Jardín de la Fundación Museo Evaristo Valle en Gijón. Asturias.

 

Palacete de la Fundación Museo Evaristo Valle en Gijón.

El Museo Evaristo Valle es una de esas joyas escondidas que guarda Asturias y que muy poca gente conoce, incluidos muchos asturianos. Tal vez sea porque se encuentra un poco a desmano, en un barrio de las afueras de Gijón, o tal vez porque no se hace la suficiente propaganda o divulgación. El Museo Fundación Evaristo Valle tiene un enorme interés no solo por albergar una parte importante de la obra del pintor, así como de sus recuerdos y colecciones, sino también por el precioso jardín que rodea el palacete donde se expone su obra, y por la importante colección de escultura contemporánea distribuida por los diferentes espacios del jardín, fruto de donaciones y depósitos, en su mayor parte.

Estudio del pintor.

La Fundación fue creada por la sobrina del pintor, María Rodríguez del Valle,  quién donó el palacio y jardines que lo rodean con el fin de divulgar y dar a conocer la obra de su tío. Evaristo Valle (1873-1951) es uno de esos pintores a medio camino entre el costumbrismo y el postimpresionismo con un estilo muy personal lleno de luminosidad y simbolismo. Pocos pintores llegaron a plasmar con tanto expresividad y humor la vida rural asturiana, el paisaje, o los personajes y costumbres de su época. Sus personajes carnavalescos recuerdan a Goya y Solana, mientras que sus retratos y paisajes tienen rasgos de Gauguin y de los fauvistas franceses. No en vano pasó en sus comienzos, un tiempo en Francia, empapándose de los nuevos movimientos pictóricos.  Nadie mejor que él supo captar el verde y los cielos grises de Asturias. En vida nunca tuvo el mérito que se merecía y, a pesar de que expuso en Nueva York, Londres y Madrid, nunca consiguió vender mucho, ni vivir dignamente de su trabajo, como les ocurrió a tantos otros pintores a lo largo de la historia.

 

Escultura en el jardín.

En cuanto al jardín, está casi igual que desde su creación, a mediados del siglo XIX. En esa época se plantaron más de 100 especies arbóreas traídas de diferentes países. Predominan los setos de boj y de tejo. Es una mezcla de jardín francés con recuerdos de los jardines paisajistas ingleses. Apenas hay concesión al color. Tan solo algunas rosas, hidrangeas y pocas cosas más, que no estaban en flor cuando lo visité, a principio de primavera, rompen un poco el verde y el gris que predomina en el paisaje. Las esculturas lucen magníficas por todos los rincones, pero eché en falta el nombre del autor a su lado, ya que apenas hay información sobre ellas. Si alguna vez pasáis por Gijón creo que merece la pena una visita. Es un lugar que emana una profunda tranquilidad y sosiego. Aquí os dejo unas fotos de estos jardines.

Setos de boje y palmeras. El clima benigno de la costa de Gijón permite el crecimiento de árboles de muchas zonas climáticas.

Esculturas entre Magnolios y Cedros.

Gigantesco Cedro Atlántica.

Esculturas clásicas conviven con otras contemporáneas.

Grandes tejos en topiaria al estilo Ingles.

Unas rosas añaden un destello de color.

Esculturas de Fernando Alba a la entrada al palacete.

Una pequeña colección de Bonsáis en uno de los edificios anexos.

El jardín es un remanso de paz y tranquilidad.

Unos pocos arriates con Bergenias y Agapantos son las únicas concesiones al color.

Obra temprana de tipo costumbrista.

Una de las salas con obra del pintor.

Dos de sus conocidas "Carnavaladas", de un estilo más expresionista.

El museo también expone colecciones de dibujos, fotografías y curiosidades recolectadas por el pintor a lo largo de su vida.