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Muchachos con una tabla de surf en la playa de las Terrenas. |
La península de Samaná, en el
nordeste de la República Dominicana, ha pasado de ser un sitio apenas conocido
por unos pocos europeos, a convertirse en lugar de moda para una parte
importante de los propios dominicanos, así como para un sector cada vez más
abundante de turismo internacional. Aún está lejos de ser un lugar masificado, gracias
a que aún no se han construido grandes resorts ni hoteles masivos, pero mucho me
temo que en unos pocos años, este lugar paradisíaco termine sucumbiendo al
turismo de masas, como tantos otros lugares en el mundo. Durante mi viaje de
invierno este año, pasé un par de semanas en la Terrenas, el lugar más turístico de
esta península, y lo cierto es que aún conserva ese ambiente de pueblo, donde
los pescadores venden sus capturas en la playa y has sitio más que de sobra
para tumbarse bajo una palmera y disfrutar del susurro de las olas sin tener
nadie alrededor. Las cosas suelen cambiar un poco durante los fines de semana,
cuando se acercan miles de habitantes de la capital para disfrutar de la playa,
pero el resto de la semana es una bendición.
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Playa de las Terrenas un día de semana. |
Cuesta creer que casi toda la
península de Samaná estaba vacía aún en los años 40 del pasado siglo y fue un empeño
del presidente Trujillo, quien en 1946 fundó el pueblo de las Terrenas
trasladando habitantes empobrecidos de la capital a esta región, con el fin de
que se convirtieran en campesinos y pescadores. La carretera asfaltada no
llegó hasta 1989, y la luz en 1994. En 2012 una nueva carretera desde Santo
Domingo hasta Samaná convirtió el trayecto de 155 kilómetros en algo practicable
en un par de horas y el turismo comenzó a crecer casi de forma inmediata, sobre
todo con la llegada de inversores extranjeros, principalmente franceses, que
huían de Haití en busca de mejores lugares para los negocios. Desde los años 60
los franceses fueron comprando algunas tierras, construyendo casas y abriendo negocios
de hostelería y hoy en día su presencia sigue siendo más que notable. Uno oye
hablar casi tanto francés como español y, al atardecer y los fines de semana,
el juego de petanca en decenas de bares y restaurantes parece ser la afición
preferida por los visitantes.
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Visitando las cascadas de Limón. |
Pasé dos semanas en un apartamento,
en una gran casa con jardín cuyos propietarios eran una pareja de ex-hippies
franceses. Me encantó el lugar y disfruté enormemente de la media docena de
playas que se extienden entre palmerales, algunas todavía sin construcciones y
en un estado casi virgen, aunque me temo que no por mucho tiempo. El pueblo se
extiende a lo largo de la calle principal hacia el interior, y una pequeña carretera
bordea toda la costa donde se suceden pequeños hoteles y edificios de
apartamentos no muy ostentosos. Hace unos años ardió el llamado “pueblo de pescadores”
donde se amontonaban bares, restaurantes y galpones de pescadores. Una pequeña
parte se salvó y otra parte lo han vuelto a reconstruir con un aspecto más moderno
y funcional. Algunos aún no estaban en funcionamiento este año. No faltan
decenas de restaurantes donde sirven pescado y carne a la brasa en la misma playa. También un buen
número de bares y pubs, aunque la gente local y algunos turistas sigue llenando
las aceras frente a las tiendas de bebida y colmados como si fueran auténticas
discotecas al atardecer.
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Paseo de la playa. |
Hice algunas excursiones, entre
ellas una a la conocida cascada “Limón”, con una excelente caminata a través de la
selva. También está cerca el parque de los Haitises aunque no tuve tiempo para
visitarlo. Sin duda las Terrenas es un lugar muy recomendable para escapar del
turismo de masas del sur, en un ambiente tranquilo y con unas playas
maravillosas. No es tan bonito ni tan pintoresco como las Galeras, otro lugar
de Samaná del que hable en otra entrada anterior, pero merece la pena pasar un tiempo
aquí y disfrutar de un entorno natural todavía bien conservado.
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Hotel antiguo de madera en las Terrenas. |
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Playa Punta Poppy. |
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Atardecer en Punta Poppy. |
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Playa Bonita. |
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Playa Bonita a un par de Kilómetros de las Terrenas. |
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En esta enorme ensenada hay varias playas seguidas con villas de alquiler, pequeños hoteles y mucha arena vacía. |
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De camino a Playa Cosón, una playa casi salvaje y sin construcciones. |
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Excursión a las cascadas del Limón. |
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Un gran Ceibo de camino a la cascada. |
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El agua está bastante fresca y nadie se atreve a remojarse. |
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Plantas tropicales en un restaurante cerca de la cascada. |
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Se puede ir a las cascadas en caballo. |
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Durante la mañana llegan las barcas de pescadores con las capturas del día que se venden en la misma playa. Una de esas langostas suelen costar unos 6 a 8 euros, dependiendo del peso. |
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Playa las Ballenas próxima al pueblo. |
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Bares al lado de la playa. |
me ha recordado un viaje que hice a la isla de Guadeloupe en las antillas francesas. Desde luego se nota que has viajado desde antes de que se pusiese de moda en el hotel todo incluido pulserita etc... me gusta más lo que nos muestras tu que lo otro...
ResponderEliminarBueno nunca he estado en uno de esos hoteles de todo incluido y espero seguir así. De momento aún se puede viajar por libre sin problema en cualquier parte. Y todavía quedan lugares maravillosos como estas playas.
ResponderEliminarUn saludo