viernes, 2 de abril de 2021

Ruta de montaña de Llamas a Llanos. Concejo de Aller. Asturias.

 


Justo hacia la mitad de la ruta se puede tomar esta vista de Cuérigo. La Barrosa está en la parte superior del pueblo.


En el concejo de Aller hay decenas de rutas de montaña que a menudo comienzan en pequeñas aldeas y rápidamente ascienden en altura hasta alcanzar los mil metros o más. A menudo cruzan bosques, prados y caserías de montaña. Muchas de estas rutas están debidamente marcadas por los Ayuntamientos correspondientes y son parte del atractivo turístico de esta región. Muchas son fáciles de caminar a través de las pistas de tierra, construidas por los ganaderos, que llevan a casi todas partes. En estos tiempos en que es casi imposible salir de la región, son una de las mejores opciones que nos quedan para estos días de asueto.

 

Cerezo salvaje en plena floración en el pueblo de Llamas.

Justo enfrente de la Barrosa, la Ruta de Llamas a Llanos une dos pueblecitos de montaña en dos valles opuestos y ofrece unas vistas inmejorables de algunas de las aldeas de los alrededores. En esta semana, los cerezos salvajes están en plena floración y es fácil verlos en medio de los bosques o en los prados, iluminando el paisaje con sus flores de un blanco nacarado. La hierba de los prados comienza a reverdecer con las temperaturas suaves y tiene un color esmeralda, tan intenso, que en las fotos casi parece artificial. Algunas vacas pastan en los prados, ajenas a todo lo que se mueve a su alrededor. Los castaños y las hayas aún tiene las ramas desnudas y muestran sus grandes troncos llenas de las cicatrices que el tiempo ha dejado en sus cortezas. En los bordes de los caminos crecen espesas matas de primaveras de flores amarillas y a veces alguna tímida anémona, pero poco más. A menudo encuentras cabañas de piedra con sus techos de lajas oscuras cubiertos de líquenes. Algunas a punto de derrumbarse. A veces caseríos abandonados. Yo siempre pienso en las personas que los construyeron con un enorme esfuerzo. Esas personas anónimas que fueron juntando piedra a piedra, con enorme precisión, hasta formar esas preciosas geometrías sólidas en medio del bosque o de los prados, geometrías que se convierten en refugio o en hogar Cada vez que veo una cabaña abandonada no puedo dejar de pensar en las personas que la construyeron y la habitaron. Para mí son tan importantes como los restos de cualquier civilización abandonada, hace decenas de siglos. A veces basta ver una pared de piedra para imaginar el tipo de la persona que la construyó, su personalidad, su forma de ver la vida. La perfección de esa esquina de piedra labrada da idea de le metódica personalidad de su constructor, de su afán por hacer las cosas bien, de sus conocimientos. Hace años que el campo asturiano (como el de muchas otras regiones de este país) se está convirtiendo en las ruinas de una civilización perdida y no puedes evitar un sentimiento de nostalgia por ese mundo que desaparece cada año que pasa.

 


Techo de lajas de piedra cubiertas de líquenes en una de las cabañas del camino.

Esta semana la calima lo invade todo y las fotos se llenan de esa bruma terrosa que ha invadido todo el país. Aún así creo merece la pena contemplarlas.



Llamas tiene una iglesia románica muy interesante y un casco urbano de casas de piedra, hórreos y establos para el ganado.








Los tejados de lajas, antes muy comunes, van desapareciendo sustituidos por teja roja.







Dejamos atrás el pueblo  y vamos ganado altura entre prados de color esmeralda.


Caminando entre viejos castaños injertados hace cientos de años.


Crecen acebos en el sotobosque, entre los castaños.


Un viejo tronco de castaño herido por algún rayo.


Tronco de castaño cubierto de hiedra.



El pueblo de Conforcos en una ladera.




Los cerezos en flor iluminan el bosque, todavía sin hojas.


Típica cabaña con establo y árboles de fresnos.


Vacas pastando.





Cruzando un hayedo.


Primaveras al borde del camino.


Establos y cabañas abandonadas en medio del bosque.



Sorprende la perfección de la pared de piedra de esta cabaña abandonada. Geometría en estado puro y mucha destreza.
    

Ventano de madera en una cabaña.






Un caserío abandonado.






Ventana y puerta de recia madera.


Cerezos y retazos de nieve en el Pico Torres.


Cabaña y cerezos en flor.


El pueblo de Llanos fin de la ruta.




4 comentarios:

  1. Precioso reportaje amigo Jose, no he podido leerte pues, tengo los ojos sumamente irritados, muy cansados por el duro trabajo de joven metido entre cuatro paredes y sigo castigándoles ahora también. Espero se pase este malestar, ahora mismo, ando estos días con gafas de sol sentado a ratos en el ordenador.
    Un abrazo y buen fin de semana.

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    1. Gracias Juan. Espero que te mejores de esa irritación. Los ojos es lo mejor que tenemos y hay que cuidarlos en extremo.
      Un abrazo.

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  2. El reportaje es precioso, como todos los que nos traes. Adoro Asturias. Besos.

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  3. Me apunto esta ruta, en estos tiempos que corren es un buen momento para recorrer la región donde vivimos y así conocerla mejor.

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