miércoles, 9 de noviembre de 2016

Cromatismos de otoño en el jardín

Antes de que llegaran las lluvias de estos días el jardín de la Barrosa comenzaba a vestirse de otoño y eso quiere decir el carmín y dorado de las hojas de los árboles y arbustos. Este año algunos arces, tal vez debido a la sequía, comenzaron a cambiar de color antes de tiempo, mientras que otros situados en lugares de sombra se han retrasado. Nunca sabe uno que esperar. Cada otoño es diferente. Para mi es unos de los momentos que más disfruto del jardín, especialmente en esos días fríos y soleados cuando la luz cenital penetra a través de las hojas espolvoreando de oro todo lo que toca, pero también en los días grises cuando algunos arbustos parecen tener luz propia. Es sin duda uno de los mejores momentos para hacer fotos en el jardín, perseguir contraluces y cromatismos, reflejos en el agua o en las gotas de rocío pegadas a las hojas, telas de araña, cosas así. Quedan aún algunas salvias en flor, unas pocas dalias y delfinium y la nieve ya ha llegado a las montañas, pero eso será para otra entrada. Aquí os dejo algunas fotos del otoño en el jardín de la Barrosa.


Colores de otoño.
 

Arces, magnolios, al fondo un gingko.

Gingko y Acer palmatum base.

Los mismos árboles más un Acer palmatum "Bloodgood"

Acer palmatum Sango-kaku, el color más dorado dentro de los arces japoneses.
 
 
Dalias

 
Dalia "Le Baron"
 

Acer palmatum "Bloodgood"

Cornus controversa variegata.

 Evonimus alatus y Acer palmatum Sango-kaku.

Fuchsias.

 

Acer palmatum Sango-kaku en contrate con Prunus Pissardi.

Delfinium y Salvia.
Acer palmatum "Umo-yama" comenzando a cambiar de color.

Cornus Kousa (Cornejo coreano)

Aster, Hiedra de virginia y Fuchsia.

Uno de mis Arces japoneses de semilla de Osakazuki.

Malus "John Downie" (mazano decorativo)

Acer palmatum Osakazuki.
Acer palmatum Sango-kaku.

Otro Acer palmatum Sango-kaku (uno de mis arces preferidos)

 
Camino de entrada.

Telas de araña en el estanque.

Tela de araña en Nandina domestica.

Entre dos hojas de arce.

Higueras.
 

lunes, 7 de noviembre de 2016

Hayedos en la subida a Morteres


 


En la montaña asturiana, a pesar de las temperaturas casi primaverales de esta semana, el otoño ha llegado con toda su fuerza y la sinfonía de colores resulta difícil de describir, especialmente con esa luz baja impactando en las hojas de los hayedos y transformándolas en dorados y ocres Es algo casi mágico y sobran las palabras porque uno se queda casi embobado contemplándolas.
 
Para esta entrada he elegido una majada bastante sombría: la de Morteres, en el puerto de Vegarada.  A las hayas les gusta la sombra y los valles umbríos y húmedos. Quien no haya caminado por un bosque de hayas en otoño debería hacerlo, al menos una vez en la vida. Tan solo tus pasos muelles sobre la alfombra de hojas y  los rayos del sol tiñendo de oro las ramas entre huecos de sombra y silencio. Es una experiencia única.
 
De camino, las vacas pacen con una sorprendente lentitud y laxitud, y los caballos te miran sin apenas verte. Es como si el tiempo se hubiera quedado suspendido en el aire cálido de este otoño impredecible. Disparas tu cámara de fotos al azar intentando captar inútilmente esos colores y olores irrepetibles aún sabiendo, por experiencia, que ninguna máquina será capaz de guardar toda la belleza que contemplan tus ojos.
 
 Al final llegas a la sombría majada con unas cabañas en ruinas y el silencio apenas roto por el ruido del agua cristalina que llena el estanque del que ya nadie bebe.
 

Cabaña en la subida a Carbayalin.
Hayas comenzando a cambiar de color.
 
 
Fresnos (Fraxinus excelsior) en una majada.


Según comienza el ascenso los colores otoñales de las hayas se hacen más intensos. 

Casería.
 
Vacas dormitando al sol.
 
 


Casería de Carbayalin.

Macizo de la Cabritera.

Hayas (Fagus silvática) en plena coloración otoñal.

Acebos con bayas rojas y hayas.


Casería.


Ruinas de antiguas cabañas.


Fresnos con colores de otoño.


Bosque mixto con hayas recortadas.


Bayas de rosal silvestre.



Serbales con bayas en Morteres.
 


Los últimos caballos de los pastizales de Morteres.



Peña la Llaguna (1980 m.)


Solitaria majada de Morteres con la fuente en primer término.


Serbales y vacas.


  Hayas cerca de la majada de Carbayalin.