miércoles, 25 de abril de 2018

Explosión de blanco en la Barrosa

El pueblo de Cuérigo visto desde la Barrosa.
En Asturias solemos decir que "año de nieves año de bienes" o "val mas una nevá que una cuchá" en alusión a la importancia de la nieve para empapar bien el terreno y que árboles y cosechas fructifiquen en abundancia. Así que después de este invierno que parecía interminable bastaron unos días de calor, la pasada semana, para que los árboles frutales explotaran en nubes de flores blancas y de polen que me mantuvieron en cama durante unos días por un ataque de alergia. No hay nada peor que un jardinero alérgico al polen, esa es la realidad.
 
Cerezos en flor. Al fondo el puerto de Vegarada aún cubierto de nieve a finales de Abril.

En la Barrosa los árboles frutales son mayoría y cumplen bien su función estética inundándonos de flores en primavera, de sombra en verano, y de algunos frutos en otoño. Es lo que llamamos aquí una típica "pomarada" (de pomar, que quiere decir manzano), o al menos lo fue en su tiempo. Las pomaradas eran parcelas de terreno adosadas a las casas o cerca de éstas que proporcionaban una buena cantidad de "pación" (pasto) para el ganado en primavera y otoño, un corte de hierba para secar en verano y además manzanas para hacer sidra para el año, peras y ciruelas para hacer mermelada para el invierno, cerezas y guindas para poner en aguardiente, nueces y avellanas para hacer dulces, y alguna cosa más. Sin duda eran, y aún lo son, una de las parcelas de tierra más productivas de la agricultura asturiana, por haber sido abonadas, cultivadas y mimadas durante cientos de años. Aún quedan muchas pomaradas por los pueblos de Asturias. Algunas se han adaptado últimamente para la producción intensiva de manzana de sidra, otras, con peor suerte, han terminado de solares para la construcción, por su cercanía a los núcleos urbanos. En realidad son pocas las que  mantienen su función inicial, siguiendo los pasos del terrible abandono en que se encuentra la mayor parte del campo asturiano.
 
Floración de peral.
En la Barrosa la hierba ya no la comen las vacas sino el cortacésped, pero por lo demás los árboles frutales cumplen la misma función. Aún queda algún manzano original con más de 50 años a sus espaldas, pero la mayoría de los frutales se han renovado con injertos en patrón libre y una variedad más amplia. En estos momentos hay cerezos, guindos, ciruelos, membrillos, perales, nísperos, higos, nogales, avellanos,  y una abundante variedad de manzanas de sidra y de mesa. Si todo va bien y no hay una helada fuerte en las próximas semanas, y las abejas cumplen con su función polinizadora, éste, tal vez sea como corresponde al dicho,  un año de bienes. El tiempo lo dirá.
 
Algunos manzanos han comenzado a florecer, muchos otros todavía no.
Perales en flor.
Los cerezos llenan el pueblo de flores blancas.



Los troncos de los cerezos viejos están cubiertos de líquenes.

Estas flores son de un manzano de flor: malus John Downie.

Cerezos y montañas nevadas.


Las flores del cerezo se amontonan en racimos grandes y espesos.

Flores de manzano. Al inicio tienen toques de rosado que desaparecen al poco tiempo.

El mismo manzano unos días después.

Guindo salvaje. Las flores son de un blanco nuclear, como el anuncio del detergente.

Flores de membrillo. Las flores salen después de las hojas y son de gran tamaño, con un tinte rosado.





 
Flores de peral. Los pistilos amarillos le dan un toque dorado.


Las flores del manzano John Downie  parecen copos de algodón, aunque al inicio eran rosados.

Cerezo arriba y manzano abajo.
 

2 comentarios:

  1. Qué preciosidad de árboles! Y las vistas, son fantásticas con el pueblecito a los pies de La Barrosa. Madre mía, cuántas manzanas recogeras!!! Qué suerte!

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  2. Gracias Mónica. En Septiembre y octubre ya veremos como ha sido la recolección de frutas.
    saludos

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