martes, 9 de noviembre de 2021

Nieve de Otoño en las montañas de Asturias

 


Camino bordeado de avellanos. Al fondo el pico Torres y las montañas del Puerto de San Isidro.

Esta pasada semana llegaron las lluvias y la nieve a Asturias. Durante una par de días no estaba muy claro hasta que altura caería la nieve y anduve con el alma en vilo, ya que por las mismas fechas, hace dos años, la nieve causó enormes destrozos en la Barrosa y en toda Asturias.  A principios de Noviembre los árboles aún tiene  todas las hojas y los manzanos están cuajados de fruta todavía. Una docena de grandes manzanos fueron arrancados de cuajo por el peso de la nieve y la fruta, y mis arces japoneses perdieron montones de ramas. Algunos aún no se han recuperado del todo todavía. En los bosques de Asturias son aún muy patentes los destrozos causados por la nieve en aquella ocasión.  Por suerte, esta vez la nieve se quedó por encima de los 700 metros, pero parece que, con el cambio climático, estos fenómenos extremos cada vez van a ser más comunes en todas partes, así que mi desasosiego como jardinero está justificado.

 


El roble o carballo es uno de los árboles más comunes en las laderas soleadas de Asturias.


Esta gran haya (Fagus silvática) es el otro gran árbol de los bosques asturianos.

Esta vez el conocido refrán de “por todos  los Santos la nieve por los cantos” se cumplió a rajatabla, y es un placer dar fe de la belleza que supone la blancura de la nieve cubriendo las montañas, mientras un poco más abajo los bosques se tiñen de colores dorados y carmín. Para hacer buenas fotos en las montañas hay que madrugar, ya que la luz es más transparente a esa hora y, por lo general, hay más posibilidades de que no haya bruma empañando los valles y las laderas de las montañas. Además, las diferencias entre las zonas de luz y sombra crea muchas más posibilidades para contrastar los colores de las hojas de árboles y arbustos. Por otra parte, el sol incide en las zonas altas hasta dos horas antes que en las zonas llanas de los valles donde se asientan los pueblos, así que no queda más remedio que caminar entre la escarcha y el frío para ir cogiendo altura y llegar a las zonas soleadas. Eso hice el sábado para hacer estas fotos. Subí por el camino de “la Pedrera” en dirección a mi casería de “la Corraina el Quentu”, que tiene unas magníficas vistas sobre los dos puertos de montaña de Vegarada y San Isidro. Desde allí se contemplan los bosques que pueblan las laderas, en su mayoría cubiertos de robles, castaños y avellanos salvajes. De vez en cuando se ve una llamarada carmín y esas son las hojas de los cerezos salvajes. A más altura las hojas de las Hayas (Fagus silvática) cambian lentamente del verde al amarillo dorado, y luego a un caramelo oscuro que más tarde palidece con el frío y la lluvia, ya que las hojas se mantienen en el árbol casi hasta el inicio de la primavera siguiente. En general hay pocos árboles en Asturias cuyas hojas viren hacia al carmín o el purpura en otoño, exceptuando los cerezos. Hay algunos arbustos como el Cornejo, algunas zarzas, viñas salvajes y pocas plantas más que presenten una coloración más llamativa, así que por lo general es el color dorado el que prima en el paisaje otoñal asturiano, no por eso menos interesante que otros paisajes más exóticos.

Aquí os dejo una muestra de esta excursión para contemplar la nieve temprana en las montañas asturianas que ya anuncian la inevitable Navidad, y un invierno lleno de desconocidos imprevistos. Espero que os gusten.



Escarcha y pared de piedra seca en el camino de la Pedrera.


En el camino de piedra y hojas aún no ha llegado el sol.


El sol se cuela detrás de mi según voy alcanzado altura.


A la altura de la Teyera el sol ilumina las montañas, y los árboles comienzan a brillar sobre las sombras.


La escarcha comienza a fundirse con la luz del sol. Unos pollinos permanecen inmóviles calentándose al sol.


El Puerto de Vegarada comienza a asomar entre las hojas de un Haya.


La luz dorada de la mañana va perfilando los árboles del bosque. Los colores rojos corresponden a los cerezos salvajes.





Una cabaña se perfila en el camino con las montañas nevadas al fondo.




Al hacer esta fotografía, utilizo la zona de sombra de la ladera para contrastar las hojas doradas de los avellanos


Ya en los prados de la "Corraina el Quentu". Este gran cerezo ya estaba así cuando yo era niño.



Cerca de la cabaña de la Corraina. Estos árboles, entre ellos un Liquidambar, además de la tuyas recortadas, ya los planté yo cuando era un muchacho.



Troncos de Fresnos centenarios en los cierres de los prados.


Antojana de la cabaña de la Corraina.




Entre los árboles se divisa el valle de Felechosa.


Uno de los prados bordeado de robles, con las montañas nevadas al fondo.


Montañas de Vegarada a través de las hojas de un Roble.


Cabaña cubierta de hiedra. Al fondo el Pico Torres.






El valle de Casomera hacia el Puerto de Vegarada que separa Aller de León.


Arboles en el camino de vuelta.


Tronco de un gran roble y avellanos.


Avellanos salvajes.


Camino de regreso a la Barrosa.






Ya estoy de vuelta en casa.


Las montañas nevadas se cuelan entre el rojo de los Arces.

8 comentarios:

  1. Bellas estampas casi invernales. De momento, mejor continúe así y no tengas destrozos en el jardín. Los árboles dañados siempre les cuesta recuperarse.
    Un abrazo y buen resto de semana.

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  2. Que entorno tan maravilloso. Precioso colorido y paisaje y precioso el espacio tuyo que enriquece una parte del mismo. Suerte de disfrutar de tan bello lugar. Nosotros aprovechamos las fotografías, un regalo de otoño. Graciñas

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    1. Gracias Juve. Me alegro de que te guste este paisaje otoñal tan común en la montaña asturiana.
      Un abrazo

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  3. fai friu! aqui ya se ve los tejados blancos por las mañanas... pese a todo me encanta el otoño

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    1. El otoño es bonito en todas partes. Aquí ya empieza a hacer frio pero no tanto como debería con este tiempo tan descontrolado que tenemos.
      Un saludo

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  4. El paseo me gustó mucho y me dio un poco de frío verlo, pero está todo precioso. Besos.

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  5. Gracias teresa. Me alegro de que te gusten estos paisajes.
    Un abrazo

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