La cabeza nevada del Teide, desde el Puerto de la Cruz |
En 1980, recién aprobadas las oposiciones,
con 23 años y todo el ímpetu de la juventud por delante, llegué como profesor de Secundaria a la Orotava, Tenerife. Las islas Canarias era el lugar
más lejano que uno podía imaginar en esas fechas. Un lugar tan hermoso y tan diferente
de lo que yo conocía, que sin duda marcó
mi vida para siempre. Allí permanecí ocho años, en diferentes islas, haciéndome
adicto a la aventura, a los viajes, a los lugares cálidos y a una vida bastante
errante. Esa es la realidad. Desde aquella época apenas había regresado a las
islas más que por espacios cortos de tiempo, en contadas ocasiones y casi siempre
por motivos de trabajo. Esta vez he vuelto con bastante más tiempo y he viajado
por tres de estas islas en busca de recuerdos perdidos. Las islas han cambiado
mucho en estos casi 40 años pero algunos recuerdos permanecen y flotan en el
aire tibio de esa primavera casi permanente en la que viví durante varios años.
Recuerdo con perfecta nitidez la felicidad que sentía al conducir por la recién
inaugurada autopista del Norte, a las ocho de la mañana, con el sol bañando el
mar y el precioso valle de la Orotava, mientras arriba el Teide asomaba su
cabeza envuelta en gasas de nubes rosadas. Nunca me he olvidado de esa
sensación.
En aquellos primeros años 80, la isla de Tenerife apenas llegaba al medio millón de habitantes y el Puerto de la Cruz, en el norte, era el centro del turismo con 35 mil plazas hoteleras. En el resto de la isla el turismo apenas comenzaba a despuntar y, en algunos pueblos de la montaña y de los valles interiores apenas lo conocían y la vida discurría, como siempre, al lento ritmo de la vida rural: siembra y recolección, cuidado del ganado y fiestas patronales. Poco queda de eso. Hoy la isla supera el millón de habitantes, al que hay que añadir los casi 8 millones de visitantes durante el último año turístico antes del Covid, y que implica una población flotante de otro medio millón abundante cada día del año. Eso hace que uno tenga la impresión de estar siempre rodeado de gente en todas partes. Las autopistas están a reventar y las casas parecen ocupar todo el espacio posible de la isla. Sin embargo no todo es negativo ni mucho menos. La isla es grande y montañosa, y aún quedan muchos espacios vacíos donde respirar tranquilidad, en los bosques y barrancos que rodean el Teide y las medianías. En las laderas de las montañas aún resisten numerosos pueblos pequeños y algunos otros como Icod, la Orotava, La laguna, Garachico y muchos otros se han embellecido, restaurado y mejorado significativamente. Todo el norte de la isla sigue conservando ese lujurioso aspecto de vergel y se han incrementado notablemente la presencia de jardines en pueblos y casas privadas, rotondas, bordes de carreteras, etc. El abandono de algunas zonas de terrazas de cultivo también he llevado consigo un crecimiento de la vegetación autóctona que recupera así antiguas zonas agrícolas e incrementa su presencia en laderas y barrancos. La isla parece aún más verde que cuando yo la conocí.
