miércoles, 12 de octubre de 2022

Viajes en el pasado: Yogyakarta, la capital cultural de Indonesia 2.

 


Templo hinduista en Prabanam (siglo IX)

Como ya dije en una entrada anterior Yogyakarta fue y sigue siendo la capital cultural de Indonesia. Mucho más amable y sin duda más interesante para el visitante que la actual Jakarta, una gigantesca urbe de más de 10 millones de habitantes con enormes problemas de contaminación, tráfico además de los constantes hundimientos del terreno provocados por el cambio climático.

En Yogyakarta todo eso queda muy lejos, y en ella aún perdura el pasado budista e hinduista de la isla de Java, hoy en día de mayoría musulmana. La ciudad es la capital de uno de los sultanatos más importantes de la isla y, a pesar de que tras la ocupación holandesa y la independencia Indonesia se convirtió en una república, el sultán de Yogyakarta aún conserva ciertos poderes entre, ellos el de ser gobernador permanente de la ciudad y miembro del Congreso. En esta ciudad de unos 350 mil habitantes, se concentran un buen número de universidades y de edificios anteriores a la época colonial, como el palacio del sultán, los jardines y palacios del agua, mercados tradicionales y una abundante actividad relacionada con la cultura, la música, las artes tradicionales y la artesanía. Además, cerca están los templos budistas de Borobudur y los hinduistas de Prabanam, ambos Patrimonio de la Humanidad, y que dejan constancia de la enorme importancia que ambas religiones tuvieron antes de la expansión del islamismo en torno al siglo XV y XVI en las islas de Java y Sumatra.

 


Una de las entradas al Castillo del Agua (Tamansari) construido en torno a 1758 como lugar de recreo para el sultán y sus concubinas.

Si en la entrada anterior ya hablé de los templos de Borobudur, hoy visitamos los de Prabanam, a unos escasos 18 km al sur de Yogyakarta. Los templos se comenzaron a construir en torno al silo IX por el primer rey de la dinastía Sanjaya, en parte para diferenciarse del budismo practicado por la dinastía Sailendra. Aunque ambas religiones se originaron en la India y tienen muchas similitudes entre ellas, al entender la religión como una filosofía que impregna toda tu existencia, difieren luego en la forma de concebir la divinidad (o divinidades en el caso hinduista),  también en el culto y en otras cosas más. Alrededor del primer templo se construyeron algunos más en los años posteriores hasta abandonarlos definitivamente en torno al siglo X, en que la corte Javanesa abandona el centro de la isla y se mueve hacia el oriente. Se cree que  en parte debido a una gran erupción del cercano volcán Merapi. Un terremoto posterior, en torno al siglo XVI, acaba por derrumbar gran parte de los templos que permanecieron en completo abandono hasta casi el siglo XIX en que los ingleses inician una tímida reconstrucción. Hoy en día aún siguen los trabajos arqueológicos en una enorme área.

 


Mercado de animales: jaulas para pájaros en madera.

En esta entrada también  visito el muy conocido –y polémico-  mercado animal de la ciudad. He leído que tras el coronavirus se ha cerrado, en gran parte debido a las precarias condiciones en las que  se mantenían a los animales y a las muchas críticas que aparecieron en la prensa. Si bien tienen su atractivo ya que lleva varios siglos en el mismo lugar, no hay duda de que el comercio de todo tipo de animales salvajes en todo Asia es casi una pandemia en si misma, lo que lleva a entender la facilidad con la que se pueden propagan los virus animales a las personas.

 


Representación de Ramayana.

A la noche asisto a una representación del Ramayana, en un gran escenario frente a los templos de Prabanam. Un verdadero espectáculo en el que la música juega un enorme papel.

Sin duda la ciudad de Yogyakarta y sus alrededores tiene una gran importancia en un viaje a este enorme país para entender los logros y diversidad de la cultura asiática en esta parte del mundo. Espero que os guste,

 



Explanada de los templos de Prabanam.



Templo central de Prabanam construido en forma de mándala y dedicado a Shiva. La torre tiene 45 metros de altura.



Yo en medio de las ruinas.




La gran cámara interior del templo, con una estatua dorada de Shiva, impresiona por su tamaño.


Vista del barrio antiguo de la ciudad de Yogyakarta.



El conjunto del Castillo del agua, en medio de la ciudad, constaba de un gran número de estancias y edificios, algunos ocupados y convertidos en viviendas.


Interior de los jardines del Palacio. Se sabe muy poco de quien fue el arquitecto aunque existe la leyenda de que un náufrago español o portugués que arribó a la isla está detrás de esta extraña construcción.


Desde esa torre el sultán observaba a sus concubinas disfrutar del agua.


Hay partes del recinto más cuidadas pero otras necesitan mucha rehabilitación. Últimamente parece que ya se ve agua en las piscinas y fuentes en fotos más recientes.



Dos estudiantes contemplan la piscina ahora vacía.



Nenúfar en una alberca.


Ciertamente la decoración resulta bastante extraña.


La vida en las calles de Yogyakarta.





En torno al mercado de animales.



El lugar tiene su encanto especialmente por la artesanía de las jaulas y recipientes.



Loros en una jaula.



No está muy claro quien compra estos animales y para qué.








Sin duda los animales parecen muy tristes.


En alguna parte he visto estos murciélagos de la fruta vendidos como carne.


Lo mismo con estos lagartos.




Escenario y al fondo los templos de Prabanam.


Escenas de la representación del Ramayana. Ejército de los monos.



El Ramayana es la gran epopeya del Hinduismo. Tiene más de 50 mil versos y se le calcula una antigüedad de 2500 años. Originariamente estaba escrita en Sanscrito.



El texto es extremadamente complejo y en ella interactúan dioses, hombres y demonios. Hay grandes batallas, raptos amorosos, rescates y todo tipo de peripecias. En el fondo una lucha entre el bien y el mal.




Escena final tras el rescate de la princesa Sita.






2 comentarios:

  1. Precioso reportaje Jose. Es una pena ver a todos esos animales enjaulados, algunos me dan verdadero pánico.
    Un abrazo y buen resto de semana.

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    1. Gracias por el comentario Juan. Esos animales enjaulados dan auténtica pena. No es de extrañar loque ha ocurrido con el coronavirus ya que este tipo de mercados es muy frecuente en toda Asia así como el consumo de carne procedente de animales de la selva. Espero que ahora las cosas hayan cambiado para mejor.
      Un abrazo

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