domingo, 11 de marzo de 2018

Ya estoy de vuelta: un avance de las próximas entradas en el Jardín de la Barrosa

Siempre es un placer volver a casa después de un viaje. Atrás quedaron la luz el trópico, los mares de agua transparente y esa sensación de que cada día es diferente al anterior. El tiempo dura más cuando uno viaja. Los días se alargan interminables y nada hay más placentero que pensar que, al día siguiente, las cosas tampoco van a ser igual. Hay muchas formas de viajar, sin duda y, a viajar se aprende como se aprende a vivir,  así que cada uno se inventa su propia manera de viajar, igual que se inventa su propia vida.  A mi me gusta improvisar, y a pesar de que cuando salgo de viaje tengo una idea aproximada de lo quiero visitar, lo cierto es que la mayor parte de las veces suelo cambiar de ruta y dejarme llevar un poco por el instinto. Es entonces cuando descubres cosas que te sorprenden. Siempre se aprenden cosas cuando uno viaja, de eso no hay la menor duda.

Ahora toca volver a la realidad, y la realidad inmediata es que durante estos dos meses ha llovido y nevado más que ningún otro año y, en la Barrosa, los destrozos de la nieve son más que evidentes. Los magnolios necesitan una poda urgente ya que han quedado bastante desvencijados. Los setos están caídos y la mayor parte de los arbustos han sufrido roturas de ramas. Por suerte mis arces japoneses han sobrevivido relativamente bien, exceptuando alguna rama rota. El frío ha hecho retrasar las floraciones de los bulbos y de los arbustos de primavera, lo cual es bueno. También los frutales parecen todavía dormidos en su sueño invernal. La hierba empieza a tener ese color casi fosforescente del verde esmeralda. Ahora toca arremangarse y ponerse a trabajar. Tengo por delante quince días de intenso trabajo para podar los frutales y poner el jardín al día. Con la tierra bien empapada la primavera promete ser de las que dejan huella. Ya veremos.


 
Las ramas de los magnolios han quedado destrozadas por la nieve. Nada que una poda severa no pueda arreglar.



La mayor parte de mis plantas crasas han sobrevivido temperaturas de menos 5 grados sin inmutarse y los colores son muy diferentes a los del resto del año.

Los brezos permanecen impasibles al tiempo atmosférico.

Unos de los pocos heléboros que ha florecido.


Los narcisos están a punto de florecer.
 
Y ahora viene las segunda parte de este "post". A continuación os quiero presentar un adelanto de las próximas entradas de este blog. Siempre que regreso de un viaje tengo un montón de ideas nuevas y, claro está, hay unas cuantas visitas a jardines que quiero compartir con vosotros y de paso aprender yo algo también, mientras trato de poner en orden la información adquirida. De esta manera el viaje resulta mucho más provechoso. He estado viajando por el sudeste de Asia: Tailandia y Laos. Asia cambia tan deprisa que muchas de las cosas que conocí cuando visité Bangkok  por primera vez, hace 30 años, ya no existen. Bangkok es ahora una inmensa ciudad de más de 8 millones de habitantes y el turismo y la industria han crecido de manera exponencial mejorando el nivel de vida de la población. El turismo de masas es ahora principalmente chino y ruso, los nuevos agentes en el turismo mundial. La vieja Europa cada vez es más vieja y cada vez cuenta menos en el tablero del mundo. El futuro, sea el que sea, está  allí.  Espero que os gusten.
 
1. Pinceladas vegetales en el Gran Palacio de Bangkok: Uno de los mayores complejos palaciegos de Asia. El uso de la jardinería se limita a pinceladas vegetales de un gran refinamiento, la mayoría en macetas o parterres diminutos.
 
 
 
 
2. La casa y jardines de Jim Thompson en Bangkok: aventurero y comerciante americano, construyó en Bangkok un refinado conjunto de casas y jardines que ejemplifica el estilo constructivo y paisajístico tailandés. Allí vivió y expuso su gran colección de arte asiático hasta su repentina e inexplicable desaparición en una selva de Borneo.
 
 
 
 
3. Templos y plantas en la antigua capital de Luang Prabang. Laos. Esta pequeña ciudad, patrimonio de la humanidad, ha sido centro de la cultura budista durante siglos y sus monasterios y jardines son uno de los máximos exponentes de la belleza creativa de esta religión.
 
 
 
 
4. Caminando por algunos pueblos tribales de las montañas de Laos. En las montañas de Laos sobreviven minoría étnicas como los Hmong, Karen, Laku, Akha, etc. que mantienen su propia cultura y creencias animistas. Viven de la agricultura y la ganadería, a veces en condiciones muy precarias.
 
 
 
 
5. Parque del  rey Rama IX en Bangkok. Este parque construido en honor del rey de Tailandia, recientemente fallecido, en las afueras de Bangkok, combina la jardinería occidental con ambientes mucho más orientales y es un lugar de esparcimiento muy utilizado por los habitantes de la ciudad.
 
 
 
 
6. Jardín Botánico Reina Sirikit en Chiang Mai. Tailandia. Construido en honor de la reina consorte, es un gigantesco jardín botánico en las afueras de Chiang Mai con excelentes invernaderos, zonas de selva y un buen exponente de toda la flora asiática.
 
 
 
 
7. Mercados de flores de Tailandia. Los mercados de flores de Tailandia son una explosión de color en medio del trajín constante de compradores. La mayoría de las flores a la venta terminarán como ofrendas en los templos y oratorios, distribuidos por todos los rincones de las ciudades de este país.
 
 
 
 
8. Jardín Botánico Tweechol. Chiang Mai. Tailandia. Uno de los mayores jardines privados de Asia. Es una muestra definitivamente singular y excesiva de la jardinería oriental, muy personalista y ligada a su propietario.
 
 
 
 
9. Una aproximación al mundo de las orquídeas. Con miles de especies arbóreas y terrestres el mundo de las orquídeas es de una complejidad asombrosa. Acostumbrados a las especies hibridas que se venden al por mayor en los centros comerciales, la mayoría de nosotros desconocemos el intenso y mareante perfume que desprenden muchas de las especies nativas.
 
 
 
 
10. Creando el primer jardín botánico de Laos: Pha Tad Keh. En uno de los países más pobres y desolados del mundo, un grupo de botánicos entusiastas bajo la dirección del holandés Rik Gadella, acaba de abrir al público el primer jardín botánico del país.
 
 
 



6 comentarios:

  1. Me alegra que estés de vuelta, Jose Antonio. Debes haber disfrutado muchísimo en tu viaje! Las fotos son maravillosas y ya me tienes aquí, sentada, esperando que cuentes más. Bueno, me sentaré a ratitos :-) La Barrosa te ha echado en falta, pero de tu mano pronto se recuperará de esos destrozos del invierno. Bienvenido!!!

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  2. Gracias Mónica. Iré contando a lo largo de las próximas semanas todos esos lugares que he estado visitando.
    Saludos

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  3. se te echaba de menos... parece que hay muchos post interesantes a punto de emerger... estaremos atentos... Saludos

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