Estas son algunas de las fotos del Teide que hice entre 1980-83, hace 40 años
Yo en 1980 |
El Teide desde el Roque de los muchachos. |
Vegetación de invierno en las Cañadas. |
El Teide de cerca, cara Sur; se pueden apreciar pequeños trazos de nieve y las torres metálicas del Teleférico que en invierno raras veces está operativo. |
Capilla cerca del Parador de Turismo. |
Llanos de Ucanca en trono al Teide. |
Estos espolones rocosos reciben el nombre de "la catedral" |
Plantas de "lavandula canariensis", planta endémica de Canarias. |
Estas vistas corresponden al Sendero "Ruta de los roques de García", un sendero circular de varios kilómetros, llano y fácil de hacer en torno a la parte más visitada del Teide. |
Vegetación característica en esta ruta. La planta más común es la llamada Hierba Pajonera (Descurainia bourgaeana) que aún conserva las semillas en invierno. |
Este sendero discurre entre matas de hierba pajonera y retamas. |
La retama del Teide es un arbusto extremadamente resistente. Florecerá en blanco dentro de un par de meses. |
Cara norte del Teide (el mismo día). Sorprende ver la acumulación mucho mayor de nieve en esta cara así como la vegetación más verde. |
La cara norte es más ventosa e inclemente, aunque la composición del suelo es similar. |
Cara norte del Teide. |
Vegetación entre la arena gruesa de antiguas erupciones. |
pase por alli a final de verano pasado, la vegetacion agostada nada que ver con lo que nos muestras, la unica actividad incesante era en los aparcamientos del teide y del parador para la foto y chao del 90% de los que suben al teide... fui desde el aparcamiento del teide hasta el parador por una senda y apenas me encontre con un par de personas y unos escaladores y un grupo de cazadores de conejos con huron y perro... me comentaron que tenian permiso y era una caza tradicional en el teide... La verdad que las canarias son otro mundo, es la primera vez que viajo por esas islas y como bien dices mucho turismo y un ambiente por decirlod e algun modo"caribeño" visite garachico tambien! y la orotava etc etc... estoy expectante por tus siguientes entradas! un saludo
ResponderEliminarTenerife es una isla preciosa y tiene mucho que ver y, sin duda, es mucho más agradable en primavera o en invierno que durante el verano. Iré poniendo entradas de diferentes sitios y estoy seguro de que te van a gustar.
ResponderEliminarUn saludo
por cierto tambien me llamo la atención las cabañas que se veian asi como carteles de avisando de colmenas.... entiendo que será estacional porque en la epoca cuando yo fui no habia ni lagartos jejejej
ResponderEliminarYo todavía conocí un poquito de la actividad ganadera en torno a las cumbres de Tenerife y a sus barrancos, que ahora ha desaparecido casi totalmente. Lo de las colmenas es nuevo y se le está dando gran importancia a la miel producida con las floraciones de plantas autóctonas.
EliminarBueno Jose Antonio, ya de vuelta, haces bien no dejar el blog. Siempre es un entretenimiento más, aunque en mi caso me está costando, no ya mantenerlo, más bien visitar a los amigos. Al día le faltan horas, el jardín me aclama y muchas veces le hago esperar demasiado.
ResponderEliminarEstá bien recordar tiempos de juventud, bendito tesoro. Yo casi prefiero no acordarme, por aquello de "quién te avisto y quién te ve" pero bueno, los años no pasan en balde para todos.
La isla de Tenerife es preciosa, al igual que el resto de islas Canarias.
Un abrazo.
Me alegro de que estés bien y con animo de seguir tus actividades blogueras, aunque es cierto que lleva su tiempo, sobre todo visitar decenas de otros blogs como es tu caso. El pasado está ahí y, a veces, no está mal visitarlo para recordar los buenos momentos pasados, las vueltas que da la vida, y rememorar que ha merecido la pena.
EliminarUn abrazo
Estuve allí hace unos 25 años y me gustó mucho, más reciente estuve en Gran Canaria ( que uno de mis yernos es de ahí ) tengo ganas de volver. Me encantó tu entrada, deseando ver más. Besos.
ResponderEliminarTeresa, gracias por verte de nuevo en este blog. Me alegro de que conozcas Canarias. Yo hacía mucho que no iba allí y es un lugar precioso del que deberíamos disfrutar más, los españoles, tal como hacen millones de otros europeos.
ResponderEliminarUn abrazo
Qué paisaje tan bonito tiene Tenerife. Estoy escribiendo un artículo de jardines en el desierto y el paisaje, salvando muchas diferencias, se parecen. Me alegra volver a verte por aquí, escribiendo y compartiendo experiencias.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Mónica. En Canarias hay muy buenos jardines con plantas del desierto. Ya verá algunos más adelante. Todas las islas son diferentes e igual de interesantes. Merece la pena varias visitas para conocerlas.
EliminarUn abrazo
Que sitio tan maravilloso ^^
ResponderEliminarGracias Malindha.
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