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Contemplando uno de los grandes cuadros de Van der Heilst en el Rijskmuseum. |
Todas las grandes capitales europeas son diferentes y todas
tienen algo especial que las hace enormemente atractivas pero si yo tuviera que
elegir una en la cual me encuentro a gusto de inmediato, esa es Ámsterdam, y no
sabría decir muy bien porqué. Tal vez porque es más pequeña y manejable que las
demás y nunca tienes la sensación de estar en una gran urbe con todas las
connotaciones negativas que eso conlleva. Quizás porque Rembrandt y Van
Gogh han sido siempre mis dos pintores preferidos, desde que era un muchacho, y
aquí se encuentran los dos museos más importantes para contemplarlos. También
por sus mercados de plantas y flores en cada esquina. A los holandeses les
encantan las plantas y la naturaleza, tal vez porque es escasa y el país
es demasiado pequeño. Pero quizás lo más importante es que cuando yo era estudiante –aún en el franquismo-
imaginábamos esta ciudad como el lugar donde la libertad alcanzaba su
máxima expresión y todo era posible. Añorábamos poner nuestros pies algún día en sus calles
repletas de bares y de placeres desconocidos. Esa es la realidad.
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Estación central de Ámsterdam |
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Mercado de las flores |
La ciudad ha cambiado algo desde la primera vez que la
visité, hace ya mucho tiempo, a finales de los setenta, pero no tanto como para
que resulte irreconocible. Hay más gente por todas partes, ese es un hecho,
pero su preciosa arquitectura y sus canales están más limpios y se disfrutan
más, al igual que sus museos. Sigue teniendo una abundante vida nocturna y sus
bares y cafés están repletos de gente joven y no tan joven. Hay lugares para
todos. Su barrio rojo es ya más un icono turístico que otra cosa, lo mismo que
su conocida liberalidad con las drogas. Es una ciudad para caminar despacio contemplando su
preciosa arquitectura, sus puentes y sus canales y la vida diaria de la gente
que se desplaza a todas partes en bicicleta. Las tiendas de curiosidades y
objetos de diseño son dignas de ver. Las que venden plantas, bulbos y cosas
para el jardín son un placer para cualquier aficionado a la jardinería. En
verano no es el mejor momento para visitar sus famosos jardines de bulbos, como el
conocido Keukenhof, y lo cierto es que yo no visité ninguno, pero por todas partes
hay pequeños jardines llenos de encanto. Desde Ámsterdam es fácil hacer visitas
diarias a otras ciudades cercanas como Rotterdam o la Haya o visitar algunos
otros lugares de interés, incluso los pequeños pueblos de los alrededores.
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Uno de los canales de la ciudad. |
Ámsterdam no es una ciudad con grandes pretensiones como
París o Londres. No ha sido la cabeza de ningún gran imperio y ni siquiera es la
capital del país. Siempre ha sido una ciudad de comerciantes. Tal vez por eso es más asequible, más adaptable a cualquier
viajero que viaje simplemente por el gusto de viajar, por ver cosas nuevas o no
tan nuevas, por sentirse a gusto con cosas sencillas. Los holandeses son, en
general, respetuosos con el visitante aunque no excesivamente amables. Están
demasiado ocupados con sus vidas y trabajos como para preocuparse de los demás.
Simplemente viven y dejan vivir a los demás, que ya es bastante. Si no habéis
estado en Ámsterdam os animo a visitar esta ciudad, especialmente en primavera,
para los aficionados a la jardinería. Aquí os dejo una selección de fotos de lo
que vi y me gustó en una corta visita a esta ciudad. Creo que en este caso una imagen vale más que mil palabras.
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Entrada al Rijksmuseum (Museo nacional), uno de los grandes museos de Europa. |
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Esculturas a la entrada del museo. |
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"La Ronda de noche" de Rembrandt, uno de sus cuadros más famosos. |
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"La Novia Judia", uno de los cuadros tardios de Rembrandt, donde se puede apreciar la maestría técnica del pintor con sus enormes emplastes de pintura para crear volumen. La manga del hombre casi parece salir del cuadro. |
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Contemplando uno de los famosos cuadro de Vermeer "La Lechera" |
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Dos preciosos cuadros de Van Gogh donde se aprecian sus espesas pinceladas. (Museo de Van Gogh) |
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Interior del Rijksmuseum. |
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Un edificio típico de la ciudad. |
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Un puesto de bulbos en la calle. |
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Otro puesto de flores. |
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Las Tiendas con productos hechos con "Cannabis" son típicas en la ciudad. |
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Molinos de viento en un pueblecito cerca de Ámsterdam. |
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Casas típicas. |
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Una fábrica de zuecos. |
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Uso de zuecos como macetas.
Me gustó el diseño de este pequeño jardincillo con topiaria (Hayas rojas y Boje). |
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No recuerdo el nombre de estos jardines. |
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Las grandes hojas de la Gunnera manicata se ven en muchas partes de Holanda, cerca de los canales. |
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Maduroram, una Holanda en miniatura. |
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Lo cierto es que los árboles y el paisaje son de verdad, miles de árboles en forma de bonsáis de todas las especies posibles. |
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Arces, hayas, robles, todo tipo de frutales y otros árboles en miniatura, una especie de Lilliput. Ciertamente se necesita mucha paciencia e ingenio para hacer algo así. |
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Esto ya es de tamaño real. Barcazas-vivienda repletas de flores en los canales. |
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Las bicicletas son el principal medio de transporte en la ciudad para la gente local. |
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Las históricas casas que bordean los canales son en su mayoría del siglo XVI y XVII. Algunas son museos y se pueden visitar. |
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Otra barco-vivienda en uno de los canales. |
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Mercado de quesos de Alkmaar. Un buen entretenimiento para una mañana. |
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Las calles de Alkmaar están muy animadas los días de mercado. |
Es una ciudad llena de romanticismo y sumamente encantadora. Mis felicitaciones por el Post Jose.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Juan, ciertamente es una ciudad para disfrutar.
ResponderEliminarSaludos