martes, 30 de mayo de 2023

El Jardín Botánico de Gijón cumple 20 años y continúa su ampliación.



Lago con nenúfares, parte del Itinerario Atlántico terminado recientemente.

El jardín botánico de Gijón sigue creciendo en tamaño, en un intento por completar el inmenso Bioma Atlántico  del plan original, a pesar del abandono manifiesto que sufren muchas de sus colecciones de plantas por falta de mantenimiento y personal. Hoy he visitado el jardín como hago cada año y vuelvo a casa con el mismo desasosiego de siempre. Cada vez hay más carteles señalando lugares vacíos donde el año anterior había una planta.

 


"Geranium Rozanne", en el nuevo parterre de plantas perennes creado por el español Fernando González, residente en Inglaterra, donde es uno de los jardineros mas influyentes en estos momentos.


El laberinto de laurel se ha terminado no hace mucho.

Muchos de nosotros que escribimos y leemos estos blogs de jardinería sabemos del enorme trabajo que supone mantener un jardín, y de lo fácil que es perder un buen número de plantas cada año. El clima y la naturaleza son implacables y cada invierno es una batalla por intentar mantener el equilibrio y la supervivencia.  Conservar un jardín de las dimensiones del Botánico de Gijón, de casi 25 hectáreas, es una tarea enorme para los pocas decenas de empleados con los que cuenta. (He leído en algún lugar, que el jardín cuenta con aproximadamente 30 empleados fijos que ahora ya dependen del Ayuntamiento). A la vuelta reflexionaba de que no hay duda de que los españoles somos especialistas en tener grandes ideas o en diseñar espacios magníficos pero rara vez dedicamos el tiempo necesario, o tenemos los medios suficientes para su mantenimiento, y así el país está lleno de museos vacíos y de grandiosos edificios, sin uso aparente, que terminan por deteriorarse sin remedio. También he leído, por pura comparación y curiosidad, que el Jardín botánico de Kew, en Inglaterra, da empleo a 1.100 personas, y uno de los varios jardines de la Royal Horticultural Society como el de Wisley, emplea 200 jardineros profesionales y otros 400 entre aprendices y voluntarios. Las comparaciones son odiosas, pero está claro que intentar mantener el Jardín Botánico de Gijón con 30 empleados da risa, cuando no bastante pena. El resultado es obvio y la batalla contra las malas hierbas está perdida de antemano, cuando no la muerte o desaparición de decenas de plantas cada año.


En este precioso jardín de plantas medicinales hay muchos espacios vacíos y pantas desaparecidas.

El nuevo Director decía hace poco a un periódico local que “un jardín botánico sin investigación se muere y termina por convertirse en un parque”. Yo pienso que por muy loable que sea la investigación, un jardín botánico sin jardineros suficientes para mantenerlo, termina por convertirse en un despilfarro y en una chapuza: una inútil batalla contra las malas hierbas, la desgana y la muerte anunciada de decenas de ejemplares botánicos cada año.  

 


La magnífica colección de fucsias silvestres de hace unos años, ha quedado reducida a un par de ejemplares. El resto han desaparecido.


La colección de Proteas y Banksias ha casi desaparecido, apenas queda este ejemplar.

Y sin embargo sigo creyendo que este jardín Botánico tiene todas las cartas para convertirse algún día en uno de los mejores jardines de Europa. El lugar físico y el diseño del jardín son realmente buenos. Los espacios están bien definidos. Cuenta con algunos ejemplares de árboles y plantas espectaculares y con un conjunto de edificios y estatuaria bastante notables. La presencia de agua en forma de pequeños lagos y riachuelos añade gran diversidad a los diferentes biomas. El suelo y la climatología son inmejorables. El entorno, con la torre y los edificios de la Universidad Laboral, añaden una arquitectura notable y valiosa. No creo que se pueda pedir mucho más. Tan solo se necesita personal con la suficiente formación para saber lo que hace y una dirección que dirija y sepa definir con claridad las prioridades del jardín y sobre todo que sea especialista en plantas y jardines. En Europa y, sobre todo en Inglaterra, hay decenas de jardines botánicos tanto públicos como privados, magníficamente bien dirigidos, que son un placer para los sentidos, ofrecen puestos de trabajo y formación a miles de personas cada año y además son autosuficientes económicamente y crean riqueza en el entorno en el que habitan. Tan solo hay que aprender de los que ya saben, algo que a los españoles nos cuesta trabajo.


Los ejemplares de árboles frutales se mantienen relativamente bien


Vista del huerto, una de las partes mejor cuidadas.


Precioso ejemplar de Melia azederach también llamado Cinamomo, un árbolillo nativo del sureste asiático.


Estas campanelas están invadiendo lugares donde había otras plantas.


Vista del jardín de Iris y otros bulbos.


Detalle ornamental de la parte más antigua:  Jardín histórico de la Isla.


Tejo y otros árboles de grandes dimensiones en esta parte del jardín.




Robledal del Tragamón. Forma parte del Botánico como bioma atlántico.


Este robledal se conserva en perfecto estado desde hace siglos.


Algunos ejemplares tienen más de 400 años.


Se han conservado gracias a un uso mixto. Se podaban las ramas para producir carbón vegetal y también se aprovechaban las bellotas y el pasto para el ganado.


Helechos arbóreos creciendo al lado de los viejos robles.


Lago con vegetación acuática de Juncos e Iris.


Bioma de ribera atlántica.




El pequeño arroyo que cruza todo el parque. 


Acanthus mollis.


Saxifragas de flor blanca en la ladera de la cascada.


Detalle ornamental en el Jardín de la Isla.




Gunneras creciendo al lado del arroyo.



Precioso Cornus florida de hoja amarilla


Dos magníficos cedros de gran tamaño: cedro del Himalaya, arriba y del Líbano abajo. 




Entorno del Jardín de la Isla con numerosos variedades de Helechos, Begonias y Geranium.


Lago y fuente en el Jardín de la isla.


Jardín de arces japoneses.


Jardín de árboles frutales.


Parterre de plantas perennes diseñado por el jardinero español Fernando González.



Tres vistas del Bioma cantábrico, la parte más nueva del jardín.







El laberinto recién terminado.


2 comentarios:

  1. Como siempre amigo, los jardines se crean, pero luego hay que mantenerles, sin los cuidados apropiados, un jardín puede casi desaparecer en muy corto espacio de tiempo. Este jardín le visité hace ya bastantes años cuando aún estaba en construcción y a decir verdad ahora mismo no recuerdo nada de lo que vi, es más, ninguna de tus instantáneas me trae algún recuerdo.
    Es una pena que espacios ya creados no se mantengan en las condiciones más apropiadas y óptimas.
    Un abrazo Jose.

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  2. Gracias Juan. Mantener un jardín de estas dimensiones con poco dinero y unos pocos empleados es un tarea casi inútil. Pasan los años y las cosas siguen igual. Muchas plantas desparecen y las que sobreviven casi nunca están en las mejores condiciones. Tal como comento, para los políticos de este país es muy fácil tener grandes ideas y construir. Otra cosa es mantenerlas. Ahí casi siempre fallamos.
    Un abrazo

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