martes, 21 de agosto de 2018

Viajes en el pasado: 2012. Islas Tongean, Indonesia


Atardecer en el embarcadero de "Paradise resort". Kadidiri island.
Siempre he sentido una gran fascinación por las islas, esos microcosmos de belleza y soledad que en algún lugar del planeta se agarran a la vida como garrapatas sobre la superficie del agua. Ta vez en mi infancia leí demasiados libros de aventuras tipo “Robinson Crusoe”, o “La isla del tesoro”.  También viví unos años en Tenerife y en Lanzarote, lo que marcó aún más mi relación de “amor-odio” con las islas. Sea como sea, siempre que puedo, incluyo una isla en mis viajes. No para llegar allí en forma de paquete turístico con todo incluido, sino en transportes locales , disfrutar de las playas, bucear, y sentir, al menos superficialmente, la sensación de vivir allí lejos de todo lo que conoces. La mayoría de las veces sin Internet, teléfono y todas esas cosas que el “turista” necesita para sobrevivir. Lo cierto es que, después de 10 o 15 días de estar allí, henchido de paz y belleza, te vas con cierta sensación de alivio de volver a la realidad civilizadora a la que perteneces.  

La transparencia del agua es asombrosa.




Las islas Tongean que os presento hoy, están lejos, muy lejos de todos los folletos turísticos que suelen manejar las Agencias de viajes españolas. Situadas en una pequeña bahía al norte de la isla de Sulawesi (Indonesia), forman parte de las llamadas, en español, Islas Célebes y, aunque hoy no nos digan nada, hace doscientos años, es probable que algún barco español se perdiera por allí rumbo a Filipinas. 

Uno no va a las islas Tongean por casualidad. La mayor parte de los pocos españoles que hemos llegado hasta allí, las hemos incluido en un viaje más largo, cuyo principal objetivo es visitar la cultura de los Tana Toraja en la isla de Sulawesi  (esa cultura que ha hecho un gran negocio de la muerte, hasta el punto de que toda la economía de la isla gira en torno a los grandes funerales que se celebran durante los veranos. Hablaré de ello en otra ocasión). Algunos, hartos de tanta decapitación de búfalos y celebraciones, decidimos continuar viaje y disfrutar de unos días de asueto en unas playas de arena blanca y sobre todo bucear en algunos de los arrecifes más limpios que quedan en el planeta.
 
Sacrificio de búfalos en un funeral en el territorio de los Tana Toraja (isla de Sulawesi)


Isla de Sulawesi con su enorme bahía en su parte norte, en el mar de Maluku.
No es fácil llegar allí. Horas de autobús por carreteras infernales, más un largo trayecto en un barco que solo viaja dos días a la semana, y no queda más remedio que tomar la decisión de quedarte en alguno de los resort ya preparados para los turistas. En las islas no hay carreteras ni otra posibilidad de transporte más que pequeñas barcas. Solo hay electricidad unas horas al día y la principal actividad es tumbarte en una hamaca, remojarte en el agua transparente, bucear o trasladarte en barco de un pueblecillo a otro. Las islas están cubiertas por una vegetación tan espesa que ni siquiera es posible adentrarse en el interior. Eso sí, por veinte euros al día puedes disfrutar de un día completo, incluidas todas las comidas, en alguno de los bonitos hotelitos escondidos en alguna de las playas. Desde allí haces excursiones a otras islas y te llevan a bucear o a hacer snorkelling en los mejores lugares de los alrededores. La variedad de corales y peces es espectacular y me gustaría que los vierais, pero como no tengo equipo de fotografía para el agua, solo queda imaginarlo desde el exterior. Espero que estas fotos os alegren el final de un verano que aquí en Asturias ha sabido a muy poco.

Tentena, un pueblecillo cerca de Ampana, en la costa norte de Sulawesi donde se coge el barco para ls islas Tongean.

Clerodendrum bungei, en una calle de Tentena.


Un niño viene de pescar entre los arrozales.


En esta zona, la mayor parte de la población es católica, al contrario que en el resto del país de mayoría musulman. Eso ha dado lugara a muchos enfrentamientos a lo largo de los años. Hoy todo parece en calma.

Estas vallas recueradn el dominio colonial europeo.


La mayor parte de la población vive de la pesca en el lago Poso.

Casas a la orilla del lago.



En barco hacia las islas Tongean.
El barco navega a través de canales entre las islas, lo que nos permite ver de cerca los pueblos.


Palafitos en las costas de las islas Tongean.



Paradise Resort. Aquí pasaré una semana lejos del mundo.

Mi bungalow de madera tradicional.

Embarcadero al atardecer.

Contemplando la puesta de sol.

El agua es tan transparente que se puede ver el fondo incluso a un par de metros.


Estos peces nadando junto al embarcadero se llaman "peces murcielago"(pinnate batfish).



Usamos estas barcas para ir a hacer snorkelling y movernos entre las islas.
Una playa vacia desde la barca.

Esa cabaña marca uno de los mejores arrecifes de coral que se puedan ver hoy en día.


Visitando un restaurante al lado del agua.


Nuestra lancha y una playa de ensueño. Nada que envidiar a las Maldivas u otra islas similares más conocidas.


Contemplar los cambios de luz de nuestro embarcadero mientras se toma una cerveza es casi obligatorio cada atardecer.



Yo en el embarcadero.

Otra playa y una jaula para peces.

Ciertamente parece un animal prehistórico.

De vuelta al barco.

Adios a nuestro "resort" perdido en el paraiso.

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