martes, 2 de julio de 2024

Chapada Diamantina. Bahía. Brasil 2006.

 


El pueblo de Lençois al lado del río

Chapada Diamantina es una región a unos 400 km. de la ciudad de Salvador de Bahía, capital del estado del mismo nombre. A mediados del siglo XIX, justo cuando comenzaban a agotarse las minas de oro de Minas Gerais, alguien descubrió diamantes en uno de los ríos que pueblan la zona y la “fiebre del diamante” sacudió el país y cientos de “garrimpeiros” invadieron una zona de bosques y montañas olvidada de la mano de dios, y por unas décadas se crearon decenas de pequeños pueblos en torno a los ríos y la riqueza fluyó hacia Salvador de Bahía y otras ciudades de la costa de Brasil. La fiebre del diamante duró apenas unas décadas y para principios del siglo XX la riqueza de los ríos se había agotado. A mediados de siglo se intentó de nuevo, esta vez con grandes máquinas colocadas a lo largo de los ríos, volver a tentar la suerte. Por suerte el gobierno decidió parar aquel desastre ecológico una década después, declarando gran parte de la región como Parque y reserva de la naturaleza. Hoy en día es uno de los parajes más hermosos de Brasil con extensos valles boscosos de los que sobresalen mesas y promontorios que recuerdan un poco el Cañón del Colorado o los “tepuys” de Venezuela. Hay numerosas cascadas y preciosos ríos, cuevas inexploradas y multitud de lugares para hacer excursiones y actividades deportivas. Además, unos pocos pueblos se han conservado bastante bien y tiene mucho interés por su arquitectura y su entorno.

 


Paisaje de "tepuys" en Chapada Diamantina.


El pueblo de Lençois mantiene una arquitectura muy similar a la de cualquier pueblo portugués de la montaña.

Yo viajé en autobús casi ocho horas desde Salvador de Bahía hasta Lençois, uno de los pueblos mejor conservados de la zona, con una interesante arquitectura colonial de casa bajas, calles adoquinadas y al borde de un precioso río de agua color café. El pueblo fue fundado en 1845 como centro para el control y venta de los diamantes de la zona y para el comercio y abastecimiento en general. Hay incluso un consulado francés que dejó de funcionar hace tiempo. En 2006 no hacía mucho que el turismo había llegado a la zona y la mayoría de la gente que encontré en los pequeños hoteles, restaurantes y excursiones guiadas eran funcionarios de las ciudades de la costa que disfrutaban de sus vacaciones, gracias al abundante incremento de sus salarios por parte del presidente Lula da Silva. Al menos eso fue lo que me comentaron. El pequeño pueblo de Lençois es una delicia, y uno podría quedarse allí durante varias semanas y siempre hay algo que hacer o ver. Las pozas del río son un excelente lugar para pasar el tiempo remojándose en sus aguas frías. Lo mejor es apuntarse a las decenas de actividades que organizan los hoteles con guías locales. Yo hice varias caminatas visitando cascadas, recorridos en barca por los ríos de la zona y hasta buceé en las lagunas azules en el interior de una enorme cueva. Sin duda uno de los sitios más agradables del interior de Brasil para pasar una semana.

 


Plaza principal del pueblo con el suelo de piedra.

A la tarde se `puede tomar una “cachaza” en la terraza de alguno de sus numerosos bares y cenar una excelente carne en cualquiera de los numerosos restaurantes del pueblo. Supongo que 20 años después de aquél viaje las cosas probablemente no serán exactamente igual pero lo recomiendo como uno de los lugares más tranquilos y agradables de todo Brasil y con una temperatura ideal dado que está en plena montaña.




Yo en ese viaje.


Vistas del parque con esas "mesas" que recuerdan el Cañón del Colorado.


Un descanso en la ruta.



Una extraña planta de la familia del Paepalanthus.


La cascada de Fumaça con muy poco agua.


 


El antiguo consulado francés en Lençois.


Una de las iglesias del pueblo.


Las calles son empinadas y con adoquines.




En la plaza central.


Excursión por uno de los ríos de los alrededores.





Una poza en el río. Tienen bastante profundidad y son muy adecuadas para bañarse.



Durante la excursión un "garrimpeiro" nos ofreció unos diamantes. Por el mayor pide 400 dólares. Son unas piedras muy hermosas y con un brillo espectacular.


Un a de las numerosas "Cachoeiras" de los ríos de esta zona.


Excursión em barca por una laguna cubierta de jacintos de agua.









Visitando una de las cuevas de la zona. El agua es asombrosamente transparente y fría.


El "pozo azul", dentro de una de las cuevas.


Nuestra "pousada" a la orilla del río.


Mujeres lavando en el río.



Calle del pueblo de Lençois.


El pueblo durante la noche.




4 comentarios:

  1. Es un pueblo precioso, me ha encantado. Saludos.

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  2. Un viaje apasionante sin duda ¡qué buen recuerdo estas fotos!
    Muchos besos.

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    1. Gracias Montse. Brasil es un país muy desconocido para el turismo español y tiene lugares muy bonitos, sin duda.
      Un abrazo

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