengo por delante quince días de intenso trabajo para podar los frutales y poner el jardín al día. Con la tierra bien empapada la primavera promete ser de las que dejan huella. Ya veremos.
Las ramas de los magnolios han quedado destrozadas por la nieve. Nada que una poda severa no pueda arreglar. |
La mayor parte de mis plantas crasas han sobrevivido temperaturas de menos 5 grados sin inmutarse y los colores son muy diferentes a los del resto del año. |
Los brezos permanecen impasibles al tiempo atmosférico. |
Unos de los pocos heléboros que ha florecido. |
Maravilloso todo. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias Teresa.
EliminarMe alegra que estés de vuelta, Jose Antonio. Debes haber disfrutado muchísimo en tu viaje! Las fotos son maravillosas y ya me tienes aquí, sentada, esperando que cuentes más. Bueno, me sentaré a ratitos :-) La Barrosa te ha echado en falta, pero de tu mano pronto se recuperará de esos destrozos del invierno. Bienvenido!!!
ResponderEliminarGracias Mónica. Iré contando a lo largo de las próximas semanas todos esos lugares que he estado visitando.
ResponderEliminarSaludos
se te echaba de menos... parece que hay muchos post interesantes a punto de emerger... estaremos atentos... Saludos
ResponderEliminarGracias Mario.
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