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Entrada a la mansión de Tyntesfield. |
Justo el año pasado por estas
fechas, en un día lluvioso y desapacible, visitaba la mansión y jardines de Tyntesfield en North Somerset. Ese
día gris y nublado tal vez fuera el más apropiado para visitar esta gigantesca mansión de
falso estilo gótico, construida en el apogeo de la época victoriana.
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La mansión y finca fue en su
mayor parte obra del magnate William Gibbs considerado el hombre más rico de
Inglaterra de procedencia no-noble, en la primera mitad del siglo XIX. Lo
curioso es que toda esa enorme fortuna provenía de algo tan poco “noble” como
el monopolio en la explotación del “guano” de Perú, considerado un producto
absolutamente necesario para incrementar la producción agrícola en la
Inglaterra que avanzaba a pasos agigantados hacia la industrialización y cuya población había aumentado considerablemente. La
explotación de ese abono "casi mágico" se hacía con trabajadores en estado de semi-esclavitud mientras William
Gibbs, un hombre extremadamente religioso y seguidor de las creencias del
movimiento de Oxford (el cual pensaba que el gótico era el único estilo arquitectónico
apropiado para expresar la fe en Dios) remodelaba la antigua vivienda de la finca de
Tyntesfield y construía una capilla adyacente tomando como modelo la Saint
Chapelle de París. En dicha capilla, tanto la familia como todos los
trabajadores de la enorme finca (de más de 600 hectáreas), asistían obligatoriamente a misa y
rezaban varias veces al día.
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Interior del huerto e invernaderos. |
Tres generaciones después la
mansión y propiedades de la finca se subastaron, ante la imposibilidad de los herederos por mantenerlas en pie,
y aunque varios artistas y conocidos empresarios pujaron por la propiedad, fue el
National Trust el que al final se hizo con ella en el 2002 quien, tras vender la
mayor parte de la tierra (solo se quedaron 60 hectáreas), se pusieron a la ardua tarea de mantener la
casa en pie y restaurar los jardines, labor que aún prosigue a día de hoy.
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Un gigantesco cedro (Cedrus Atlantica glauca) |
Mientras continúan las obras de
rehabilitación dentro de la casa, se
pueden visitar algunas de las salas de su interior y caminar por los extensos
jardines-parque con decenas de espectaculares árboles de todas las especies traídos
de diferentes lugares del mundo. Quizás lo más interesante del conjunto sea su
extenso huerto cerrado e invernaderos donde la laboriosa familia cultivaba los
vegetales y frutas suficientes para dar de comer a los trabajadores de la finca
y granja. Los trabajadores tenían sus casas dentro de la propiedad que incluía
incluso su propia central eléctrica que proveía de energía a los establos, casas,
molinos y pequeñas factorías. Una auténtica pequeña ciudad autosuficiente
controlada por el paternalista y ultra-religioso señor Gibbs. (Parte de este modelo paternalista de
funcionamiento, lo asumirían algunos de los empresarios ingleses que explotaron
las minas de carbón en Asturias y otras partes de España a finales del XIX y principios del XX). Aquí os dejo unas fotos de esos jardines lavados por la lluvia a principios de Junio del año pasado.
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Tienda de plantas del N.T. a la entrada. |
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La casa es un laberinto de torres, recintos y ventanas de clara inspiración gótica. |
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Otra de las entradas a la casa junto a la iglesia. |
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Cerca de la casa hay un jardín romántico con parterres geométricos y gazebos. |
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Arces japoneses y plantas perennes dominan los parterres recientemente restaurados. |
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Este espacio ajardinado es apropiado para caminar y relajarse, a diferencia de la enorme extensión del parque. |
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El enorme parque que se extiende en torno a la casa consta de grandes avenidas delimitadas por diferentes arbustos en forma de topiaria: tejos, acebos, laurel, etc. . Parece un jardín estructurado para contemplar desde un carruaje. |
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Enromes masas de rododendros se distribuyen entre el césped y la topiaria enmarcando las lejanas vistas. |
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Senderos de grava, grandes árboles, arbustos recortados y a veces un banco para descansar. |
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Palmeras y otros árboles exóticos crecen en el parque en torno a la casa. |
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En las tierras de la finca pastan vacas y terneros Aberdeen-Angus. |
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Acer Crimson King y un tipo de Cornus en flor. |
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Esta Araucaria joven parece haber sustituido a otra anterior caída. |
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Interior del jardín vallado. |
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Dentro del jardín vallado hay varios invernaderos y edificios para el cultivo de todo tipo de plantas comestibles y árboles frutales. |
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Al fondo una "Orangerie" donde se cultivaban cítricos. |
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Jardín de hortalizas. |
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Invernaderos y edificios para el almacenaje y tratamiento de hortalizas y frutas, fabricación de conservas, etc. |
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Fachada e interior de la "Orangerie". |
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Entrada de carruajes. |
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Añadir leyenda |
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Interior de la vivienda con la escalera central. |
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Comedor familiar decorado al estilo español. |
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Interior de la capilla.
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La verdad que es una maravilla amigo José Antonio. Esas obras faraónicas en los tiempos que corren son impensables. Me pregunto, cómo vivirían las gentes allí alojadas, seguramente serían casi esclavos para un señor que quería tener su propia mini-ciudad y todo bajo su control y mando.
ResponderEliminarGracias por compartir y mostrar esa belleza.
Un abrazo
Gracias, Juan. Sin duda una más de las decenas de mansiones que aún quedan en Inglaterra y que muestra la riqueza acumulada durante la época del imperio. Cada una con su historia y sus jardines. Gracias al National Trust muchas de ellas no han acabado en la ruina absoluta como ha pasado con muchas en nuestro país.
ResponderEliminarSaludos
Wuaaaau que fotazas
ResponderEliminarQué maravilla de mansión! Los jardines son una locura! Me encantan estas fotos, Jose Antonio, qué suerte que las compartas. Y que bien hacen los británicos en mantener esos tesoros.
ResponderEliminarUn abrazo.