domingo, 5 de julio de 2020

Siguiendo el curso de un río de montaña en el Puerto de San Isidro.

Un arroyo de montaña desciende entre arbustos de retamas en flor (Retama sphaerocarpa)


En Asturias llamamos “Puertos” a los pasos entre las montañas que comunican esta región con León y la meseta. Por estos pasos o vaguadas discurrían los caminos carreteros que más tarde se convertirían en las vías modernas que nos comunican con el resto del país. No todos terminaron de la misma manera y aún hay buen número de estos pasos de montaña en los que todavía no se han construido carreteras modernas y se transita por calzadas o caminos de a pie al igual que hace cientos de años. No es el caso del de San Isidro donde hay una estación invernal bien conocida y una carretera estrecha por la que me dirijo hoy para seguir el curso de uno de sus muchos riachuelos que bajan desde las montañas.

Una orquídea de montaña al lado de un arroyo (Dacthylorhiza maculata)
 
Anthriscus silvestres a la orilla del arroyo.
Estos puertos de montaña, además de ser paso para el transporte de mercancías y personas, tienen, aún hoy en día, una gran importancia económica para los ganaderos de estos pueblos. Al llegar el mes de junio, miles de cabezas de ganado, principalmente vacas y caballos, llenan los caminos en dirección a los valles y brañas donde permanecerán hasta la llegada del otoño. Se libran así del calor y de los insectos mientras comen la jugosa hierba que las mantendrá bien alimentadas a ellas y a sus crías durante unos cuantos meses. Son sus vacaciones estivales. Caminar por estos puertos y brañas a principio de Julio es un enorme placer especialmente si, además de aficionado a la montaña, tienes algún interés por la botánica. Este es el momento en el que florecen decenas de plantas, incluidas una gran variedad de orquídeas, saxifragas o gencianas. Las laderas de las montañas y los roquedales están en su mejor momento y es fácil ver decenas de iris (Iris latifolia) asomando sus impactantes cabezas azules entre las rocas cubiertas en gran parte por mantos de Saxifragas blancas. Durante la primera semana de Julio florecen también las retamas arbustivas que llenan las laderas de las montañas de un intenso color amarillo y un penetrante olor dulce y afrutado como el de algunas rosas antiguas. Mientras, decenas de pequeños riachuelos descienden montaña abajo, a veces desde gran altura, creando a su alrededor un microcosmos de plantas en floración y vida animal que va cambiando según avanza el estío. Muchos de ellos se irán secando hasta quedar apenas un hilo de agua al final del verano.

A principios de Julio las vacas disfrutan de la hierba de las majadas y permanecen horas tumbadas descansando. Es su veraneo particular.

Fotografiar uno de estos riachuelos saltarines con sus pequeñas cascadas y sus bordes llenos de exuberante vegetación es lo que hago en esta excursión de la semana pasado. Justo en estos días en que parece que gran parte del país se achicharra un poco más cada año, bajo un sol de plomo y temperaturas de 40 grados, al menos es un consuelo saber que todavía quedan paisajes como estos en algunas partes. Algunos envidiarán la regalada vida de estas vacas que dormitan en las brañas con las barrigas llenas, ajenas a las preciosas vistas de estos paisajes de montaña y a la belleza del paisaje que las rodea.  Espero que os gusten.



El río San Isidro en sus comienzos. A el llegan numerosos arroyos desde las laderas de las montañas.



Prado cubierto de flores al lado del río.




Uno de los muchos arroyos que desembocan en el río San Isidro. Rosal silvestre creciendo en la orilla.


Las retamas escoltan las orillas de los arroyos.

El agua transparente y fría se desploma en pequeñas cascadas.

Plantas Umbelliferas a la orilla del agua.





Lotus corniculatus creciendo a la orilla del agua.


El arroyo se va abriendo camino entre pequeños bosques de retamas en flor.





Un grupo de Gentianas de hojas anchas. Su raíz tiene propiedades medicinales.



Un grupo de cardos (Cirsium vulgare) a punto de florecer.



Anthriscus silvestris a la orilla del agua.


Cirsium vulgare y Anthriscus a la orilla del arroyo.






Un grupo de orquídeas entre la hierba (Dacthilorriza elata).




Las retamas en flor llenan los valles de montaña de luz amarilla a principios de Julio.

Cabañas y ganado en la majada.






2 comentarios:

  1. Precioso paisaje amigo Jose, tiene que ser una delicia poder hacer senderismo con tan bello paisaje, rodeado de vede, tapizado de bellas flores y con abundantes riachuelos, ¡todo un tesoro!
    Gracias por compartir esa belleza.
    Un abrazo y buena semana.

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  2. Gracias Fernando. En Asturias es una delicia hacer senderismo a principios del verano cuando todo está verde y hay decenas de plantas en floración. Un paisaje para disfrutar ahora que las temperaturas comienzan a subir y el calor se hace insoportable.
    Un abrazo.

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